La Economía Mundial orientada hacia la Sustitución de Importaciones en Argentina
Indice
1.
Introducción
2. La Transformación de la
economía mundial a partir de 1930
3. Las nuevas
condiciones del desarrollo
4. La política económica de
sustitución de las importaciones orientada hacia la
industrialización
5. Consecuencias indirectas de la crisis:
comienzo del avance industrial
6. Conclusión
7. Bibliografía
Consultada
Es importante destacar que este trabajo
monográfico dirige su atención a describir como comienza a
extinguirse una etapa con una economía primaria
exportadora, para luego dar origen, a comienzos de 1930, a una
economía semi-industrial dependiente. Se deja atrás
el viejo federalismo
económico de las etapas de la economía primaria de
subsistencia y de transición, para reemplazarse por la
formación del mercado nacional
y la articulación de una política de desarrollo
integrado de la economía
argentina. En esta época, se fusionan dos factores de
origen interno y la transformación del contexto externo
que
encuadraría el desarrollo de nuestro país al
promediar el siglo XIX.
En la fisonomía interna, la ocupación total de las
tierras dentro de la frontera pampeana pondría punto final
al proceso
tradicional de crecimiento de la producción rural destinada a la exportación, volcando la atención en
la ocupación de nuevas tierras. Pero el rápido
aumento de la producción agropecuaria y de las exportaciones era
inadmisible sin la conquista y explotación de nuevas
tierras cercanas a la zona pampeana que contasen con mayores
instalaciones de servicios
básicos (especialmente transporte con
conexión al puerto para las producciones exportables). A
partir de aquí, las exportaciones dependieron del cambio
tecnológico y la mecanización de las explotaciones
rurales.
Por otro lado, el tamaño y la complejidad de la estructura
económica argentina
imponía la integración de la actividad productiva
conjuntamente con el desarrollo industrial.
En el plano internacional, se alteró el papel de la
economía mundial con la pérdida de dinamismo de la
demanda de
productos
agropecuarios, especialmente de orden primario.
Esta combinación de circunstancias, internas y externas,
determinó que se derrumbara el rol hegemónico del
sector agropecuario de la región pampeana como actividad
promotora del desarrollo nacional. Además, trajo como
consecuencia el quiebre entre el sistema argentino
y su vinculación con el exterior que le aportaba a nuestra
economía importantes cobros generados en las
exportaciones.
En la presente recopilación y clasificación de
datos
referentes a la historia económica de
nuestro país, se analizarán los cambios producidos
en la economía mundial, que luego influiría de
manera notoria en el desarrollo de la República Argentina
de los últimos años.
2. La
Transformación de la economía mundial a partir de
1930
La economía y su consecuencia a nivel mundial
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el progreso
técnico había acelerado la expansión del
comercio
internacional, el flujo internacional de capitales y las
corrientes migratorias. La crisis de 1929
pone punto final a este proceso, debilitando las relaciones
económicas internacionales.
La depresión
mundial de 1929 provocó, en los países
industrializados, la disminución de sus importaciones y
llevó a estos países a adoptar medidas
proteccionistas para afrontar tal efecto.
" … el valor de las
exportaciones mundiales totales disminuyó aproximadamente
en un 50% entre 1929 y 1933 a causa del efecto depresivo de la
caída de volumen
físico y la disminución de los precios … ".
Luego de ese período, comenzó una lenta
recuperación, pero el volumen de las exportaciones
seguía siendo aún bajo.
La crisis de la década de 1930 interrumpe el sostenido
crecimiento de las exportaciones mundiales. " … ella
marcó el fin de una era de abundante e indiscriminada
corriente de capitales internacionales en forma de
préstamos e inversiones
directas que, con la sola interrupción de la Primera Guerra
Mundial, duró varias décadas … "
La contracción del comercio
internacional, la disminución de los ahorros en
países exportadores de capitales y la dificultad de los
países deudores para pagar sus deudas, provocaron una gran
disminución en lo que respecta a la corriente
internacional de capitales, afectando en especial a los
países basados en la producción y
exportación de productos primarios.
Simultáneamente, decrece el porcentaje de inversiones en
las obras de infraestructura destinadas a proporcionar servicios
básicos al sector exportador o necesarios para la
economías internas en crecimiento, debido a las
dificultades financieras de los gobiernos de los países
deudores.
