Guion De Prohibido Suicidarse En Primavera
PERSONAJES:
CHOLE
ALICIA
LA DAMA TRISTE
CORA YAKO
FERNANDO
JUAN
DOCTOR RODA
LILIANA
EL AMANTE IMAGINARIO
LA MADRE DE LA OTRA ALICIA
En el Hogar del Suicida, sanatorio de almas del doctor Ariel. Vestíbulo como de hotel de montaña, recordando esos paradores de turismo construidos sobre ruinas de antiguos monasterios y artísticamente remozados por un gusto nuevo. Todo es aquí extraño, sugeridor y confortable: el mobiliario, la plástica, el trazado de las arquerías, la disposición indirecta de las luces acristaladas.
En escena, el Doctor Roda y Hans, su ayudante, con bata de enfermero. El primero, de aspecto inteligente y bondadoso; el segundo, de rostro y palabra mortalmente serios. El …ver más…
Se pasa una mano por la frente).—¿Quién es usted?
DOCTOR.—El doctor Roda, director de la Casa. Tranquilícese.
ALICIA.—¿Por qué hacen ustedes esto? Esos árboles extraños, con cuerdas colgadas, esa música invisible, esa Galería negra que da vueltas y vueltas... ¡Es horrible!
DOCTOR.—No lo crea. Está usted dominada por un miedo pueril. Pero le aseguro que nada de eso es verdad. ¿Quiere usted volver conmigo?
DOCTOR.—¿Ha vivido siempre sola?
ALICIA.—Siempre. Nunca he conocido amigos, ni hermanos, ni amor.
DOCTOR.—¿Trabajaba usted?
ALICIA.—Más de lo que podía resistir. ¡Y en tantas cosas! Primero fui enfermera; pero no servía: les tomaba demasiado cariño a mis enfermos, ponía toda mi alma en ellos. Y era tan amargo después verlos morir... o verles curar, y marchar, también para siempre.
DOCTOR.—¿No volvió a ver a ninguno?
ALICIA.—A ninguno. La salud es demasiado egoísta. Sólo uno me escribió una vez, pero ¡desde tan lejos! Había ido al Canadá, a cortar árboles para hacerse una casa... y meterse dentro con otra mujer.
DOCTOR.—¿Qué fue lo que la decidió a venir aquí?
ALICIA.—Fue anoche. No podía más. Estaba sin trabajo hacía quince días. Tenía hambre: un hambre dolo-rosa y sucia; un hambre tan cruel que me producía vómitos. En una calle oscura me asaltó un hombre; me dijo una grosería atroz enseñándome una moneda... Y era tan brutal aquello que yo rompí a reír como una loca, hasta que caí sin fuerzas sobre el asfalto, llorando de asco, de