Tipos de tamices
Revista Contralínea. Periodismo de investigación
Desnutrición y muerte por enfermedades curables predominan en la Montaña de Guerrero. Las chozas improvisadas como escuelas son abandonadas por los maestros que no se resignan a la maldición de vivir en la zona más pobre del país. Las mujeres parturientas mueren en las agrestes brechas antes de llegar al hospital más cercano. Es Cochoapa El Grande, el “subsahara mexicano” que Vicente Fox prometió sacar del atraso y al que ni una promesa cumplió. Contralínea regresa a los municipios más pobres del país, visitados durante la primera mitad del sexenio pasado, donde la miseria, lejos de abatirse, se profundizó. Zósimo Camacho / Julio César Hernández, fotos / Enviados …ver más…
En San Pedro El Viejo hay una solitaria y decrépita “casa de salud” que es visitada por una brigada médica, a decir de los lugareños, cada dos meses. No cuenta con medicinas ni con una sola herramienta médica. Sólo ostenta, a un costado de la apolillada puerta de tablones, un descolorido y polvoriento cartel propagandístico de la Secretaría de Salud en el que apenas se puede leer la leyenda: “Donde tú estás, está tu salud”. En caso de accidente o enfermedad grave, los “pedreros” tienen que improvisar camillas y contratar una camioneta para trasladar al paciente por una brecha agreste. El tiempo de traslado depende de la temporada del año: entre más humedad haya, más demorará el trayecto. En época de estiaje, salir del corazón de la montaña puede llevar cuatro horas a un conductor habilidoso. En temporada de lluvias, el mismo recorrido supera las nueve horas. Durante agosto y septiembre no hay manera de transitar por los sinuosos caminos montañeros que se convierten en fangos de barro. Los habitantes de San Pedro El Viejo deben contratar por 3 mil 500 pesos una camioneta que los saque de sus comunidades. A eso se suma el pago de alimentos en Tlapa u Ometepec de los acompañantes del enfermo. Ni pensar en alquilar algún cuarto para pasar la noche. Con naturalidad aceptan dormir, encobijados, en las calles, parques y portales de los palacios municipales. Seguramente deberán