La increible y triste historia de candida erendida y su abuela desalmada
Cuentan que por el rumbo de Chiautempan, hace muchos años, antes de que estuviera tan poblado el municipio, había varios lugares que eran los preferidos de los cazadores, que en esas tierras aún agrestes solían encontrarse conejos, coyotes y uno que otro venado, En una ocasión tres cazadores iban por la noche buscando una presa, cuando vieron a lo lejos un hermoso perro negro y grande de una raza desconocida para ellos. Como no había casas por ahí y no habían encontrado ninguna presa, al ver el perro que era muy bonito decidieron atraparlo porque pensaban que habiéndose criado en el campo les sería útil para cazar, Sin embargo, al acercarse, el perro les gruño muy agresivo y echó a correr, los cazadores pensaron que un animal …ver más…
Les recomendaron que cuando anduvieran por el monte, trajeran siempre un crucifijo en el cuello, que trataran de usar un cinturón de piel legitima de víbora y cuando se encontraran a un animal sospechoso le pegaran con la hebilla del cinturón y rezaran el Padre Nuestro, que en ese momento los nahuales se convertirían en hombres y gracias al cinturón y al rezo estarían indefensos. Los cazadores salieron riéndose, sin embargo, desde esa fecha traían siempre consigo un crucifijo entre sus ropas y se ponían cinturones de víbora para ir a cazar por el rumbo de Chiautempan.
Abelardo y Eloisa
Abelardo nació en 1079 en Palais, Alta Bretaña, una aldea próxima a Nantes. Berengario, su padre, era una persona culta e ilustre que supo hacerse cargo de la educación de su hijo y sus hermanos. Siendo muy joven, Abelardo fue destinado a la carrera militar, que luego abandono por su pasión por el estudio. Cultivó todos los saberes de su tiempo, incluyendo la música y el canto. Y fue por el estudio que renunció tanto a su herencia como a su primogenitura. Abelardo, inteligente y tolerante, fue paradójicamente asceta o sensual, según los vaivenes de su corazón. A los 20 años, Abelardo se marchó a París, dedicándose a la filosofía. Estableció una escuela en la colina de Santa Genoveva y a la misma atrajo a una gran multitud de alumnos de los que mereció