La socierdad del espectaculo

31991 palabras 128 páginas
La sociedad del espectáculo

Guy Debord
1967
ÍNDICE 1. La separación consumada 2. La mercancía como espectáculo 3. Unidad y división en la apariencia 4. El proletariado como sujeto y como representación 5. Tiempo e historia 6. El tiempo espectacular 7. El acondicionamiento del territorio 8. La negación y el consumo

de la cultura 9. La ideología materializada

Texto íntegro en castellano de La sociètè du spectacle, Champ Libre, 1967, traducción de Maldeojo para el Archivo Situacionista Hispano (1998).

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La sociedad del espectáculo, Guy Debord (1967) Capítulo 1

La separación consumada
"Y sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la
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Este desdoblamiento se desdobla a su vez. El espectáculo que invierte lo real se produce efectivamente. Al mismo tiempo la realidad vivida es materialmente invadida por la contemplación del espectáculo, y reproduce en sí misma el orden espectacular concediéndole una adhesión positiva. La realidad objetiva está presente en ambos lados. Cada noción así fijada no tiene otro fondo que su paso a lo opuesto: la realidad surge en el espectáculo, y el espectáculo es real. Esta alienación recíproca es la esencia y el sostén de la sociedad existente.

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En el mundo realmente invertido lo verdadero es un momento de lo falso.

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El concepto de espectáculo unifica y explica una gran diversidad de fenómenos aparentes. Sus diversidades y contrastes son las apariencias de esta apariencia organizada socialmente, que debe ser a su vez reconocida en su verdad general. Considerado según sus propios términos, el espectáculo es la afirmación de la apariencia y la afirmación de toda vida humana, y por tanto social, como simple apariencia. Pero la crítica que alcanza la verdad del espectáculo lo descubre como la negación visible de la vida; como una negación de la vida que se ha hecho visible.

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Para describir el espectáculo, su formación, sus funciones, y las fuerzas que tienden a disolverlo, hay que distinguir artificialmente elementos inseparables. Al analizar el espectáculo hablamos en cierta medida el mismo lenguaje de lo espectacular, puesto que

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