EL FEDERALISTA
Hamilton

El federalista IX

Los abogados del despotismo han aprovechado los desórdenes que deshonran los anales de repúblicas como las griegas o italianas, para extraer argumentos no sólo contra las formas republicanas de gobierno, sino contra los principios mismos de la libertad civil. Acusan el gobierno libre como incompatible con el orden social. Pero la ciencia política ha progresado mucho, y ahora se comprende la eficacia de ciertos principios que los antiguos no conocían o veían imperfectamente. La distribución del poder en distintos departamentos; la introducción de frenos y contrapesos legislativos; la institución de tribunales de jueces que conservarán su cargo mientras tengan buena conducta, son …ver más…

Del primero remedio puede decirse que es peor que el mal. La libertad es al espíritu faccioso un alimento sin el cual se extingue. Pero no sería menos locura suprimir la libertad, esencial para la vida política. El segundo medio están impracticable como absurdo el primero. Mientras la razón humana no sea infalible y tengamos libertad para ejercerla, habrá distintas opiniones. La diversidad en las facultades del hombre, donde se origina el derecho de propiedad, es un obstáculo insuperable a la unanimidad de los intereses. Las causas de la división en facciones tienen su origen en la naturaleza del hombre y alcanzan distintos grados de actividad según las circunstancias de la sociedad civil. La fuente de discordia más común y persistente es la desigualdad en la distribución de las propiedades. Los propietarios y los que carecen de bienes han formado siempre distintos bandos, al igual que entre acreedores y deudores. La ordenación de tan variados y opuestos intereses constituye la tarea primordial de la legislación moderna, pero hace intervenir al espíritu de partido en las operaciones necesarias del gobierno. Ningún hombre puede ser juez en su propia causa, porque su interés privaría de imparcialidad a su. Por el mismo motivo, un conjunto de hombres no puede ser juez y parte al mismo tiempo. Por ejemplo, la fijación de los impuestos que recaen sobre las clases de propiedades requiere la imparcialidad más absoluta;