Índice
1.
Introducción
2. La problemática global del
agua
3. La escasez del
agua
4. El sector agrícola, mayor
consumidor del agua
5. La contaminación del
agua
6. Ciudadanos e instituciones
gubernamentales al Cuidado del vital líquido : el
agua
7. Consejos para ahorra agua y
dinero
8. La productividad del
agua
9. La función
ecológica
10. El problema: falta de
agua
11. Estadísticas
clave
12. Reducción de
consumo
13. Organismos democráticos de
distribución
14. Cuestión del
precio.
15. Datos importantes sobre este
indispensable líquido
16. Conclusiones
17. Bibliografía
Esta problema que se nos presenta en la actualidad es un
tema que cada día ocupa más la atención de científicos,
técnicos, políticos y en general, de muchos de los
habitantes del planeta.
La escasez de este vital liquido obliga a reiterar
nuevamente una llamada a la moderación de consumo por
parte de la población a nivel mundial, ya que sin su
colaboración los esfuerzos técnicos que llevan a
cabo algunas organizaciones
resultarían insuficientes.
Sólo muy poca agua es
utilizada para el consumo del
hombre, ya
que: el 90 % es agua de mar y
tiene sal, el 2 % es hielo y está en los polos, y
sólo el 1 % de toda el agua del
planeta es dulce, encontrándose en ríos, lagos y
mantos subterráneos. Además el agua tal
como se encuentra en la naturaleza, para
ser utilizada sin riesgo para el
consumo humano requiere ser tratada, para eliminar las
partículas y organismos que pueden ser dañinos para
la salud. Y
finalmente debe ser distribuida a través de
tuberías hasta tu casa, para que puedas consumirla sin
ningún problema ni riesgo
alguno.
2. La problemática
global del agua
La creciente necesidad de lograr el equilibrio
hidrológico que asegure el abasto suficiente de agua a la
población se logrará armonizando la
disponibilidad natural con las extracciones del recurso mediante
el uso eficiente del agua.
México, un país rico en recursos
naturales, obtiene el agua que consume la población de
fuentes tales
como ríos, arroyos y acuíferos del subsuelo. Estos
acuíferos se recargan de forma natural en época de
lluvias.
Sin embargo, la época de lluvias tiene una duración
promedio de cuatro meses lo que propicia una escasa
captación. Aunado a esto, del total de agua captada por
lluvias, aproximadamente el 70% se evapora.
La desproporción que existe entre la cantidad de agua que
se capta por escurrimiento y las extensiones territoriales que
comprenden aunado a la corta temporada de lluvias hace que la
disponibilidad del agua sea cada vez menor.
Bajo este panorama México
enfrenta actualmente graves problemas de
disponibilidad, desperdicio y contaminación del agua.}
Parte de esta problemática, se enfrenta con la construcción de la Infraestructura
Hidráulica que permite satisfacer de agua a los diferentes
sectores de la población: el agrícola, el
industrial, el doméstico y de servicios y
para la generación de energía
eléctrica, entre otros.
No obstante existen diferencias territoriales
importantes que son desfavorables.
En el norte del territorio nacional, el agua de lluvia
que se capta por escurrimiento es únicamente el 4%
mientras que en el sureste y las zonas costeras se logra captar
el 50% del escurrimiento.
Así, entre otros beneficios de la infraestructura
hidráulica se encuentra la protección a la
población y las áreas productivas de situaciones
como las inundaciones, además de aprovechar las zonas con
alto promedio de escurrimientos para la generación de
servicios como
la energía
eléctrica.
La zona norte del país está constituida por
regiones áridas y las presas tienen la función de
captar el agua que se utilizará en la actividad
agrícola.
En la zona sur del país, donde se localizan las regiones
húmedas, las presas tienen como función
almacenar el agua para la generación de la energía
eléctrica y el control de
avenidas.
Dada la importancia del agua, es nuestro deber utilizarla
adecuada y racionalmente, y así ayudar a nuestro medio
ambiente, realizando algunas pequeñas
tareas:
- Cierra las llaves mientras te enjabonas, te tallas en
el baño, te afeitas o te cepillas los
dientes. - No laves la banqueta, pisos o el coche a "chorro de
manguera", usa solo la necesaria en cubetas. - Reporta cualquier fuga que observes en la calle,
vigila los mecanismos de depósito de sanitarios, tinacos
y cisternas, reparando cualquier fuga. - Revisa periódicamente las paredes de la
cisterna y el buen funcionamiento de la bomba. - Utiliza solamente el agua estrictamente necesaria en
el baño, en el lavado de trastes y en el lavado de
ropa. - Al usar la lavadora, usa el máximo de ropa
permitido en cada carga. - No riegues el jardín durante las horas de
mayor calor, el
agua se evapora. - Vigila a tus hijos, para que en sus juegos no se
bañen a chorro de agua o a cubetazos. - No utilices el inodoro como cubo de basura.
- Utiliza cisternas de WC con dispositivo de descarga
controlada o de bajo volumen. Una
forma de reducir el consumo de una cisterna convencional
consiste en introducir en su interior una botella de uno o dos
litros llena de agua. - No olvides explicar estos consejos a los más
pequeños de la casa.
No desperdicies el agua, recuerda siempre la importancia
del vital líquido: El Agua.
