Lo que sucedió realmente con la insurrección de Juan Francisco de León en 1.745
Lo que sucedió realmente con la insurrección
de Juan Francisco de León en 1745 –
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Lo que sucedió realmente con la
insurrección de Juan Francisco de León en
1745
El comienzo de los viejos avatares de nuestra historia
patria o nacional, comienza en una localidad determinada del
litoral central venezolano, la cual conocemos como: San Miguel
Arcángel de Chichiriviche de la costa o
Puerto Viejo de "El Flechado".
La paz y la armonía en que vivieron nuestros
pueblos aborígenes en los tiempos en que los días y
las noches se contaban como soles y lunas, se fue opacando en el
horizonte marino cuando los Taramaquas o Tarmas
bajo el liderazgo del gduapotorü Charaima,
señor de costa de Maya, combatieron y derrotaron
por vez primera en tierra firme de este continente a las huestes
invasoras del capitán Alonso de Ojeda en
1.499. Este combate naval fue conocido para la posteridad como:
El Combate Naval de Chichiriviche.
Aquellos ancestrales guerreros invocando el nombre
sagrado de su máxima deidad cosmogónica El Gran
KARAI (Señor) en sus montañas sagradas de
KARAI-ACÁ o Carayaca (sede de
Señorío) y de su hijo mitológico SEPE
(guerrero valiente), se lanzaron con arrojo y valentía en
defensa de sus tierras y pueblos a combatir a las fuerzas
invasoras bajo los gritos de: ¡Wazabara Naná
Wayra! ¡En la lucha venceremos! ¡Naná
Kari´ña Roote! ¡Solo nosotros somos
gente!
En ese histórico combate naval y terrestre, los
españoles tuvieron un muerto y 20 heridos. He allí
los orígenes de nuestra gloriosa infantería de
marina. Nuevamente, Los Tarmas derrotaron a las fuerzas invasoras
del capitán Pedro Alonso Niño, en el mismo
sitio de Chichiriviche en 1.500.
A partir de ese momento, se comenzó a construir
una sociedad post feudal que aún continua con esos
vestigios del pasado y que no hemos podido superar ni con la
creación de los consejos comunales, los consejos de los
trabajadores, las comunas y, menos con el cooperativismo; ya que
nos hemos visto imbuidos en más de 13 años de
actividad electoral que en la reconstrucción de la patria
que es un mandato soberano ejercido por el pueblo a través
de la consulta popular plasmada en nuestra Carta
Magna.
Aquellos primigenios padres que llegaron de
España a estas tierras, eran hombres que llegaron solos e
iletrados, siempre trataron de mejorar su vida personal y
económica; y los que tenían más status
social, que fueron los hijo-dalgos que perdieron sus
fortunas en la Reconquista de España, vinieron a
establecer el sistema esclavista de las haciendas.
De esa forma se fue formando una casta mantuana que fue
capáz de aglutinar a los descendientes de los
conquistadores con los que vinieron con la Real
Compañía Guipuzcoana y de Ultramar desde 1.720
hasta 1.780, y que hoy es la burguesía nacional..El
factor de la los
La insurrección de Juan Francisco de
León es el meollo y el dolor de cabeza de una casta
que era parte del pardaje venezolano, contribuyendo a unir a las
otras castas más pobres de la sociedad colonial; y de esa
forma, elevar sus niveles protestatarios contra sus esclavistas y
explotadores.
Juan Francisco de León nació
la villa de Valverde en la isla del Hierro en el
Archipiélago Canario el 16 de marzo 1.699. Llegó
muy joven a la provincia de Venezuela, estableciéndose en
Caracas por los lados de La Candelaria, en donde se
casó con doña Luisa García,
estableciendo una numerosa familia de 14 hijos.
Siendo el fundador del pueblo de Panaquire, se
dedicó a la agricultura y a la siembra del cacao; y en su
condición de Teniente de Gobernador y Justicia Mayor del
valle de Panaquire, se alzó en armas con sus
pobladores y vecinos, en contra de los desmanes que
cometían los factores vascos de la Real
Compañía Guipuzcoana y de Ultramar a
partir de 1.745. En esa insurrección popular, él
señaló estas palabras en 1.749: "… esta morena
provincia no tiene voz ni quién la defienda, sino los
más pobres labradores que se han empeñado en
esto…".
