Glaciaciones
Equipo Episcopal de Educación Católica Oficina del Libro C.E.A.
24 - julio - 1985
Introducción.
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La vocación de servicio que hace a la Iglesia solidaria con las vicisitudes del hombre (Cf. GS. l; DP. 15 y 27), nos movió a tratar en los últimos documentos aquellas orientaciones fundamentales que deben presidir todo intento de renovar nuestra vida social y política. (Cf. ICN. 96 y 103). Queremos ahora continuar esa contribución buscando los modos concretos de hacerlas efectivas en nuestra realidad cultural. Por eso abordamos el camino más eficaz para toda renovación seria y profunda: la educación.
1. Renovación, vida y esperanza 2
A la luz de aquellos documentos, la lectura de nuestra realidad …ver más…
De todos modos, las crisis son para el hombre y para las instituciones la hora de su verdad. Es entonces, cuando más allá de sus ilusiones se develan, al mismo tiempo, sus tristes y dolorosas realidades, sus debilidades, sus deficiencias y deterioros, pero aparecen también sus capacidades de reacción y superación. Son un momento de puesta a prueba y decisión de cambio entre lo que se es y lo que se debe llegar a ser. Es el momento de la autocrítica y el compromiso personal e institucional.
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Es éste un momento en el cual la evolución de la a sociedad va imponiendo cada vez más dar el paso del tutelaje social a la promoción de una mayor madurez personal y comunitaria. En el desarrollo personal y social, la imposición, la tutela opresiva o infantilizante tienen que ir cediendo el paso mediante el trabajo educativo a la honestidad y la madurez. Pero es indispensable y urgente hacerlo porque el caos resulta evidente cuando nos quedamos sin tutela y sin madurez. Cada vez más el poder vivir en un clima de honestidad y convivir en armonía, o simplemente el "poder vivir" se torna un problema de criterio, conciencia y virtud y, por lo tanto, de profunda formación personal y social. Sin esta formación y renovación interior del hombre, toda acción externa se esteriliza: óptimas leyes, instituciones, cambios de estructura, acuerdos sociales, no se sostienen sin la renovación de los corazones. (Cf. Juan Pablo II Mensaje de la Paz, 1 de enero de 1984).
3. Destinatarios del