Las fuentes, los
manantiales, las cuencas o cañadas están en
acelerada vía de extinción, hay cambios de clima y de
suelo,
inundaciones, sequías y desertización. Pero es la
acción humana la más drástica: ejerce una
deforestación delirante, ignora los
conocimientos tradicionales sobre todo de las comunidades
indígenas locales, retira el agua de los ríos de
diferentes maneras, entre otras con obras de ingeniería, represas y
desvíos.
En la agenda política
internacional el tema de la escasez del agua se ha vuelto
prioritario, por ejemplo, el acceso al agua es un punto
importante de los acuerdos de paz entre Israel y sus
vecinos. Pero este aspecto no está confinado al Medio
Oriente, puesto que el compartir ríos es un asunto de
índole de seguridad
nacional, precisamente por la importancia del agua para el
desarrollo;
actualmente cerca del 40% de la gente en el mundo vive en
más de 200 cuencas de ríos compartidos.
Y es que ante una situación de escasez del agua
la amenaza se cierne sobre tres aspectos fundamentales del
bienestar humano: la producción de alimentos, la
salud y la
estabilidad política y social.
Esto se complica aún más si el recurso disponible
se encuentra compartido, sin considerar el aspecto
ecológico.
Es por esto que, la gestión
del recurso deberá tender a evitar situaciones
conflictivas debidas a escasez, sobreexplotación y
contaminación, mediante medidas preventivas
que procuren un uso racional y de conservación.
La conceptualización de la conservación
del recurso agua debe entenderse como un proceso que
cruza a varios sectores, por lo que la estrategia debe
considerar todo: lo económico, lo social, lo
biológico, lo político, etcétera.
La calidad del agua
son fundamentales para el alimento, la energía y la
productividad.
El manejo juicioso de este recurso es central para la estrategia del
desarrollo
sustentable, entendido éste como una gestión
integral que busque el equilibrio
entre crecimiento
económico, equidad y sustentabilidad ambiental a
través de un mecanismo regulador que es la
participación social efectiva.
El agua es un recurso imprescindible pero escaso para la
vida. Menos del 1% del agua del planeta es dulce y accesible para
el hombre,
aunque este porcentaje varía considerablemente
según el lugar, el clima o la
época del año.
4. El sector
agrícola, mayor consumidor del
agua
El sector agrícola es el mayor consumidor de
agua con el 65%, no sólo porque la superficie irrigada en
el mundo ha tenido que quintuplicarse sino porque no se cuenta
con un sistema de riego
eficiente, razón principal que provoca que las
pérdidas se tornen monumentales. Le siguen el sector
industrial que requiere del 25% y el consumo doméstico,
comercial y de otros servicios urbanos municipales que requieren
el 10%. Para el año 2015 el uso industrial
alcanzará el 34% a costa de reducir al 58% los
volúmenes destinados para riego y al 8% los destinados
para otros usos. El consumo total de agua se ha triplicado desde
1950 sobrepasando los 4,300 km3/año, cifra que equivale al
30% de la dotación renovable del mundo que se puede
considerar como estable.
Ante estas circunstancias muchas regiones del mundo han
alcanzado el límite de aprovechamiento del agua, lo que
los ha llevado a sobreexplotar los recursos
hidráulicos superficiales y subterráneos, creando
un fuerte impacto en el ambiente.
Aunque en las últimas dos décadas se ha
logrado progreso sobre los distintos aspectos del desarrollo y
la
administración de los recursos
hidráulicos, los temas de la calidad del agua
son más serios de lo que se creía.
Las razones son diversas pero podríamos citar dos
de estas:
La mayor parte de la población mundial vive en cuencas
compartidas, lo que implica una mayor competencia
debida a los usos, 50 países de los cuatro continentes
asientan más de tres cuartas partes del total de su
población en las cuencas internacionales; lo que hace que
el 47% de la población se encuentre en cuencas compartidas
internacionales, 214 cuencas son multinacionales, incluyendo 57
en África, 58 en América, 48 en Europa y 51 en
Asia.
La situación jurídica sobre el uso y
conservación del recurso que se comparte casi siempre en
los PED tradicionalmente es ambigua, ya que prácticamente
enfrentan una ausencia de reglamentación, aunque los
países desarrollados han generado regulaciones y
metodologías para una mejor gestión del recurso, no
porque sean más precavidos, sino porque los problemas de
contaminación de las aguas los comenzaron a
enfrentar desde la época de los años 60 y 70,
así tenemos que han logrado desarrollar alta tecnología y
diversidad de metodologías para su
conservación.
En este sentido, este 47% de la población, es decir, dos
mil millones de personas dependen de la cooperación de
todos los países que comparten las cuencas para garantizar
el suministro del agua en cantidad y calidad, y para su
estabilidad ambiental.
El agotamiento del agua subterránea es la amenaza
oculta para la seguridad de los
alimentos.
La oferta de
alimentos de muchos países en desarrollo depende del agua
subterránea que se utiliza para irrigación. Si ese
recurso no se administra de forma más sostenible, puede
que algunas de las zonas más pobladas del mundo tengan que
enfrentarse a una crisis
profunda en el futuro.
El primer estudio global del Instituto Internacional
para el Manejo del Agua (IWMI, según sus siglas en
inglés)
sobre la escasez del agua, publicado en el año 1998, puso
de manifiesto que el agotamiento incontrolado de las capas
acuíferas subterráneas representaba una seria
amenaza para la seguridad de los alimentos en muchos
países en desarrollo.
