CAMBIOS LOCALES 1) Modificaciones en el útero
Embriológicamente el útero se forma por la unión de los conductos de Miller después del 5º mes de vida intrauterina y en condiciones normales adquiere la estructura, en el feto de término, que perdurara hasta la madurez sexual. Solo se modifican las proporciones de los distintos segmentos uterinos. Las fibras musculares forman espirales de longitud variada que se dirigen hacia derecha e izquierda y se entrecruzan con regularidad.
En el útero no se producen variaciones estructurales de la pared muscular, pero la influencia gravídica imprime modificaciones importantes sobre su morfología, estructura, propiedades fisiológicas y, como es obvio, sobre sus relaciones topográficas.
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Dichas variaciones se explican por la acción de las distintas hormonas genitales sobre las células encargadas de producirlo.
Vascularización
Como consecuencia del crecimiento uterino ocurre de modo paralelo un notable incremento en su aparato vascular. Los vasos del útero aumenta de calibre durante el curso gestacional, así como también se multiplican y establecen numerosas anastomosis, en especial en la porción uterina que se encuentra en relación con el área placentaria.
La decidua La mucosa del útero ingrávido se halla constituida por una capa profunda o basal de escaso espesor 0,4 a 6,0mm, donde asientan los fondos de saco glandulares, y otra superficial o funcional, cuyo espesor es variable según el momento del ciclo, pero que al final del mismo llega a adquirir considerable desarrollo 5mm y cuya estroma contiene los tubos glandulares.

2) Modificaciones en la vagina
El considerable aumento de la vascularización en la esfera genital en general, particularmente del sistema venoso, determina cambios ostensibles en la vagina de la embarazada.
La mucosa presenta un color azul-violáceo con aumento de su turgencia, distensibilidad y engrosamiento considerable de sus paredes. Al mismo tiempo la vagina se alarga, se amplia y sus paredes se hacen más extensibles.
Estas modificaciones van acentuándose con el correr de la preñez, para alcanzar en el parto la amplitud necesaria para el paso fetal. Se produce abundante descamación