Poemas Postmodernistas
Labré el aire, y en cárcel de sonido eché a volar el corazón sediento; triste jilguero, al parecer contento, que canta entre palabras oprimido.
Tejí la estrofa cual si fuere un nido; incubé mi dolor, le di alimento, y al trocarse un alado pensamiento, emprendió un largo vuelo hacia el olvido.
Así libra el dolor quien lo embellece.
En la magia verbal de hechicería la tristeza hecha verso no parece;
Siempre el vuelo semeja una alegría;
¡y es el rosal una ascensión de espina en tránsito a la rosa en que termina!
No más que una rosa, 1946
Pedro Prado (1886-1992)
ARTE POÉTICA (Nº 2)
Como la rosa de los vientos sea tu musa atenta al alisio del Norte voltaica, dinámica, ultracósmica, …ver más…
Reflejo en un espejo que el verso enmarca y delimita.
Misterio de Narciso. Sacramento de la ninfa
Eco.
El sentimiento vibra como cuerda pulsada y da una nota de pasión, efímera:
Poesía es el recuerdo de esa música:
Música en el recuerdo y el verso eternizada.
Como en la Religión maduro el hombre vuelve velas atrás, desanda sus pasos desaviados,
Poesía es un volver entraña adentro y corazón adentro adonde Dios, la vida, el ser tienen su centro:
…nunc retrorsum vela dare atque iterare cursus cogor relictus…
Evocación de Horacio, 1948.
Salomón de la Selva (1893-1959)
MADRIGAL PARA LA VOZ EN FUGA
¡Oh, voz de nube!
¡Oh, terciopelo!
¿Cómo nombrar tu música de musgo sin disipar las brumas que te velan?
Viene la voz entre un aroma urgente de jazmines de luna y se derrama sobre el camino ciego de la noche.
Baja por escaleras de tristeza, para perderse entre remotos pinos y aliviarse de penas en los duros espejos de la nieve desolada.
Deja en el aire en llamas su caricia y al recorrer los círculos del viento, un caracol incierto la recoge y la devuelve, al fin, yacente y pálida, muerta sobre un paisaje de silencio.
¡Y no saber cómo nombrarte, para que vuelvas a llorar, subiendo los senderos de luna y de jazmines!
¡Oh, voz de nube!
¡Oh, inasible perfil de ausencia y lágrimas: verte morir y no saber cómo nombrarte!
¡Oh, terciopelo!
Ceniza redimida, 1950. Hérib Campos Cervera (1908-1953)
ASÍ
Dejo aquí, en tus umbrales, mi corazón