A través de los diferentes factores mencionados con
anterioridad, se produjo una ruptura, durante la década de
1930, del conjunto de relaciones dentro de las cuales se
había desarrollado el proceso de integración de la
economía mundial a partir de la segunda mitad del siglo
XIX. Estos factores interfirieron en las rutas tradicionales de
comercio y en el funcionamiento de los mercados
internacionales de capitales.
La transformación económica en
Argentina
A comienzos de 1930, nuestro país había adquirido
ya una dimensión económica considerable en
términos de población e ingreso por habitante. A
través de esto, se produce un aumento en la demanda
interna y una simultánea diversificación de la
misma, que sin embargo, no tenía repuesta en la estructura
productiva debido al rudimentario desarrollo industrial. Esto se
debía a que existía un alto grado de abastecimiento
externo de productos manufacturados para consumo e
inversión. De cualquier forma, en 1930, ya
no se puede hablar de una base económica fundada en el
modelo
primario exportador; se requería la incorporación
de la industria como
elemento dinámico del crecimiento y transformación
de la estructura productiva.
A los cambios de la realidad interna se añadieron los
cambios en la economía mundial que, hacia 1930,
profundizaron la crisis de modelo agroexportador, restringiendo
severamente las exportaciones agropecuarias.
El país, debido a su incapacidad, no pudo emitir respuesta
alguna para enfrentar los nuevos problemas y
formar una economía industrial avanzada. Esta incapacidad
determinó el progresivo aislamiento de la economía
argentina respecto de las corrientes dinámicas del
comercio y las inversiones internacionales. Este aislamiento fue
acompañado por una drástica reducción de
inversiones en el país.
El viejo esquema de la dependencia externa constituye un
obstáculo grave al crecimiento y somete a la
economía a graves tensiones como las crisis
cíclicas y la alta tasa de
desempleo.
3. Las nuevas condiciones del
desarrollo
La demanda global
Las exportaciones dejan de ser el componente dinámico de
la demanda global cuando se estanca el comercio mundial de
productos agropecuarios. Por este hecho se modifican las
condiciones de desarrollo vigentes en los 70 años
anteriores. Desde 1930 la expansión de la demanda global
dependerá del comportamiento
otros componentes que analizaremos a continuación.
a) El consumo de los particulares y del sector
público: el consumo privado es eminentemente
dependiente de la situación general y no condiciona el
nivel de la demanda global. El consumo del sector público
es independiente del nivel de ocupación de la
economía y de los ingresos
fiscales, porque el gobierno puede
financiar un exceso de gastos sobre
recaudaciones (un déficit) obteniendo crédito
del sistema bancario, lo que aumenta la demanda global. El
consumo no permite el aumento de la productividad del
trabajo ni la capacidad de la economía de producir
más bienes y
servicios.
b) La inversión pública y privada: estas
inversiones aumentan el capital
disponible en la economía y permiten elevar la
productividad del trabajo y aumentar la producción de
bienes y servicios. La inversión es el único
componente de la demanda global que puede ser independiente del
nivel de ingresos y provocar expansión de la demanda
global y la producción de un país.
A partir de 1930 la inversión se convierte en el factor
capaz de expandir de manera autónoma la demanda global y
elevar la capacidad del sistema de producir mayor cantidad de
bienes y servicios con destino al consumo y la acumulación
de capital.
Los rumbos alternativos del proceso de
industrialización
En una economía dependiente de las exportaciones, la
contracción de éstas lleva, en ausencia de medidas
de tipo compensatorio, a la desocupación de parte de la mano de obra y
la capacidad productiva, y además a una contracción
en el nivel de ingresos y condiciones de vida de la
población.
El gobierno puede, ante esta situación, adoptar medidas de
tipo compensatorio que permitan mantener los niveles de la
demanda global mediante la expansión de los gastos del
sector público y las inversiones, tanto de origen
público como privado. A raíz de estas medidas, la
ocupación de la mano de obra y los ingresos podrán
mantenerse, a pesar de la contracción de las
exportaciones.
En caso de que esto ocurra, se producirá un desajuste
entre las importaciones y la capacidad para importar generada por
el total de las exportaciones. Aquí, habrá que
limitar el total de las importaciones hasta el cupo permitido por
la capacidad de importar.
