Manual de bienvenida a una empresa
Ángel Ossorio y Gallardo
Quien es Abogado
Urge reubicar el concepto de abogado, hoy se entiende, lo que somos, participamos de honores que no nos corresponde y de vergüenzas que no nos afectan. En España, todo el mundo se cree abogado, mientras este no pruebe lo contrario. El concepto de abogado tiene una mala reputación, hay que acabar con eso. La abogacía no es una consagración académica, sino una concreción profesional. El titulo que obtenemos en la universidad no es de abogados sino de licenciado de derecho, que autoriza ejercer la profesión de abogado. La universidad preside una formación científica, en nuestra licenciatura ni siquiera sirve para eso. En nuestras facultades la historia no se enseña completa, …ver más…
En cambio el egoísmo de esos mismos cristianos ha negado o falsificado el sentido cristiano de la propiedad. Lo que en 20 siglos no se logro, se esta logrando en poco años el empuje arrollador de las masas obreras. Las fuentes de la responsabilidad no eran otras, tradicionalmente, sino la acción y la omisión. La autoridad, símbolo supremo del propietario, en la vida industrial ya se comparte hoy con los obreros. Una corriente establece en España la organización política centralista. El derecho administrativo sufre tumbos y vaivenes porque le impulsan las conquistas científicas. Gobiernos liberales promulgan leyes de excepción. Lo que al abogado le importa no es saber el derecho, sino conocer la vida. La pugna entre lo legal y lo justo no es invención de novelistas y dramaturgos, sino producto vivo de la realidad. Todas las reglas de los técnicos no valen nada comparadas con el me gusta del sentimiento popular. Personas de gran respetabilidad sostienen que la inteligencia es facultad suprema a la que debe subordinarse el sentimiento. El legislador, el jurisconsulto y aun el abogado deben tener un sistema, una orientación del pensamiento. El organismo del derecho responde a una moral.
La moral del Abogado
Alguien teme que exista profesiones caracterizadas por una inmoralidad intrínseca e inevitable, y en tal supuesto, la nuestra fuera la profesión tipo. Suele sostenerse que la condición predominante de la