Discurso academico sobre la pobreza
Es un honor para mí hablarles cuando acaba con éxito su paso por la universidad. Para un Universitario Latinoamericano, Córdoba evoca los sueños de una universidad más libre, más comprometida y más académica.
Quisiera, en primer lugar, recordarles a los que parten que para un discípulo de Ignacio de Loyola despedirse no es sólo mirar agradecido un trozo de la vida que se fue...es sobre todo mirar hacia el futuro, es tomar fuerzas para asumir la misión que Dios les quiere encomendar. Hoy no es hora de recuerdos, es hora de proyectos; es el momento para ensanchar el alma; es el momento para afinar tu oído; para escuchar a tu Dios y atender el clamor de tu pueblo que espera con …ver más…
Ese será nuestro aporte, nuestra misión.
Yo tengo la impresión que en esta hora de violencia entre ricos y pobres, de globalizaciones impuestas, nuestro continente, lejano del centro del poder, tiene mucho que aportar. América Latina, por ser un sitio como pocos de entrecruzamiento de culturas, por ser un lugar donde se ha llorado a profusión, puede dar una lección de humanidad si accede al progreso sin perder su alma y su tradición. No podemos limitarnos a maldecir la historia dramática vivida en las últimas décadas. Ese dolor le pertenece al mundo y hay que estudiarlo, reconocerlo, encontrar sus raíces para que no vuelva a repetirse. Desde aquí es necesario redefinir lo humano, la cultura y la ética. Qué tarea tan magnífica y tan desafiante para una universidad y sus profesionales: enseñar al hombre a ser hombre sin abjurar del progreso de las ciencias y del bienestar. Para nosotros el futuro no consiste sólo en más técnica, ni en una mejor economía, sino en mayor humanidad. Sin renunciar al progreso técnico se nos invita ahora a pensar el humanismo desde el otro extremo: desde la pobreza, la opresión y la injusticia pero también desde la humanidad, la sencillez, la solidaridad y la poesía. Tengo la intuición que nosotros, porque hemos llorado mucho, desde nuestra pequeñez tenemos las llaves para una humanidad más humana y más feliz. Además porque nosotros llevando nuestra cruz no nos hemos olvidado jamás de cantar, de rezar, de reír y de hacer rondas.
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