Amarilis
Ana María del Río
Amarilis
Ilustraciones de Marta Carrasco
ALFAGUARA
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1. Un colegio muy estricto
Había una vez, hace tiempo atrás, un colegio de monjas en el centro de una ciudad de
Europa. Y había en ese colegio una clase con quince niñitas de uniforme azul marino que venían de todas partes del mundo, porque este era un colegio internacional. Había niñas de Italia que echaban de menos el sol dentro de las uvas y los campos verdes con olivos. Había niñas de
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Inglaterra que echaban de menos los altos edificios oscuros de Londres y los buses rojos de dos pisos. Había niñas de Chile que echaban de menos la gran Cordillera de los Andes. Todas estaban internas. Estudiaban en el colegio, tomaban desayuno, …ver más…
Y toda la fila de niñas y la madre
Pétrea se quedaban mudas del susto. Las niñas encontraban a Amarilis muy distinta. Tenía útiles diferentes a los de ellas: unas acuarelas de cien comas tijeras para la mano izquierda, unos lápices de colores que se veían en la noche y una lapicera de tinta invisible. Amarilis era generosa y los prestaba siempre.
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A Amarilis no le asustaban los ratones porque venía del campo, de una vieja casona donde había muchos. A toda la fila de niñas le asustaban mucho los ratones. Pero a
Amarilis no. Había amaestrado a dos, muy blancos, y los hacía jugar en un aro de papel en los recreos detrás de la fuente de piedra al fondo del parque. Algunas niñas venían a ver la función. 16
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Aunque Amarilis era distinta, podía hacer casi todo lo que exigían en aquel estricto colegio. Pero... había dos cosas que Amarilis no podía hacer.
Una de ellas era hacer filas.
Amarilis simplemente no podía. Se salía de la fila, iba siempre al lado de las niñas en vez de ir atrás.
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No sabía tomar distancia con las manos ni marchar al mismo paso que las otras. Se tropezaba con los talones de la niña más próxima y toda la fila comenzaba a tropezarse.
Corría por los pasillos en vez de caminar educadamente saludando a las otras madres. 19
“No sabe hacer filas”
Escribió en rojo la madre
Pétrea en su libreta de anotaciones. La otra cosa eran los márgenes. Amarilis no podía