Libreto Doña Barbara
(Comienza con Doña Bárbara y Antonio ambos sentados y ella abriendo la carta)
-Doña Bárbara: Yo no soy tan ambiciosa como dicen, soy conforme con solo un pedazo de tierra necesario para estar en centro de mis posesiones. (Suelta la carta, mira a Antonio y le dice de un tono amable) ¡Bueno pues! Por fin terminaran los pleitos ya que el doctor Luzardo pondrá cercas en su hato. Dígale a el que su propuesta sí queda en cuenta, si tiene prisa puede ya plantar los postes, aunque ahora no tengo dinero, pero luego manejaremos eso.
-Antonio: (La mira seriamente) ¿Y respecto al trabajo que le pidió el doctor?
-Doña Bárbara: ¡Ah! Se me olvida, por ahora mis campos no están en condiciones para ser trabajadas, …ver más…
-ño Pernalete: Ya sabia yo que usted tenia un asunto escondido. Desde ayer ha estado actuando extraño, ¿y usted cree que yo no se que el doctor que esta en la posada es amigo suyo? Mira, ya Doña Bárbara y Mister Danger llegaron, me reservo lo que debo decir para que la gente no se entere que aquí hacen cosas sin mi consentimiento.
(Abre la puerta y esta Doña Bárbara)
-ño Pernalete: Adelante mi señora ¡Siéntese, aquí estará mas cómoda, Mujiquita quita tu sombrero para que ella se siente!
-Mister Danger: Aquí estamos a la orden de ustedes.
-ño Pernalete: Mujiquita, busca al doctor Luzardo, dígale que ya están aquí los señores.
-Mujiquita: Claro, enseguida voy.
(Entra Luzardo y Bárbara se le queda mirando)
-ño Pernalete: Luzardo, aquí están las personas que vienen a escuchar las quejas suyas que tienes.
-Luzardo: Este es el caso de que el Míster Danger tiene en sus corrales.
-Míster Danger: ¿Que quiere eso decir?
-Luzardo: Que no le pertenecen.
-Míster Danger: ¿Que usted no sabe que lo que da fe sobra una propiedad de una res es el hierro, siempre que este debidamente empadronado?
-Luzardo: ¿De manera que usted pueda cazar orejanos con señales ajenas?
-Míster Danger: Claro, usted también lo haría si hubiera ocupado antes de su hato, ¿cierto coronel?
-Luzardo: Basta, lo único que me interesa es que usted confiese que caza orejanos en La Barquereña.
-Míster Danger: Pero eso me pertenece a mi, aquí tengo