Las formas de lograrlo son varias, pero una de las más
importantes es el encarecimiento de las importaciones o la
restricción de las mismas, aplicando un control de
cambios y otorgando divisas para importar sólo a personas
autorizadas.
Al reducirse las importaciones y mantenerse los niveles internos
de ingresos, el precio de los
artículos importados en el mercado interno serán
más alto. Según Humberto Zambón, ese aumento
de precios de los productos importados es provocado por la
devaluación de la moneda, lo que
traería aparejado un aumento en las exportaciones y una
disminución en las importaciones, restableciendo
así el equilibrio
externo.
La sustitución de importaciones no se refiere solo a la
producción interna, sino que al mismo tiempo la
expansión de los ingresos y el progreso técnico van
aumentando la demanda de bienes y servicios, y modificando su
composición. Como la reducida capacidad de importar no
permite satisfacer con importaciones esa mayor y cambiante
demanda, es la producción interna la encargada de
hacerlo.
Se produce un cambio permanente en la composición de la
demanda de bienes de consumo e inversión. Por un lado hay
una mayor proporción de bienes industriales y menor
proporción de alimentos. Por el
otro, a medida que se desarrolla la tecnología, las
maquinarias, equipos y los procesos
productivos se hacen cada vez más complejos.
La sustitución de importaciones ejerce una profunda
fuerza de
atracción sobre el volumen y la distribución de las inversiones
(esencialmente las privadas). El desarrollo diversificado
requiere más energía, más comunicaciones, más transporte y, en la
medida en que la urbanización acompaña al proceso
de desarrollo, una expansión de la vivienda, obras
sanitarias, transportes urbanos, educación y salud
pública. Esto está a cargo de la
inversión pública. Si el gobierno no se expande a
un ritmo adecuado el desarrollo de la economía, pueden
llegar a crearse insuficiencias tales que obstaculicen seriamente
el crecimiento
económico.
La industria crece más aceleradamente y es la clave en el
proceso de desarrollo, debe proporcionar los bienes
manufacturados anteriormente importados y satisfacer la
demanda.
Un país que realiza un proceso de industrialización
tiene opciones: puede embarcarse solamente en el desarrollo de
las industrias de
carácter liviano, o inversamente, dedicarse
al segundo proceso de industrialización: las industrias de
base.
Estructura industrial
La industria es un sector complejo, desde que se extrae de la
naturaleza una
materia prima
hasta que ella se convierte en un bien de utilización
final, se suceden numerosas etapas intermedias y procesos
productivos interrelacionados. La complejidad del sistema
industrial esta dado por el desarrollo tecnológico,
tamaño y estructura del mercado y el comercio
exterior.
En primer lugar las industrias de bienes de consumo (alimentos,
bebidas, tabaco, textiles,
vestimenta) y las industrias que fabrican maquinarias y equipos
sencillos y poco complejos, atraen la inversión privada de
aquellos países que comienzan su proceso de
industrialización por tener sencillez técnica y
organizativa, baja densidad de
capital por obrero, rápida madurez en la inversión
y mediana o pequeña escala de
producción.
En segundo lugar, las industrias de base (acero, maquinaria
y equipos, electro-metalúrgicas y electroquímicas,
y las de combustibles y petroquímicas) se caracterizan por
su complejidad técnica y organizativa, alta
inversión por obrero ocupado, gran escala de
producción requerida para alcanzar niveles razonables de
eficiencia y
el largo período que transcurre desde el comienzo del
proyecto de
instalación hasta la puesta en funcionamiento. Estas
características desalientan a la
inversión privada.
En tercer lugar, el desarrollo del capital de infraestructura en
transportes, comunicaciones, energía y otros campos
básicos, tienen el problema de que el financiamiento
de los mismos recae en el sector público. El beneficio se
expresa no en la cuenta de ganancias y pérdidas de las
empresas que
lo explotan, sino en el aumento de la productividad de todo el
sistema económico. El beneficio social de la
inversión es superior al beneficio privado. Pero los
fondos del sector público han sido insuficientes, ya que
los gastos corrientes absorben la mayor parte de los ingresos
públicos y porque la posibilidad de obtener recursos en los
mercados internos de capital han sido limitadas. Se agrega
además la mala orientación de la inversión
pública en proyectos de baja
prioridad y de escaso impacto sobre la capacidad productiva del
sistema económico.