En esos países, el agua subterránea se ha
convertido en el sostén principal de las actividades
agroalimentarias. Sin embargo, ese valioso recurso no se
está utilizando de manera sostenible. En los países
en los que se depende del agua subterránea para la
irrigación, el exceso de extracción de agua
está provocando que los niveles freáticos de agua
dulce estén descendiendo a un ritmo muy alarmante.
Las consecuencias derivadas de no
intentar solucionar ese problema son potencialmente
catastróficas, especialmente para las poblaciones
más pobres, que son las que más padecen la escasez
del agua. Son tres los problemas principales que caracterizan a
la utilización del agua subterránea: el agotamiento
debido a un exceso de extracción de este recurso; las
inundaciones y la salinización causadas por un drenaje
insuficiente; y finalmente, la
contaminación, debida a las actividades intensivas
agrícolas, industriales y de otro tipo.
Países que sufren ya las consecuencias de un
exceso de utilización de las aguas
subterráneas.
Los usos del agua se determinan de acuerdo a la ubicación
geográfica del lugar, la economía que tiene,
las actividades que realizan los miembros de la comunidad y el
contexto cultural en el que se combinan cada uno de los aspectos
anteriores.
Cada vez es más frecuente ver como algunas acciones que
realizamos en nuestra comunidad
deterioran no sólo la calidad del agua, también nos
acerca más ala racionalización severa del recurso
para poder cubrir
las necesidades de todos los pobladores. Esta situación
nos llevará en pocos años a una escasez del agua
que pondría en riesgo el desarrollo social
de todos.
Si bien es importante que cada persona valore el
uso del agua para sus actividades básicas, es necesaria
la
organización comunitaria par a el manejo eficiente del
agua que nos permita preservarla a futuro.
La contaminación del agua por tuberías
de desechos debe ser controlada de alguna manera.
El déficit local y regional de agua es debido,
sobre todo, al aumento de las necesidades surgidas del desarrollo
económico y de la explosión demográfica.
El hombre ha
utilizado el agua para fines cada vez más numerosos, y su
dependencia de ese elemento no ha hecho más que
crecer.
El recurso agua es cada vez más apreciado, tanto
para uso doméstico industrial o agrícola. Su
escasez, sobre todo en las zonas áridas y
semiáridas, la sitúan como prioridad vital para el
desarrollo de las poblaciones: "si no hay agua, no hay vida".
Muchos son los programas
emprendidos para el uso racional del vital líquido; sin
embargo; gran parte de ellos adolecen de objetividad, ya sea por
su difícil aplicación o por el elevado costo que
representan; es más, se ataca el problema desde puntos de
vista sofisticados (se piensa que el modelo
más complicado es el mejor); sin embargo existen
oportunidades valiosas que están a nuestro alcance, que
solo requieren ser visualizadas, un tratamiento técnico
simple y "conciencia de
todos".
Mucho se habla de las plantas
tratadoras para reutilización del agua en ciertas
actividades donde no se requiere la calidad de potable (claro,
dado el acondicionamiento de las aguas degradadas). Pero hemos
olvidado que también hay desperdicios que no están
a la vista y por ello no les ponemos atención.
Adicionalmente, la
contaminación causada por los efluentes
domésticos e industriales, la deforestación y las prácticas del
uso del suelo,
está reduciendo notablemente la disponibilidad de agua
utilizable. En la actualidad, una cuarta parte de la
población mundial, es decir, mil quinientos millones de
personas, que principalmente habitan en los PED (Países en
Desarrollo) sufren escasez severa de agua limpia, lo que ocasiona
que en el mundo haya más de diez millones de muertes al
año producto de
enfermedades
hídricas.
6. Ciudadanos e instituciones
gubernamentales al cuidado del vital líquido : el
agua
El agua es indispensable para cualquier actividad: la
industrial, la agrícola y la urbana ya que promueve su
desarrollo
económico y social.
Con el propósito de alcanzar un manejo sustentable del
recurso futuro, es necesario que todos los ciudadanos conozcamos
la situación real del agua y participemos con las instituciones
gubernamentales en la toma de
decisiones para el manejo responsable del agua.
Se necesita la participación de los miembros de
la sociedad para que
desde cada una de sus actividades: en el hogar, en el trabajo, en
la escuela, en la
comunidad, en las áreas de recreación, consideren el valor del agua
haciendo uso eficiente del recurso y cuidando de no regresarla
tan contaminada para preservar la calidad de las reservas
naturales del agua.
Así la participación ciudadana en la
toma de
decisiones para el uso del agua, se complementa con aquellas
que se llevan a cabo de manera institucional a través de
las Comisiones Estatales del Agua, los Consejos de Cuenca y los
Comités Técnicos de Aguas Subterráneas a lo
largo del país.
7. Consejos para ahorra
agua y dinero:
- Instale en el tanque del inodoro tapas de jaleo para
ahorrar de .5 a 1.5 galones por jalada. - Instale cabezas de regadera de flujo
bajo. - Instale en su tanque del inodoro ciclos de llenado
desviado para conservar hasta un galón por jalada sin
que se note la diferencia. - Limítese a tomar duchas de cinco minutos o
menos. Reduciendo el tiempo por un
minuto puede ahorrar 2,000 galones al año. - Use únicamente su lavaplatos a su
máxima capacidad. Desde 1990, la mayoría de los
fabricantes de lavadoras fabrican máquinas
de uso eficiente de agua, cuando se usan a su capacidad
máxima, usando menos de 10 galones por
lavada. - Considere reemplazar su lavadora por una lavadora de
alta eficiencia.
