Gastronomia en la edad moderna
Introducción.
La edad moderna transcurre más o menos desde mediados del siglo XV a finales del siglo XVIII. En la Edad Moderna se integraron los dos mundos humanos que habían permanecido aislados desde la Prehistoria: el Nuevo Mundo (América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África).
En la edad moderna Europa hubo un despertar a una cocina de lujo y ostentación. El arte de comer se convirtió en una obra maestra. Todo este cambio tubo un factor decisivo: el descubrimiento de América, con el consecuente intercambio de productos alimenticios entre el nuevo y viejo continente. Actualmente algunos de ellos como el tomate, la papa y el chocolate son imprescindibles en la buena cocina, pero no fueron …ver más…
Con la plata y el oro procedentes de América se hicieron bellísimas piezas para montar las mesas de la corte y la gente acomodada. España fue el país a través del cual se dieron a conocer la mayoría de los alimentos procedentes del Nuevo Mundo.
En Inglaterra durante el reinado del rey Enrique VII y su hija la reina Isabel I, se consumían grandes pastelones de carne y piezas de carnes asadas. El rey dio el nombre de sirloin of beef al nombrar barón a una pieza de carne. Fueron característicos de esta época los pudines de arroz, la salsa de menta, capones con jugo de naranja o manos de cerdo con manzanas. Se consumía pescado en salazón en cuaresma y carne ahumada en invierno, en pascua se consumía cerdo, cordero o ternera y en otoño se preparaban gansos rellenos, en la elaboración de los postres se empleaban frutas, cremas, y frutos secos.
En el protocolo y servicio los reyes gustaban de lavarse las manos antes y después de comer con agua perfumada, en el servicio de las mesas se empleaban grandes y pesadas bandejas y bajillas de plata. En esta época surgieron las recetas clásicas de la cocina benedictina inglesa.
En el siglo XVII en el año 1648 llego el te a Paris y en esa misma década se conoció el café, que llego a tener gran éxito en el café de Procopio, durante el reinado de Luis XIV.
El gusto que los monarcas franceses tenían