Don Arístides Rojas, ilustre alumno del
Dr. José María Vargas Ponce, sobre esta
insurrección en Barlovento, en su obra
"Orígenes Venezolanos" expresó lo
siguiente:
"…la revolución de ideas que patrocinara
en aquellos días el Capitán poblador don Juan
Francisco de León, contra los factores de la
Compañía Guipuzcoana: este movimiento
pacífico, que triunfa al principio con la opinión y
es después sofocado por la fuerza armada, puede
considerarse como la cuna de la Revolución
americana…".
En los tiempos de Juan Francisco de León,
para hacerlo desistir de su conspiración, el obispo
Manuel Machado y Lara a nombre del gobernador de la
provincia de Venezuela, utilizaron al presbítero
Salvador Joseph Bello Medina para tales fines; debido a su
condición de blanco de orilla y descendiente de canarios
con renombrada posición social.
Para entender esa insurrección de las castas
más empobrecidas y esclavizadas de la Venezuela colonial,
es necesario saber lo que pasaba en el mundo en esos momentos.
Las formas de dominación y explotación esclavista
tuvieron su pleno desarrollo en estas tierras, una vez finalizado
el Régimen de Repartimientos y
Encomiendas en el siglo XVII.
E. Thompson en su obra "Tradición,
revuelta y conciencia de clase", dice lo
siguiente:
"…no podemos presentar a las clases populares
solamente como ignorantes, llenas de supersticiones. Sus
levantamientos, sus protestas, sus resistencias suponen
también solidaridades de clase. Es dentro del campo de
fuerza la clase donde reviven y se reintegran los restos
fragmentados de los viejos modelos…".
La insurrección de Juan Francisco de León
fue el producto de todas las migraciones que se dieron desde las
sociedades industriales establecidas en Alemania, Francia,
Inglaterra, Irlanda, Escocia, Suecia y Holanda al continente
americano; cuyo fin era aumentar la población, explotar la
agricultura, artesanía, la industria y las artes a partir
de 1.745. Sin dejarse atrás, la migración de
grandes lotes de familias canarias al Caribe y en especial a
Venezuela.
Sin embargo, el eminente escritor e historiador
colombiano, Dr. Germán Arciniegas, sobre esas
etapas revolucionarias del ayer, expresó estas palabras:
"…La revolución de independencia en
América no es obra de caudillaje, ni idea surgida del
cuartel, sino fórmula de campesinos puesta a limpio por
estudiantes de vanguardia…".
Juan Francisco de León fue declarado traidor del
gobierno español y de las políticas usureras de y
de contrabando impuestas por la Real Compañía
Guipuzcoana y de ultramar por Felipe Ricardos, siendo su
casa arrasada y destruida en La Candelaria de Caracas, el 25 de
septiembre de 1753, sembrada con sal, para que ni la hierba
creciese y sobre sus ruinas se colocó un padrón de
ignominia, que rezaba así:
«…Esta es la justicia del Rey Nuestro
Señor mandada hacer por el Excelentísimo
Señor Don FPE RICARDOS. TTE. GENERAL DE LOS
EJERCITOS de su majestad su Govr y CAPNA General de esta
provincia de Caracas – con Juan Francisco de
León, amo de esta casa, por pertinaz, rebelde y
traidor a la Real Corona y por ello reo. Que se derribe y siembre
de sal por perpetua memoria de su
infamia…»
Lo curioso de todo esto, es que sectores productivos de
las castas más onerosas pertenecientes a los grandes
cacaos se unieron a la insurrección popular con el fin de
dar al traste con las políticas arbitrarias y usureras
impuestas por el factor vasco Martín de
Echeverría en el pueblo de Panaquire,
nombrado como Cabo de Guerra y Justicia en reemplazo de Juan
Francisco de León el 7 de marzo de 1.749, bajo
la anuencia del gobernador Luis Francisco de
Castellanos.
En aquellos tiempos estaba de manifiesto una lucha de
castas entre fuerzas antagónicas por sus intereses de
clase; y que Vladimir Ilich Lenín define de la
siguiente forma: "…Toda lucha de clases es una lucha
política…".