Usted puede ahorrar la mitad del consumo de agua y electricidad en
cada lavada. - No utilice el chorro para lavar los vegetales, pues
se desperdicia mucho líquido. Es preferible que use un
envase donde los lave todos juntos. Luego puede utilizarla el
agua que uso para regar las plantas. - No utilice la poceta como papelera, pues por cada
descarga se gastan 30 litros de agua. Bote cenizas, pelusas y
otros desperdicios en los recipientes destinados para tal
fin. - Planifique la lavada de la ropa. Por cada carga en la
lavadora se gastan 200 litros de agua, por lo que es mejor
esperar a tener prendas suficientes para llenarla. Con la
cantidad justa de detergente se gasta menos al enjuagar y se
cuida el ambiente. Si
el agua final no tiene jabón, puede usarla para regar
las plantas o lavar los pisos. - Al cocinar, mida bien la cantidad de agua que
necesita hervir. Si llena el recipiente más allá
de lo necesario se derrochará el líquido sobre la
cocina y mediante la evaporación. Si tapa la olla,
hervirá más rápido, y recuerde apagar la
llama apenas se complete la ebullición. - Ordene los platos y las ollas antes de fregarlos.
Remoje y enjabone de una vez, con el grifo cerrado, y recuerde
dejarlo sin goteos. Luego, enjuague todo junto. Puede asear los
utensilios con menos jabón y lavarlos con agua tibia, si
tiene la posibilidad, pues de esta manera se ahorra
más. - Fomente en los miembros de la familia
el hábito de cepillarse los dientes usando sólo
un vaso de agua. Preservará 13 litros del vital
líquido por ocasión y pagará menos al fin
de mes. Recuerde cerrar el chorro mientras se enjabona las
manos. - Lavar a mano es una de las actividades caseras en las
que se gasta más agua, si no se tiene cuidado. Por eso,
cuando lave la ropa, no deje correr el agua mientras restriega.
Utilice una ponchera para enjabonar sus prendas de vestir, y
luego enjuáguelas con el agua fresca que sale del
chorro. Use el mismo procedimiento
con los platos y los utensilios de cocina. - No sufra si su carro está sucio; puede
lavarlo, pero hágalo con cautela. Utilice dos tobos, uno
para enjabonar y otro para enjuagar. Si lo hace con manguera no
olvide colocar una pistola reguladora, así no
gastará más agua de la debida. Aproveche la
oportunidad para limpiar el frente de su casa, con lo que
matará dos pájaros de un sólo
tiro. - Las medidas para ahorrar agua no serán
productivas si se cumplen por una simple imposición del
jefe del hogar. Es importante que se les explique a todos los
habitantes de la casa el por qué del ahorro del
preciado líquido. Los beneficios son varios:
disposición de agua por más tiempo, cuenta
menor por pagar también en recibos de electricidad y
conciencia.
ciudadana.
La escasez de agua se ha venido considerando como un
problema hidrológico, cuando en realidad es cada vez en
mayor grado un problema económico, puesto que se trata de
un recurso escaso, que al margen de otros usos, es demandado casi
en un 90% para actividades económicas. Parece pues
necesario acercarse a la escasez del agua también desde
una perspectiva económica, puesto que, pese a sus características especiales, el agua es un
recurso al cual podrían aplicársele criterios
análogos a los que se usan para asignar otros recursos
también escasos.
Para la ecología el agua
tiene un doble valor, por una
parte es un elemento del ecosistema y
es consecuentemente un activo social, por otra es generador de
ecosistemas.
Con ser cuestiones muy importantes a considerar, cuando se trata
de llevar a cabo aprovechamientos de agua, la conservación
de las especies y de los ecosistemas
afectados, no podemos olvidar la función que realiza el
agua cuando fluye, de modo variable, desde las cabeceras de los
ríos hasta el mar, puesto que moviliza y distribuye
elementos químicos tan importantes para la vida como el
fósforo o el anhídrido carbónico.
La función ecológica del agua en sus dos
vertientes fundamentales:
a)mantenimiento
de los ecosistemas que le son propios.
b)vehículo de transporte de
nutrientes, sedimentos y vida, es un bien común cuyo
respeto debe
conciliarse con el desarrollo
sostenible de las actividades humanas sobre la tierra.
Existen algunas zonas geográficas tradicionalmente
afectadas por la escasez del recurso hídrico a las que no
se puede dar una solución aceptable para sus problemas si
no es la mayor y mejor disponibilidad de ese recurso, que no
poseen, puesto que tanto las aguas subterráneas como la
reutilización y, en su caso, la desalación se han
aplicado hasta límites
razonables sin resolver los problemas, y que, por tanto,
debería ser suministrado por la aportación externa
de agua o la modificación de sus estructuras
productivas.
En ciertos casos, la desalación podrá
resolver algunos problemas hidrológicos pero,
además del alto coste que comporta, su utilización
masiva supone una contradicción básica desde el
punto de vista ecológica puesto que se sustituyen los
recursos renovables por otros que demandan un elevado consumo
energético -muchas veces de origen fósil.
Es conveniente introducir el volumen de agua
realmente consumido como factor para distribuir los costes de la
misma entre los usuarios, resolviendo lógicamente los
problemas de control que se
plantean, puesto que esta medida incentivaría el ahorro.
