El poeta prometeico
"El genio poético prometeico es aquella fuerza humana y esencial que, en los momentos fervorosos de la historia, puede levantar al hombre rápidamente de lo doméstico a lo épico, de lo contingente a lo esencial, de lo euclidiano a lo místico, de lo sórdido a lo limpiamente ético. Tiene esta virtud en la hora de las grandes revoluciones humanas. De ordinario es una fuerza general, latente, pero aun dormida va ganando a los hombres y a los pueblos para las grandes metáforas, para los grandes trasbordos de la historia. Suele existir como un símbolo y es comúnmente la conciencia de un grupo de hombres personificada en un héroe imaginario, nacional o universal.
El poeta no es aquel que juega habilidosamente …ver más…
Pero es una hazaña revolucionaria también, porque ¿qué es una revolución más que una metáfora social?
Don Quijote se encuentra en la venta con un albergue sucio e incómodo, con un hombre grosero y ladrón, con unas prostitutas descaradas, con una comida escasa y rancia y con el pito estridente de un castrador de puercos. Y dice en seguida: Pero esto no puede ser mundo; esto no es la realidad, esto es un sueño malo, una pesadilla terrible…esto es un encantamiento. Mis enemigos, los malos encantadores que me persiguen, me lo han cambiado todo. Entonces su genio poético despierta, la realidad de su imaginación tiene mas fuerza y puede mas que la realidad transitoria de los malos encantadores, y sus ojos y su conciencia ven y organizan el mundo no como es sino como debe ser. Se produce entonces la gran metáfora poética que anuncia ya la gran metáfora social. Porque cuando Don Quijote toma al ventero ladrón por un caballero cortés y hospitalario, a las prostitutas descaradas por doncellas hermosísimas, la venta por un albergue decoroso, el pan negro por pan candeal y el silbo del capador por una música acogedora, dice que en el mundo no debe haber ni hombres ladrones ni amor mercenario ni comida escasa ni albergue oscuro ni música horrible, y que nada de esto habría si no fuese por los malos encantadores. Estos encantadores se llaman de otra manera. Don Quijote sabe muy bien cual es su nombre exacto, pero para denunciarlos se vale también de una