Evolución de la auditoría en una línea del tiempo
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 1 Pedro 5:10.
Marión lucía terrible: el accidente le había deformado el rostro y lo había confinado a una silla de ruedas. A pesar de que todo el mundo le sugería agradecer a Dios por haberle salvado la vida, el joven atleta, de 23 años, no entendía por qué Dios había permitido que le ocurriera aquel accidente, que terminó con sus sueños de una medalla olímpica.
No era culpable del accidente: el conductor del otro vehículo conducía ebrio, y fue Marión quien sufrió las peores consecuencias. ¡Injusto!, desde