Nueva galicia
La primera orden religiosa que llegó a tierras novohispanas fue la de los franciscanos. Posteriormente se establecieron dominicos, agustinos, dieguinos, carmelitas, mercedarios, jesuitas, filipenses, juaninos, hipólitos y betlemitas. Esta última orden fue la única fundada en América durante la época colonial. Los frailes regulares no estuvieron sometidos al control de los obispos, por lo menos hasta el siglo XVII, en que por real cédula se ordenó la secularización de las parroquias indígenas administradas por las órdenes religiosas y se prohibieron los bienes raíces de éstas en los 'pueblos de indígenas'. El Clero Secular, constituido por sacerdotes católicos no sujetos a votos religiosos ni a reglas de instituto religioso o monacal, fueron los encargados de administrar las parroquias adscritas a los obispados o diócesis, cuyo titular era el obispo. La jurisdicción de este prelado fue completa sobre el Clero Secular. El obispo en el ejercicio de sus funciones contó con la colaboración de un cuerpo colegiado llamado Cabildo Eclesiástico, encargado del gobierno de la diócesis durante la vacante del obispo. El Cabildo estuvo integrado por tres categorías de religiosos: dignidades, canonjías y prebendados. Además del Cabildo Eclesiástico y sus ministros, el obispo contó con el provisor y vicario general a modo de secretario y ayudante. Por otra parte, la Iglesia en la Nueva España administró sus