Matar a nuestros dioses
Título: Matar a nuestros dioses. Un Dios para un creyente adulto
Autor: José María Mardones (1943-2006)
Editorial: PPC
Lugar: Madrid España
Año: 2006
No. de páginas: 238
Motivaciones:
Esta obra de gran interés pastoral, del autor José Mardones, teólogo, escritor, visionario, lucido, penetrante, abierto y crítico, quien dedicó su vida a la Filosofía y a la Sociología de la Religión, fue investigador del Instituto de Filosofía del CSIC y anteriormente había sido profesor en la Universidad de Deusto y la Universidad del País Vasco, impartiendo las materias de Filosofía de las Ciencias Sociales, nos relata las imágenes equivocas que tenemos de Dios y nos invita a romper con esos patrones de …ver más…
Y lo que hace Jesús es encarnar este amor compasivo.
La imagen de un Dios Ley norma, represor, monarca absoluto, legislador total del universo y consecuente, juez que ordena, dicta, impone, premia y castiga, y personas que lo rechazan, otras que lo soportan y viven en un sistema legalista, en donde se engendra una relación mercantilista, te doy para que me des. Esta es una relación de criado a patrón. Esta imagen de un Dios ley debe cambiar a una relación con un Padre – Madre, un amigo, confidente, a un abandono total en el amor de Dios ya que Él no puede querer que le queramos a la fuerza, no quiere nada que no brote de nuestra libertad. El amor se agradece, no se merece y debemos de empezar a disfrutar del amor gratuito que nos ofrece nuestro Padre.
Colocar a Dios fuera de nosotros es otra imagen muy constante, pensar que es tan grande que no puede caber en espacios confinados, pero el tener esta imagen nos hace percibir un Dios en las alturas y no en nuestros corazones, hay un largo camino del Dios externo por lo cual percibimos un Dios extraño, alejado, un vigilante, un juez fuera de nuestro día a día, con esta imagen tenemos un Dios superficial de nuestra realidad mundana.
En el vivimos nos movemos y existimos, todos tenemos dentro de nosotros un vacío con la forma de Dios, el Espíritu Santo de Él vive y mora en nosotros, llena de fuerza unas veces nuestro corazón y otras lo sostiene y lo consuela, lo calienta y enciende y lo dispone a la