LAS ACEITUNAS DE LOPE DE RUEDA ADAPTADO POR JOSÉ CAÑAS TORREGROSA.
PERSONAJES:
Toribio, simple, viejo.
Águeda, su mujer.
Mencigüela, su hija.
Aloja, vecino.
(Al abrirse el telón se muestra la fachada de una casa castellana ante cuya puerta llega, arreciado de frio y de humedad, Toribio, llevando una carga de leña que deposita con prontitud en el suelo para poder llamar en ella con todas sus fuerzas.)
Toribio: ¡Válgame Dios! ¡Qué tempestad ha caído sobre mí desde el monte hasta acá, que parecía que el cielo se quería hundir y las nubes venirse abajo! Menos mal que ya estoy en casa. Veamos ahora qué ha preparado de comer mi buena señora, ¡mala rabia la mate! ¡Mencigüela! ¡Muchacha! ¡A ver si es que todos duermen en Zamora! ¡ÁGUEDA! …ver más…

Águeda: (Ahora es la madre de Mencigüela quien tira con fuerza del brazo izquierdo de su hija, mientras la golpea al mismo tiempo) ¿Cómo “así lo haré, padre”? Toma, toma…Haz lo que te mando.
Toribio: Deja a la muchacha.
Mencigüela: ¡Ay, madre; ay, padre, que me mata!
(Por la izquierda del espectador aparece providencialmente Aloja, vecino de Águeda y Toribio.)
Aloja: ¿Qué es esto, vecinos? ¿Por qué maltratáis así a la muchacha?
Águeda: ¡Ay, señor! Este mal hombre que me quiere dar las cosas a menos precio y quiere echar a perder mi casa. ¡Unas aceitunas que son como nueces!
Toribio: Juro por los huesos de mi linaje que no son ni aún como piñones.
Águeda: Sí son.
Toribio: No non.
Aloja: Ahora, señora vecina, hágame el placer de entrar a su casa, que yo lo averiguaré todo.
Águeda: Averigüe, averigüe…
(Águeda entra a la casa, refunfuñando entre dientes.)
Aloja: Señor vecino, ¿Dónde están las aceitunas?
Sáquenlas aquí afuera, que yo las compraré aunque sean veinte fanegas.
Toribio: Que no, señor; que no es de esa manera que vuestra merced piensa, que no están las aceitunas en casa, sino en la heredad
Aloja: Pues tráiganlas aquí, que yo las compraré todas al precio que fuese justo.
Mencigüela: A dos reales quiere mi madre que se venda el celmín.
Aloja: Caro es.
Toribio: ¿No le parece a vuesa merced?
Mencigüela: Y mi padre, a quince dineros.
Aloja: Tráigame una muestra de ellas.
Toribio: ¡Válgame Dios, señor! Vuesa merced no me quiere