Elementos del delito
Por René Camilo García Rivera
Olvidar. El hombre no sabe olvidar. Si veinte años no es nada, doscientos años tampoco, ni dos mil… Claro, el tiempo es colosal ante el individuo aislado, ante el “aldeano solitario” del mundo, a quien veinte años le significa una fracción irrenunciable de la vida -en muchos casos la vida entera-, a quien dos siglos lo sepultarían en el anonimato total –salvo que en vida lograra méritos relevantes y fuera recordado por sus paisanos-, a quien dos mil años…no sé –es que un “aldeano solitario”, empequeñecido ante el tiempo implacable, no concibe, ni tan siquiera, valorar semejante magnitud. El tiempo destruye la memoria individual, mas perpetúa y eleva la memoria colectiva; aniquila al …ver más…
¿De qué métodos se valía la Iglesia para ejercer su “guía espiritual” a las masas? ¿De qué se aprovechaba para su eficiente control? ¿Qué podría alterar esa relación de subordinación entre el clero dominante y los campesinos sumisos? Sería errado desconocer la necesidad de una guía en la vida de la sociedad, sería errado desconocer la propia existencia de una vida espiritual en los individuos, y de su necesidad de explicarse cosas a las que no le hallan respuesta; incluso, sería impropio reprocharles el hecho de que se aferren a las religiones como medio de existencia, como entidad que les explique el mundo en que viven. No es cuestión de censurar a un campesino medieval que observe pasivamente como queman a sus semejantes en las hogueras inquisitoriales; ni de acusarlo por denunciar a otro, aun a sabiendas de que es inocente; ni tan siquiera, de criticarle por no cuestionarse si lo que ocurre a su alrededor es correcto o incorrecto; no se trata de nada de eso, se trata, simplemente, de comprender su conducta. En la película El Nombre de la Rosa, una de las escenas es la entrega del diezmo de los campesinos a la abadía. Los bendicen y les aseguran: “para lo que des en tierra, lo obtengas en el paraíso”. Varias secuencias después los mismos campesinos recogen para comer los desechos que del monasterio ruedan colina abajo. ¿Qué provoca que alguien regale lo poco que tiene para comer, sabiendo que después no tendrá nada? ¿Solo el miedo a los posibles