Es imprescindible revisar los criterios de asignación del
agua, especialmente en lo que respecta a las actividades
económicas. La incidencia negativa que los nuevos
criterios pudieran tener sobre algunos regadíos (hay
distintas agriculturas y distintos agricultores), debe ser
corregida considerando la función social que es inherente
a la mayor parte de esos regadíos. La subvención de
los costes del agua es contraproducente con la asignación
eficaz del propio recurso.
Cualquier demanda de
nuevas disponibilidades de agua para usos económicos debe
someterse a un riguroso análisis coste-beneficio, bien entendido
que por la movilidad del recurso y la amplitud de sus funciones
habrán de considerarse todos los costes y todos los
beneficios.
10. El problema: falta de
agua
Mientras que en muchos lugares el agua limpia y fresca
se da por hecho, en otros es un recurso escaso debido a la falta
de agua o a la contaminación de sus fuentes.
Aproximadamente 1.100 millones de personas, es decir, el 18 por
ciento de la población mundial, no tienen acceso a fuentes
seguras de agua potable, y más de 2.400 millones de
personas carecen de saneamiento adecuado. En los países en
desarrollo, más de 2.200 millones de personas, la
mayoría de ellos niños,
mueren cada año a causa de enfermedades asociadas con
la falta de acceso al agua potable, saneamiento inadecuado e
insalubridad. Además, gran parte de las personas que viven
en los países en desarrollo sufren de enfermedades
causadas directa o indirectamente por el consumo de agua o
alimentos contaminados o por organismos portadores de
enfermedades que se reproducen en el agua. Con el suministro
adecuado de agua potable y de saneamiento, la incidencia de
contraer algunas enfermedades y consiguiente muerte
podrían reducirse hasta en un 75 por ciento.
La carencia de agua potable se debe tanto a la falta de
inversiones en
sistemas de agua
como a su mantenimiento
inadecuado. Cerca del 50 por ciento del agua en los sistemas de
suministro de agua potable en los países en desarrollo se
pierde por fugas, conexiones ilegales y vandalismo. En algunos
países, el agua potable es altamente subsidiada para
aquellos conectados al sistema,
generalmente personas en una mejor situación
económica, mientras que la gente pobre que no está
conectada al sistema depende de vendedores privados costosos o de
fuentes inseguras.
Los problemas de agua tienen una importante
implicación de género.
Con frecuencia en los países en desarrollo, las mujeres
son las encargadas de transportar el agua. En promedio, estas
tienen que recorrer a diario distancias de 6 kilómetros,
cargando el equivalente de una pieza de equipaje, o 20
kilogramos. Las mujeres y las niñas son las que más
sufren como resultado de la falta de servicios de
saneamiento.
La mayor parte del agua dulce, aproximadamente el 70 por ciento
del líquido disponible mundialmente se utiliza en la
agricultura.
Sin embargo, la mayoría de los sistemas de
irrigación son ineficientes: pierden alrededor del 60 por
ciento del agua por la evaporación o reflujo a los
ríos y mantos acuíferos. La irrigación
ineficiente desperdicia el agua y también provoca riesgos
ambientales y de salud, tales como la pérdida de tierra
agrícola productiva debido a la saturación, un
problema grave en algunas áreas del sur de Asia; asimismo,
el agua estancada provoca la transmisión de la
malaria.
El consumo de agua en algunas áreas ha tenido
impactos dramáticos sobre el medio
ambiente. En áreas de os Estados Unidos,
China y la
India, se
está consumiendo agua subterránea con más
rapidez de la que se repone, y los niveles hidrostáticos
disminuyen constantemente. Algunos ríos, tales como el
Río Colorado en el oeste de los Estados Unidos y
el Río Amarillo en China, con
frecuencia se secan antes de llegar al mar.
Debido a que los suministros de agua dulce son el
elemento esencial que permite la supervivencia y el desarrollo,
también han sido, a veces, motivo de conflictos y
disputas, pero a la vez, son una fuente de cooperación
entre personas que comparten los recursos del agua. A la par del
aumento de la demanda del
líquido vital, las negociaciones sobre la
asignación y administración de los recursos del agua son
cada vez más comunes y necesarias.
Aunque el 70 por ciento de la superficie del mundo
está cubierta por agua, solamente el 2.5 por ciento del
agua disponible es dulce, mientras que el restante 97.5 por
ciento es agua salada. Casi el 70 por ciento del agua dulce
está congelado en los glaciares, y la mayor parte del
resto se presenta como humedad en el suelo, o yace en profundas
capas acuíferas subterráneas inaccesibles.
Menos del 1 por ciento de los recursos de agua dulce del mundo
están disponibles para el consumo 17 por ciento más
de agua para cultivar alimentos para las crecientes poblaciones
de los países en desarrollo, y el consumo total del agua
aumentará en un 40 por ciento. La tercera parte de los
países en regiones con gran demanda de agua podrían
enfrentar escasez severa de agua en éste siglo, y para el
2025, dos tercios de la población mundial probablemente
vivan en países con escasez moderada o severa.
La distribución de los recursos de agua dulce
es muy desigual. Las zonas áridas y semiáridas del
mundo constituyen el 40 por ciento de la masa terrestre, y estas
disponen solamente del 2 por ciento de la precipitación
mundial.
La agricultura
por irrigación es responsable del consumo de
aproximadamente el 70 por ciento del agua, y hasta del 90 por
ciento en las regiones tropicales áridas. Los consumos de
agua para la irrigación han aumentado más de un 60
por ciento desde 1960.