La escritora socialista chilena Marta Harnecker,
en su libro "Lo conceptos elementales del materialismo
histórico", editado por Siglo XXI Editores, 40ava
edición, año 1.971, en su página 236,
manifiesta lo siguiente:
"…El marxismo sostiene que, en las sociedades de
clase no es el hombre o los hombres en general los que hacen
la historia, sino las masas, es decir, las fuerzas
sociales comprometidas en la lucha de clases, las cuales
son el motor de la historia…".
En esa insurrección popular podemos ver que hay
contenido ideológico, político, social y
económico, en donde el aspecto cultural juega un papel
relevante en los acontecimientos que se fueron dado desde 1.745,
en adelante.
La inmigración campesina canaria a nuestras
tierras, fue creando también una casta conocida como los
"blancos de orillas", quienes en sus afanes de mejorar su
condición social y económica, se fueron
convirtiendo en pequeños propietarios de la tierra. La
cual, el peruano José Carlos Mariátegui,
enfoca muy bien sobre el problema de las razas en la
América Latina, relacionándolo con la tenencia de
la tierra, que de hecho, dio paso a un feudalismo desmedrado que
aún en nuestro tiempo, no ha sido liquidado por las
fuerzas motrices de la historia.
En este trabajo queremos dar a conocer, el verdadero rol
que juega la iglesia católica y sus aliados de otras
religiones y cultos religiosos afines, quienes unidos a los
sectores de dominación y a las políticas del
imperialismo norteamericano, y de sus aliados dentro del sionismo
internacional, detentadores del capital, como tal, han incidido
en las derrotas o en los quiebres de gobiernos con claros matices
revolucionarios en diferentes partes del mundo, y en especial en
América Latina y en el Caribe insular.
Lastimosamente, el clero secular español-vaticano
enquistado en tierras de Venezuela, desde los mismos días
de la conquista hasta el presente, han aparecido
metiéndose en todos los escenarios de la política
nacional, regional y local, tratando de fortalecer las
políticas extremista de derecha de los sectores
monopólicos de la burguesía nacional, y que en el
pasado, se tradujo en los "Amos del Valle", "Grandes
Cacaos", "Mantuanos "y "Godos".
Sin embargo, desde que apareció la
Teología de la Liberación como
expresión cristiana liberadora de los pueblos, y como
repuesta inmediata a la Teología de la Esclavitud
que nos impusieron desde El Vaticano y en España como
socios comerciales que han sido a través de la historia
misma, desde los tiempos de la conquista hasta el presente con
claros criterios ideológicos de dominación; es por
ello que reafirmamos aquel manifiesto presentado por el sacerdote
colombiano Camilo Torres y que él llamó:
"Cristianismo y Revolución".
"…Yo opté por el cristianismo por
considerar que en él encontraba la forma más pura
de servir a mi prójimo. Como sociólogo he
querido que ese amor se vuelva eficaz, mediante la técnica
y la ciencia; al analizar a la sociedad colombiana me he dado
cuenta de la necesidad de una revolución para poder dar de
comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo y
realizar el bienestar de las mayorías de nuestro
pueblo…".
Esa era la posición que tenía ese
sacerdote revolucionario que murió con brazalete del
ELN-UC en la República d Colombia, cuya
organización política militar fue fundada por
sacerdotes españoles comprometidos con el proceso de
liberación de los pueblos de Nuestra América
Siempre Rebelde.
Ahora bien, vamos a seguir escribiendo sobre la
insurrección de Juan Francisco de León y la
participación de la iglesia en esos tiempos de la colonia
en Panaquire, Caucagua y en toda la región central y del
litoral norte costero venezolano, cuyo producto de
explotación de vital importancia era el cacao, el
petróleo del ayer.
El personaje en cuestión, es el presbítero
Salvador Joseph Bello Medina; este ensotanado reaccionario
nació el 7 de abril de 1.707 en Caracas, y sus padres
fueron el canario y capitán Juan Bello y Ana
de Medina, originarios de la isla de Tenerife.
