Pensando sociologicamente
Rara vez las personas son “exacta y totalmente opuestas”. Si difieren en un aspecto, se asemejan en otro. Las diferencias que las separan no son tan obvias y tajantes como se deduciría del hecho de que se las incluya en categorías opuestas. Se puede demostrar que la mayoría de los rasgos distintivos varían de un modo gradual, suave, imperceptible. (Recordemos la imagen de Schutz de una línea continua, sin divisiones naturales, de modo que la distancia entre dos personas marcadas juntas en esa línea sea infinitamente pequeña; evidentemente, cada límite -o punto de interrupción- que pretenda incluir a todas las personas ubicadas a la izquierda en una categoría opuesta a la de las personas situadas a la derecha, será un límite aleatorio, difícil de defender). Debido a la superposición entre los diversos atributos humanos, y a lo gradual de las variaciones, cada línea divisoria dejará inevitablemente a ambos lados del límite una suerte de zona gris, donde las personas no serían inmediatamente reconocidas como pertenecientes a uno u otro de los dos grupos opuestos que la línea divisoria supone. Esta ambigüedad, no deseada pero inevitable, es sentida como una amenaza, porque confunde la situación y hace muy difícil seleccionar con certeza una actitud adecuada para un contexto de grupo de pertenencia o de grupo foráneo, para adoptar una actitud de amistosa