Al ritmo actual de inversiones,
el acceso universal al agua potable no podrá anticiparse
razonablemente hasta el año 2050 en África, el 2025
en Asia y el 2040 en América
Latina y el Caribe. En general, para estas tres regiones, que
comprenden el 82.5 por ciento de la población mundial, el
acceso durante los años noventa aumentó de 72 a 78
por ciento de la población total, mientras que el
saneamiento aumentó de 42 a 52 por ciento.
En los países en desarrollo, entre el 90 y el 95
por ciento de las aguas residuales y el 70 por ciento de los
desechos industriales se vierten sin ningún tratamiento en
aguas potables que consecuentemente contaminan el suministro del
agua utilizable.
Aproximadamente el 94 por ciento de la población
urbana tuvo acceso al agua potable al final del 2000, mientras
que el índice para los habitantes en áreas rurales
era solamente del 71 por ciento. Para el saneamiento, la
diferencia era aún mayor ya que el 85 por ciento de la
población urbana estaba cubierta, mientras que en las
áreas rurales, solamente el 36 por ciento de la
población tuvo saneamiento adecuado.
La escasez de agua dulce es uno de los siete problemas
ambientales fundamentales presentados en el Informe
"Perspectivas del Medio Ambiente Mundial" del PNUMA. Es
más, en una encuesta
realizada a 200 científicos lo señalaban, junto al
cambio
climático, como el principal problema del nuevo siglo. De
forma sencilla se puede decir que estamos alcanzando el
límite de extraer agua dulce de la superficie terrestre,
pero el consumo no deja de aumentar. Sin embargo, una gran
amenaza la constituye el efecto que el cambio
climático tendrá sobre el ciclo hidrológico
y la disponibilidad de agua dulce. Básicamente se
agravarán las condiciones de escasez de las zonas que ya
son áridas (menos lluvias y mayor
evaporación).
Actualmente el 20 % de la población no tiene
acceso a agua de calidad suficiente y el 50% carece de
saneamiento. África y Asia Occidental son las zonas de
mayor carencia. De forma simplificada podríamos decir que
en los países enriquecidos el problema del agua afecta
sobretodo a la conservación de la naturaleza y a
las posibilidades de crecimiento
económico mientras que en el sur, además de
todo eso, la falta de agua potable es la causante directa de
enfermedades como la diarrea y el cólera que causan
la muerte de
15 millones de niños
cada año.
El consumo global de agua dulce se ha multiplicado por 6 entre
1900 y 1995 mientras que la población sólo lo ha
hecho por 3 ¿superpoblación o superconsumo?. La
Agricultura se lleva el 70% de agua dulce consumida por el uso de
técnicas de riego inapropiadas. El consumo
industrial se doblará en el 2050 y en países de
rápida industrialización como China se
multiplicará por 5. El consumo urbano también
aumenta con la renta percápita, sobretodo en usos
recreativos (campos de golf, parques y jardines, etc) y derivados
del turismo.
Por otro lado la pérdida de calidad del agua
dulce por contaminación repercute muy gravemente en su
disponibilidad para consumo, una vez superada la capacidad
natural de autodepuración de los ríos. En primer
lugar la contaminación difusa de origen agropecuario a
través del uso incontrolado de plaguicidas tóxicos
y fertilizantes (N y P) produce la eutrofización
(crecimiento excesivo de algas y muerte de los
ecosistemas acuáticos) pero llega a causar enfermedades
cancerígenas a las altas concentraciones
que se dan en el Sur. En segundo lugar la contaminación
industrial por metales pesados,
materia
orgánica y nuevos compuestos tóxicos (PCB, etc) se
multiplicará por 4 para el 2025. Por último la
contaminación urbana se da sobretodo en las mega ciudades
del Sur y a sus cinturones de miseria.
Otro gran problema a nivel mundial es el de las aguas
subterráneas. Estas constituyen el 97% del agua dulce
terrestre frente al ridículo 0.015 % del agua superficial
embalsable. El 33% de la población mundial, sobretodo la
rural, depende de ella, pero está amenazada tanto por la
contaminación de los acuíferos como por la mala
utilización de los pozos existentes. La
sobre-explotación de éstos provoca el descenso de
la capa freática y hace necesario excavar más
hondo; el aumento de costes que esto supone perjudica primero a
los más pobres. Cuando ésto sucede en zonas
costeras el agua del mar penetra y saliniza los acuíferos
subterráneos (como ocurre en el litoral
mediterráneo).
Por último, tanto a nivel nacional como mundial
el agua dulce no está homogéneamente distribuida ni
geográfica ni temporalmente. Por ello se están ya
produciendo muchos conflictos por
el acceso al agua, sobretodo internacionales pero también
intranacionales. Este es un problema que se está agravando
muy rápidamente por lo que empezamos a asistir a
verdaderas guerras del
agua. Sin embargo, esta distribución desigual se utiliza a menudo
como excusa para grandes embalses y trasvases que ocultan
motivaciones puramente económicas y una política
hidráulica derrochadora.
Dado que la causa real de las injusticias derivadas del
agua no se deben a una causa natural sino a la lógica
imperialista del sistema, la principal línea de
acción debe ser combatir éste en todos sus
frentes.
Hay mucho trabajo que hacer en reducir el consumo, en
todos los ámbitos pero principalmente en los que mayor
porcentaje del gasto suponen:
En agricultura es imprescindible mejorar los sistemas de riego..
Las pérdidas de agua dulce en la red de distribución
son escandalosas. 25-50 % en Urbanas y 40-60% en
Agrícolas.
