Para mantener su moneda sobrevaluada, un país requiere grandes reservas de dólares: el gobierno tiene que garantizar que cualquiera que necesite cambiar un peso por un dólar podrá hacerlo. En este punto el papel del FMI fue crucial. Ordenó amplios préstamos, incluyendo 40.000 millones de dólares hace un año, para respaldar el peso. Este fue el segundo error fatal del FMI. Para comprender su gravedad, imaginemos a Washington tomando un préstamo de un 1,4 billón de dólares –el 70% de su presupuesto federal– sólo para mantener sobrevaluado el dólar. Argentina no necesitó mucho tiempo para acumular una deuda externa que le era imposible devolver.
Como si todo esto no fuera suficiente, el FMI condicionó sus préstamos a una política de