EL capitán Juan Bello se adentró en sus
afanes de pequeño propietario de tierras en Guarenas y
llegó hasta el pueblo de Panaquire, llegando a poseer
propiedades, tierras y haciendas en Chuspa, Chuspita, Agua Negra,
Carayaca y en Tarmas, y casas solariegas en La Guaira y
Caracas.
Eran grandes esclavistas y explotadores del cacao a
través de la Real Compañía Guipuzcoana y de
ultramar; sus productos eran vendidos a los factores vascos de
esa empresa naviera. Más luego, su hijo Salvador Joseph
Bello Medina decide en convertirse en sacerdote ingresando al
Seminario Tridentino de Caracas en donde se ordena en el
año 1.732.
Este hombre hace una gran vida sacerdotal siempre al
lado de las familias más rancias del mantuanaje
venezolano, como los Xeréz y Aristiguieta, Palacios,
Bolívar y Ponte, entre otras. Y estuvo al servicio de los
obispos y sacerdotes más reaccionarios de la
godarría española de entonces.
El padre Salvador Joseph Bello Medina era el
José María Escriva de Balaguer de
estos tiempos, aquel era el inquisidor sinodal del pasado y este
otro fue el creador del Opus Dei, si hay algo parecido no
es casual, ni causal, pero es la realidad.
Tan afamado sacerdote constructor de iglesias como La
Divina Pastora de Caracas y Nuestra Señora de la
Candelaria de Tarmas, fue un tremendo esclavista y usurero,
explotador y traficante de esclavos. Por su condición de
origen canario, fue el encargado por el gobernador
Castellanos y el obispo Diez y Madroñero,
para contener a través del dialogo engañoso y la
sugestión, a las fuerzas populares que para esa entonces,
comandaba el capitán Juan Francisco de
León.
El gobernador estaba de huida hacia La Guaira y el
factor vasco Miguel de Echeverría había
desaparecido del pueblo de Panaquire por temor a ser linchado; la
insurrección estaba casi en las puertas de la Guaira, en
donde estaba la sede principal de dicha empresa
naviera.
Y es cuando el gobernador desde su escondite, le manda a
decir estas palabras al padre Bello: "…Sírvase
Usted, servir de intermediario para que por todos los medios
posibles podamos detener al traidor de Juan Francisco de
león y remitirlo preso a
España…".
Dicho ensotanado sinvergüenza, sin medir su
condición de blanco de orilla y oyendo el llamado de sus
jefes, sin mediar con el jefe insurrecto palabra alguna,
incidió sobre los alzados en armas, convenciéndolos
de que el capitán Juan Francisco de León no
tenía razones algunas en los reclamos que se hacían
en contra de los factores vascos del empresa como tal.
El fracaso insurreccional en las puertas de La Guaira
fracasa porque el padre Bello logró convencerá la
gente alzada en esos momentos, y los puso en contra de su jefe. Y
lo más curioso del caso, es que se atrevieron a faltarle
el respeto al capitán Juan Francisco de León en su
propia cara, todos comandados por tan miserable
sacerdote.
La insidia del padre Bello llegó a tales
extremos, que los canarios de La Guaira y sus hijos, arremetieron
en contra del líder popular que se había atrevido
en esos instantes a producir una rebelión con más
fuerza que la que produjo el zambo Andresote en 1.732, en
tierras de Yaracuy, en contra de esa misma empresa.
Entre empujones y diretes, y el padre Bello como
agitador, lograron destituir al capitán Juan Francisco de
León como jefe de la insurrección popular que se
inició en Panaquire, desde 1.745.
El resultado final de toda esa tragedia, fue que el
capitán Juan Francisco de León fue remitido preso a
la Carraca de la 4 Torres de Cádiz en España, en
donde murió víctima de la viruela.
Y el padre Salvador Joseph Bello Medina lo
trataron de santificar después de su muerte en 1.780, y si
se quiere, fue lo que hicieron con Escriva de
Balaguer, como gracia plena por haber contribuido con sus
expresiones fascistas del poder en tumbar la República
española y establecer gobiernos opus deísta en
América Latina, quienes a través del Plan
Cóndor, exterminaron a miles de revolucionarios y
revolucionarias en esta América rebelde.
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Autor:
León Manuel
Morales
Patrimonio Cultural Viviente del Edo.
Vargas
Oficial de Marina Mercante