Las campañas de sensibilización ciudadana pueden
reducir el gasto de agua doméstico. Es algo necesario por
coherencia, pero no debe caerse en el testimonialismo
fácil, ya que estamos hablando de un porcentaje muy
pequeño del consumo global de agua. Sin embargo, las
actividades recreativas (fuentes, riego de jardines, campos de
golf, parques de atracciones etc) suponen la mayor parte del
consumo considerado urbano y es muy fácilmente
reducible.
13. Organismos
democráticos de distribución
Debido a la desigual distribución del agua, todo
el mundo coincide en la necesidad de instituciones que lo regulen
en la que estén presentes responsables políticos,
empresarios, hidrólogos, ciudadanos, etc. El problema
está en la verdadera democracia y
justicia de
los mismos.
14. Cuestión del
precio.
El principio básico es que el agua no es un bien
económico que pertenezca a una empresa,
cuenca o país, sino un patrimonio
común de la humanidad, al que todo el mundo debe poder acceder
para cubrir sus necesidades básicas. Es evidente que si el
agua es gratis, el derroche está garantizado. Sin embargo,
el precio debe
tener en cuenta la capacidad de pagarlo.
15. Datos importantes
sobre este indispensable líquido
El lema del Día Mundial del Medio Ambiente 2003
"Agua: ! Dos mil millones sufren sin ella!" pone de relieve el
papel
fundamental que tiene el agua en la supervivencia humana y el
desarrollo
sostenible.
Las estadísticas actuales son inquietantes. Una
de cada seis personas carece de un acceso regular al agua
potable. Más del doble 2.400 millones de personas no
disponen de servicios de saneamiento adecuados. Las enfermedades
vinculadas con el agua provocan la muerte de
un niño cada ocho segundos y son la causa del 80% del
total de las enfermedades y muertes en el mundo en desarrollo,
situación que resulta mucho más trágica si
se tiene en cuenta que desde hace mucho tiempo sabemos que esas
enfermedades se pueden prevenir fácilmente.
Si bien en los últimos 20 años el mundo en
desarrollo ha presenciado un aumento del suministro de los
servicios de agua, ese adelanto se vio contrarrestado en gran
parte por el crecimiento demográfico. En muchos lugares
del mundo se vive con el fantasma de la escasez de agua a causa
del cambio climático, la contaminación y el consumo
excesivo.
El desafío para nosotros es suministrar servicios
de agua para todos, especialmente los pobres; optimizar la
productividad de los recursos hídricos, especialmente en
la agricultura, sector al que se destina la mayor parte de esos
recursos en todo el mundo y en el que, sin embargo, muchas de las
prácticas de rutina que se emplean para el uso del agua
suelen ser ineficientes; y velar por que los ríos y los
acuíferos subterráneos compartidos por dos o
más países se gestionen en forma equitativa y
armoniosa.
Por un lado hace falta agua dulce, y por otro una nueva forma de
pensar. Debemos aprender a valorar el agua. En algunos casos,
será necesario que los usuarios paguen un precio que se
ajuste a la realidad; en ninguno, por esa valoración se
debería privar de este recurso vital a poblaciones ya
marginal izadas. Una de las paradojas más perversas con
respecto al agua en el mundo en el presente es que las personas
con menores ingresos s9n las
que en general más pagan por el agua.
Esta nueva forma de pensar también implica encontrar
soluciones
prácticas y adecuadas para garantizar un abastecimiento
fiable y equitativo del agua. Algunas soluciones son
simples y económicas. La recolección del agua de
lluvia, sin ir más lejos, podría ayudar a 2.000
millones de personas en Asia, y purificar el agua antes de
beberla y las campañas de salud
pública sobre prácticas básicas de
higiene
serían de gran ayuda para aliviar la carga de morbilidad
mundial ocasionada por el agua sucia.
Para proporcionar servicios adecuados de saneamiento y
un suministro sostenible de agua dulce también
serán necesarias nuevas inversiones de envergadura en la
infraestructura y la tecnología. Se estima
que para lograr las metas acordadas habrá que duplicar con
creces los gastos anuales en
agua potable y saneamiento.
Además hay que subrayar que no cabe relacionar la
escasez del agua con las entradas por precipitación,
pensando que se pueden canalizar en su totalidad hacia los usos:
éstas se han de dividir en tres partes, una se evapora en
la atmósfera, otra se fija en el suelo, en la
vegetación y los organismos que componen la biosfera y
otra es la que va por los cauces y lagos superficiales y
subterráneos hacia el mar. Y solo de esta última
parte cabe derivar agua hacia los usos antrópicos, pero
sin agotar cauces o acuíferos, para evitar los
daños sociales y ecológicos derivados de su
sobreexplotación.
El abastecimiento de agua de calidad no es ya tanto un
problema físico, como económico: las técnicas
disponibles permiten fabricar el agua con la calidad deseada y
llevarla al lugar requerido, pero ello entraña unos costes
físicos y monetarios que pueden hacer la operación
económica y ecológicamente poco recomendable.
La otra es más despilfarradora, más insostenible,
pero políticamente fácil de implementar: basta con
mantener el statu quo y ampliar el negocio de las empresas de obras
públicas, de producción y venta de agua y
de los concesionarios de nuevos caudales.
