el reo de muerte
José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado, más conocido como José de Espronceda, es considerado el escritor más destacado del Romanticismo español de la primera mitad del siglo XIX.
Nació el 25 de marzo en Badajoz, en el año 1808. A lo largo de su vida, estudió en el colegio de San Mateo, de Madrid, donde tuvo como profesor a Alberto Lista. Espronceda, siguió los pasos de su profesor, y a los quince años creó los Numantinos, para vengar la muerte de Rafael de Riego. En 1823, funda junto a unos alumnos de Alberto Lista la academia del Mirto.
Tras el desencuentro amoroso que tuvo con Teresa y la …ver más…
Ej: “en silencio gime el reo”, “medio encubierto el semblante…”. Existe un paralelismo. Ej: “y el cantar de las rameras, y el desorden bacanal”. Podemos observar dos interrogaciones retóricas: “¿es acaso de temor o de amargura?”, “¿Mas qué rumor a deshora rompe el silencio?”. Destacamos el polisíndeton de la palabra “y”. Ej: “y una guitarra a la par, y gritos y de botellas, y el amoroso estallido, y la voz de los borrachos, y sus brindis, y el cantar de las rameras, y el desorden bacanal…” En el cual repite insistentemente esta palabra para que nos fijemos en que ay muchas cosas y cada vez aumenta.
Ay una gran antítesis en el texto, ya que podemos observar dos realidades, una en la que se encuentra el reo, con una situación melancólica de tristeza y agonía porque se acerca el día de su muerte, y otra que es la que está en el exterior de la cárcel, la cual describe con alegría. Ej: carcajadas, brindis, quimeras…” dando la sensación de que no les importa el sufrimiento del reo, sino que siguen su vida, con alegría, y ay que aprovechar el tiempo en el que se está vivo.
A lo largo del texto podemos destacar las personificaciones. Ej: “luz funeral, la muerte en acecho, alegre cantinela, amoroso estallido, eco infausto, suerte impía, aciago día”, pero podemos destacar la citada anteriormente de: “la muerte en acecho”, en la cual habla de la muerte como algo humano, al gran temor del reo.
Al final del poema, aparece una maldición que realiza el reo, “¡Maldición!