Es el dialogo que sostiene Sócrates con Menón, El dialogo comienza cuando Menón pregunta a Sócrates ¿Podéis, Sócrates, decirme si la virtud puede enseñarse, o si no pudiendo enseñarse, se adquiere sólo con la práctica; o, en fin, si no dependiendo de la práctica ni de la enseñanza, se encuentra en el hombre naturalmente o de cualquiera otra manera?, a lo que Sócrates le explica que no puede responderle a tales preguntas porque desconoce el significado de virtud. Menón no cabe en su asombro y le explica que todo el mundo conoce la virtud del hombre y de la mujer, la virtud del joven y el viejo... Sócrates le replica que para que todas esas virtudes lo sean tienen que tener algo en común. Menón lo ve muy sencillo y le responde que la virtud …ver más…

Entonces Sócrates le explica a Menón que ahora el esclavo esta en mejor posición, debido que ahora buscara más verdades dudando, en lugar de responder cosas que no sabe con la certeza de saber y a través de la duda se llega al conocimiento. Pero Menón vuelve a retomar su primera pregunta para tratar de concluir el tema y saber por fin que es la virtud. Sócrates para ello le hace ver que para ser enseñada debería ser una ciencia puesto que la ciencia es lo único que el hombre aprende, y por ello, habría maestros de virtud, y Sócrates no conoce a ninguno así que por ello cree que no es algo que se pueda enseñar. En este momento aparece Anito, quien es hijo de un buen padre que lo a educado de acuerdo a los principios atenienses. Sócrates le menciona que si se quiere ser medico, se ira con un maestro que fuera medico, si se quiere ser zapatero, se iría con alguien que ejerciera la profesión, entonces Sócrates le dice si conocía a algún maestro de virtud, y le menciona que posiblemente sean los sofistas, a lo cual anito menciona que su trabajo es mas que por dinero y que los verdaderos sabios tienen menos riquezas que ellos y seria una perdición.
Anito le dice a Sócrates que para encontrar un maestro de virtud solo había que dirigirse al primer ateniense virtuoso, Sócrates aclama a los grandes hombres de bien de Atenas sugiriendo que estos eran grandes virtuosos, pero también deduce que enseñaron lo