Analisis de rescatando al soldado ryan
HANIF KUREISHI - 31/07/2005
Las consecuencias de la guerra
Ya no sabemos lo que es ser persona religiosa, y así estamos desde hace un tiempo... Durante los últimos dos siglos, las personas sensatas y juiciosas de Occidente han criticado nuestras religiones y nuestras convicciones religiosas por carecer, a su juicio, de suficiente enjundia, sustancia y fuerza. Actualmente, tales religiones exigen poco al individuo y - lo que constituye, a mi modo de ver, una perspectiva acertada- desempeñan un exiguo papel en nuestra vida política. Como la familia real inglesa, suelen mostrar incluso ribetes cómicos y recordarnos ideales y modelos teñidos de un autoritarismo que ya no reverenciamos. No obstante, los …ver más…
Ya sea intimidando o halagando a los medios de comunicación, los gobiernos pueden ocultar el alcance de su participación o compromiso en cualquier guerra..., aunque sólo por un tiempo. Y si nos detenemos en el caso de los niños y jóvenes que están siendo corrompidos por los videojuegos - imitar la violencia les inmuniza contra la realidad de la violencia auténtica-, conviene que vayamos haciéndonos a la idea de que más bien se trata de algo que ha afectado a nuestros políticos. Los modernos políticos occidentales creen que podemos asesinar a otras personas tan de carne y hueso como nosotros en lugares distantes sin que ello nos suceda a nosotros y sin que suframos daño físico alguno ni experimentemos ningún dolor moral. Se trata ciertamente de una idea peligrosa, más peligrosa para los adultos que para los niños, extremadamente sensibles a la violencia con la que conviven a diario. La guerra virtual es una fantasía de matanzas sin sangre y, en consecuencia, sin responsabilidad, pesar o aflicción. Nuestro lenguaje revela engaño y fraude una y otra vez. Claro que podemos decirnos a nosotros mismos que no se trata de carnicería, sino de acabar con instalaciones enemigas clave. Rumsfeld dijo de la guerra de Iraq: "Puede dudar seis días o seis semanas; dudo que seis meses". Sin embargo, estar dotado para el eufemismo no basta. La única salida es condenar toda violencia, o reconocer que la violencia constituye