El Origen Conceptual Del Pecado
Para los griegos pecado se decía hamartia: ‘fallo de la meta, no dar en el blanco’. Los escritores griegos solían utilizar la forma verbal hamartánō con respecto al lancero que erraba su blanco y, por implicación, aludía al concepto de vivir al margen de un código moral o intelectual tenido por meta ideal, debido a una actitud errónea, consciente o inconscientemente.1
En hebreo la palabra común para "pecado" es jattáʼth, que también significa “errar” en el sentido de no alcanzar una meta, camino, objetivo o blanco exacto. En Jueces 20:16 se utiliza la forma verbal jatáʼ en una frase negativa para referirse a los benjamitas como ‘personas que podían tirar piedras con honda a un cabello y no erraban’ (véase …ver más…
Los pecados capitales no solo llevan a la muerte física, sino a la condenación eterna, como el "pecado contra el espíritu santo", también los hay que han sido definidos por la Iglesia y son: la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza.
PECADO SEGÚN LA IGLESIA CATÓLICA
La Caída del Hombre (1592) por Cornelis van Haarlem;
El Pecado original, la expulsión de Adán y Eva para el judaísmo y el cristianismo.
De acuerdo a lo señalado en el Catecismo católico, el pecado es "una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como ‘una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna’ (S. Agustín, Faust. 22, 27; S. Tomás de A., s. th., 1-2, 71, 6) )" 3
El pecado se considera "una ofensa a Dios: ‘Contra ti, contra ti sólo he pecado, lo malo a tus ojos cometí’ (Salmos 51:6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse ‘como dioses’, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gen 3:5). El pecado es así ‘amor de sí hasta el desprecio de Dios’ (S. Agustín, civ, 1, 14, 28). Por esta