La responsabilidad del artista. Las vanguardias, entre el terror y la razón
El libro “La responsabilidad del artista. Las vanguardias, entre el terror y la razón”, fue escrito por Jean Clair en 1977, París, haciendo la traducción José Lios Arántegui en 1998, Madrid y se puede encontrar en la editorial Visor, teniendo una extensión de 126 páginas, donde vemos que se divide en prólogo, medida de la modernidad, El caballo y la runa (La preguerra), El azul y el rojo (La postguerra), y La cara y la jeta (el tiempo presente). Jean Clair o también llamado Gérard Régnier, nació en 1940 en París, Francia. Es un escritor, ensayista y crítico algo polémico en la actualidad, donde sus denuncias dan un giro al arte contemporáneo. Se doctoró en Letras en la Universidad de París, siendo …ver más…
En Kassel se dio un tipo de modernidad diferente, derrotada y desmantelada, era un arte de puro formalismo que se presentaba puro de toda contaminación, no vinculado con el pasado, sin remordimientos. Se quería romper con ese juego de colores y formas, hacer un lavado, purificar el arte para que no recordasen a lo sucedido, pues el sujeto se había hecho culpable y necesitaba olvidarlo. Aquí se celebra la creación de un arte sin leyenda, sin texto ni referente, tan solo un texto de signos utilizados para hablar de sí mismos, sería un arte amnésico. Pero aquí no había acabado gracias a esa muestra de miseria del país, tan sólo se había abierto un camino hacia un minimalismo que confirma el vacío con el vacío, quitar de toda ella todo conflicto o tensión, pero buscando formas y texturas. Lo que hacía es responder al vacío con vacío. Lo que le reprocha Clair a la abstracción, a la pintura minimalista y conceptual de la década de los sesenta y setenta, es la producción artística en una sociedad carente de historia, sin lucha, sin una fuerte ilusión. Señala la tesis de Robert Rosenblum para afianzar que el expresionismo abstracto norteamericano era heredero del romanticismo alemán. Los primeros grandes de la pintura norteamericana son entre otros, Thomas Cole o Edward Hopper, que por ser norteamericanos sufrieron el exilio. Muchos estaban