12 Los Hijos De Sarvia
“Los hijos de Sarvia”
(2 Samuel 3.39)
Edificación
Que observemos las principales características negativas de un obrero, con el fin de cuidarnos de manifestarlas en nuestra vida y ministerio.
Es fácil para un obrero perder de vista la razón de su llamado: hacer lo que se le ordena”.
Para realizar un trabajo, debemos entender el corazón de la persona que nos ordena dicho trabajo. Es decir, no basta con entender la tarea, es necesario entender el corazón de quién te lo ordena, para no perder detalle de tu asignación ni pervertirte cuando la haces. Nuestro Maestro no ha dado una comisión, pero, no sólo debemos entender la orden, sino el corazón del Maestro que nos dio esa comisión. El tema que nos ocupa esta noche es “Los hijos de …ver más…
Y Abner volvió a decir a Asael: apártate de en pos de mí; ¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿cómo levantaría yo entonces mi rostro delante de Joab tu hermano? Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían… Tomaron luego a Asael, y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Belén).
B. 1 Samuel 26.6-11 (Entonces dijo David a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: yo descenderé contigo. David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él. Entonces dijo Abisai a David: hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe. Y David respondió a Abisai: no le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? Dijo además David: vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua,