Proposiciones condicionales y equivalencia lógica.
Julio Scherer García (versión íntegra)
MÉXICO, D.F., 3 de abril (Proceso).- Una expresión de Julio Scherer García ha quedado grabada con hierro candente, entre muchas otras, en quienes colaboramos con él. “Si el Diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos…”. En el mayor de los sigilos, bajo la exigencia de reserva absoluta que él respetó y respeta, el fundador de Proceso fue convocado a encontrarse con Ismael El Mayo Zambada. “Tenía interés en conocerlo”, le dijo el capo del cártel de Sinaloa, colega y compadre de El Chapo Guzmán. En el encuentro, que terminó en puntos suspensivos, El Mayo Zambada dejó un reto: “Me pueden agarrar en cualquier momento… o nunca”.
Un día de febrero …ver más…
“Ya nos avisarán –me dijo sorpresivamente–. La llamada vendrá por el celular.”
Pasó un tiempo informe, sin manecillas. ‘Paciencia’, me decía.
Salimos al fin a la oscuridad de la noche. En unas horas se cruzarían el ocaso y el amanecer sin luz ni sombra, quieto el mundo. lll Viajamos en una camioneta, seguidos de otra. La segunda desapareció de pronto y ocupó su lugar una tercera. Nos seguía, constante, a cien metros de distancia. Yo sentía la soledad y el silencio en un paisaje de planicies y montañas.
Por veredas y caminos sinuosos ascendimos una cuesta y de un instante a otro el universo entero dio un vuelco. Sobre una superficie de tierra apisonada y bajo un techo de troncos y bejucos, habíamos llegado al refugio del capo, cotizada su cabeza en millones de dólares, famoso como el Chapo y poderoso como el colombiano Escobar, en sus días de auge, zar de la droga.
Ismael Zambada me recibió con la mano dispuesta al saludo y unas palabras de bienvenida:
–Tenía mucho interés en conocerlo.
–Muchas gracias –respondí con naturalidad.
Me encontraba en una construcción rústica de dos recámaras y dos baños, según pude comprobar en los minutos que me pude apartar del capo para lavarme. Al exterior había una mesa de madera tosca para seis comensales, y bajo un árbol que parecía un bosque, tres sillas mecedoras con una pequeña mesa al centro. Me quedó claro que el cobertizo había sido levantado