La primera apoya los cambios institucionales necesarios para
gestionar mejor el agua como recurso, incentivando la
conservación y el ahorro del agua, readaptando los usos y
mejorando su eficiencia,… Se
trata de una opción de cambio institucional que requiere
hacer política, en el mejor sentido de esta palabra, para
desbloquear una situación que, aunque beneficie a ciertos
intereses particulares, va cada vez más en perjuicio de la
mayoría de la población apuntando hacia un
horizonte de creciente insostenibilidad global y de deterioro
ecológico local.
La otra es la opción técnica (9) que ha
predominando hasta el momento: la de ampliar a cualquier coste la
oferta de
agua. Tras la sobreexplotación de los recursos
hídricos esta opción promueve también ahora
la desalación del agua del mar.
Esta opción renovada beneficia a constructores y
"productores" de agua, deseosos de ampliar sus ventas
favoreciendo el actual despilfarro de agua, que redunda en
perjuicio de la mayoría de la población y de su
medio ambiente local y global.
El actual marco institucional favorece esta segunda
opción: ahorrar agua y gestionarla mejor no es hoy
negocio.
La primera opción deberá pues cambiar las reglas
del juego
económico para conseguir que gestionar mejor el agua
sí sea negocio, cerrando a la vez la llave presupuestaria
que subvenciona y privilegia las inversiones orientadas a ampliar
la oferta de agua.
Se ha estimado que un ser humano necesita en promedio 50
litros de agua por día para beber, cocinar, lavar,
cultivar, sanear. Pero el derecho al agua, básico para
cualquier criatura empieza a llegar gota a gota a millones de
personas. Y este sonido de
emergencia hace sólo unos años (el Foro Mundial del Agua
celebró en marzo reciente su tercera versión, en
Kioto, Japón)
empezó a ser considerado internacionalmente como una
constatación pavorosa de la ya no paulatina, sino
vertiginosa escasez de agua en todo el planeta, surgida no
sólo del crecimiento poblacional, sino de la estremecedora
negligencia humana con todas sus consecuencias relacionadas. El
problema ha pasado de rumor de riachuelo a bramido de
avalancha.
Aunque las siguientes cifras han sido masivamente difundidas por
organizaciones
sociales y ONGs dedicadas a la protección de los recursos
naturales y el medio ambiente, sería necio abstenerse
de citarlas una vez más: 1.100 millones de personas
carecen de agua hoy y 2400 millones de instalaciones sanitarias.
31 países carecen totalmente de acceso a fuentes de agua
limpia. De cada cuatro personas una no alcanza el agua pura. Cada
ocho segundos muere un niño por beber agua contaminada.
Más de cinco millones de personas mueren cada año
por aguas contaminadas.
El primer Foro Mundial del Agua celebrado en
el año 2000 en La Haya, se fijó como objetivo para
el año 2015 reducir a la mitad el número de
personas sin acceso al agua potable. Pero no incluyó
planes para evitar su monopolio.
Apenas sí se nombró el conflicto de
la privatización de las fuentes de agua,
destinado a ser uno de los más graves del siglo que
empieza. Pese a que sólo el 5% del agua potable en el
mundo está en manos privadas, las ganancias anuales que
obtienen estas empresas son
más del doble de lo que gana hoy la industria
petrolera. Pero previsto como está el crecimiento
poblacional del planeta de nueve mil millones de habitantes para
el año 2025, no es ningún trabajo imaginar el
monstruoso mecanismo que está en marcha para el mercado del
agua.
Partiendo de que sin agua no hay futuro el requerimiento
de la Asamblea de los Sabios del Agua en Kioto, es una
acción universal combinada, individual y grupal, social,
institucional de todos los órdenes en concierto para la
protección y el fortalecimiento de fuentes, cuencas,
manantiales, acequias. Ni más ni menos lo mismo que los
pueblos aborígenes del mundo han hecho desde la
antigüedad. Ejercer el derecho al agua, con la celosa
participación de todos y todas, -niños,
jóvenes, adultos- en el cuidado del agua.
Participación que patentiza lo animado, el fluído,
el movimiento, la
transformación, símbolo del agua, único modo
de avizorar futuro para la tierra
La aparente abundancia del agua en el mundo ha dado la
impresión, en el pasado, de que se trataba de un bien
inagotable. Era también el más barato. En la mayor
parte de regiones el agua era gratuita. Todo ello ha conducido al
hombre a
derrocharla. El riego se efectúa de forma excesivamente
generosa, hasta el punto de anegar los suelos y de
provocar una salinización secundaria. Las fugas en las
redes de alimentación de agua
de las ciudades son enormes. El agua se considera en la
actualidad como un recurso económico del mismo valor que
los minerales, y debe
ser administrada racionalmente. En el origen de esta toma de
conciencia aparece una importante disminución de este
recurso en múltiples puntos del globo y, a partir de la
mitad de la década de los setenta, el crecimiento del
coste de la energía. Se ha constatado que la
explotación irracional de un recurso de superficie o
subterráneo provoca déficit de agua y que esos
déficit tienden a aparecer en nuevos lugares y a menudo
varias veces por año. Es probable que los déficit
sean causados por la contaminación; en todos los casos,
comprometen el desarrollo urbano y económico.
Por último cabe mencionar que cada uno de los
habitantes de este planeta debemos de estar conscientes del
agotamiento de este vital liquido y debemos tomar en cuenta y
ejecutar los consejos y tareas mencionadas en esta
presentación.
Perspectivas del Medio Ambiente Mundial 2000. PNUMA. Ed.
Mundi-Prensa. 2000.
Vivendi Environment. Annual Report 2000
Autor:
Roberto Ramirez Rodríguez