Atención de enfermería a pacientes con malformaciones congénitas.
Yo quedo, Señora, absorto de hermosura tan amable, y quisiera que mis ojos se fijaran siempre en tí para que mi corazón no se dejara arrastrar en otro afecto que no sea el amor tuyo.
No podré lograr este deseo si esos resplandecientes astros con que estás adornada no infunden una ardiente y fervorosa caridad, para que ame de todo corazón y con todas mis fuerzas a mi Dios, y después de mi Dios a Tí, como objeto digno de que lo amemos todos. Amén. Sexto DíaOh Santísima Virgen María de Guadalupe! Que bien dice a tu soberanía ese tapete que la luna forma a tus sagradas plantas!
Hollaste con invicta planta las vanidades del mundo, y quedando superior a todo lo creado jamás padeciste el menguante de la mas ligera imperfección: antes de tu primer instante estuviste llena de gracia.
Miserable de mí, Señora, que no sabiéndome mantener en los propósitos que hago, no tengo estabilidad en la virtud y solo soy constante en mis viciosas costumbres.
Duélete de mí, Madre amorosa y tierna; ya que soy como la luna en mi inconstancia, sea como la luna que está a tus pies, esto es, firme siempre en tu devoción y amor, para no padecer los menguantes de la culpa. Haz que esté yo siempre a tus plantas por el amor y la devoción, y ya no temeré los menguantes del pecado sino que procuraré darme de lleno a mis obligaciones, detestando de corazón todo lo que es