El sector público
Si la política
económica se limita básicamente al mantenimiento
del nivel interno de ingresos, encarecimiento de importaciones y
redistribución de ingresos, el proceso de
industrialización tenderá a concentrarse en las
industrias livianas (las que producen bienes de
utilización final).
El sector público es el factor determinante de la
orientación de la industrialización y de las bases
últimas de todo proceso de desarrollo. Cuanto más
se demore la aplicación de una adecuada política
directa e indirecta de fomento industrial más
difícil será el proceso de ajuste y más
profundo el grado necesario de intervención en el
funcionamiento del sistema. Esto es así porque cuanto
más se postergue la aplicación de esa
política, más profundo será el estancamiento
del sistema. Por otra parte, el estancamiento agudiza los
enfrentamientos políticos y sociales, complicando
más la posibilidad de aplicar un política
evolutiva. Argentina es un ejemplo de esto.
El desarrollo agropecuario
Dos fuerzas desplazan al sector rural de su rol
protagónico del desarrollo argentino: a) el estancamiento
de la demanda externa y b) el crecimiento de la demanda interna
de productos agropecuarios a un ritmo más lento que el de
la economía en su conjunto, debido a los cambios en la
composición de la demanda.
Las prácticas proteccionistas y la formación de
bloques, exigió una actividad política de
colocación de productos agropecuarios en el mercado
mundial por parte de los países exportadores.
El desarrollo agropecuario estuvo fuertemente condicionado por la
política comercial del gobierno.
Se replantean los términos de desarrollo:
a) La composición de la producción agropecuaria:
hay una creciente demanda interna que obliga a la
producción agropecuaria a diversificarse. Así
ocurre el crecimiento de la producción agropecuaria fuera
de la zona pampeana.
b) Régimen de la tenencia de la tierra: La
totalidad de las tierras disponibles ya estaban en
explotación y el aumento de la producción
podría lograrse sólo mediante el aumento de los
rendimientos por hectárea. Esto sólo podía
lograrse mediante la mecanización de las tareas
agrícolas, la mejora de los métodos de
conservación de suelos y de
cultivo y la adopción
de prácticas más eficientes de organización de las tareas rurales.
El aumento de los rendimientos exige la realización de
mejoras fijas, que el ocupante temporal de un campo
(arrendatario), no realiza porque sólo podrá
beneficiarlo en el corto plazo.
Los grandes propietarios territoriales, tienen un comportamiento
que no parece estar regulado por las normas habituales
de conducta del
empresario capitalista. La tierra es
más un elemento de prestigio y status; un refugio contra
la inflación, que un capital al que debe sacársele
todo el provecho.
De esta manera la capacidad de producción de los campos se
disminuye y en consecuencia disminuyen los ahorros necesarios
para financiar la construcción de mejoras y la
mecanización de las tareas en los campos de la
región pampeana, no así en las zonas fuera de la
pampa donde la distribución de la tierra había sido
más equitativa y pareja.
4. La política
económica de sustitución de las importaciones
orientada hacia la industrialización
Tendencias y límites
del dirigismo conservador
La influencia del economista inglés
Keynes, es la
predominante en la década de 1930 a nivel mundial.
Keynes es un defensor del capitalismo
monopolista, su "política de economía dirigida"
exigía el ensanchamiento de las funciones del
gobierno.
Para curar los males que la crisis acrecienta en la
economía, Keynes trata de liquidar el paro forzoso con la
creación de nuevas fuentes de
trabajo, aunque sean improductivas; y ello implica cierto grado
de intervención del Estado en el
proceso económico y el consiguiente aumento de los gastos
del gobierno.
En Argentina, al producirse una baja en el nivel de la demanda
global dentro del mercado interno, como consecuencia del volumen
creciente de las exportaciones y la menor remuneración a
los productores rurales, el fenómeno obliga al nuevo
gobierno conservador de Justo a adoptar medidas inspiradas en
principios
económicos diferentes de los que habían prevalecido
en el país hasta entonces.
Las soluciones
eran, por un lado, una solución de corte financiero
apuntando a la creación de un esquema que permitiera
mantener el valor estable de la moneda dentro del mercado interno
(abandono legal de la convertibilidad, creación del
Banco Central
y del Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias, control de
cambios, impuestos a los
réditos, etc.); y por otro lado, una solución de
corte económico destinada a regular a la producción
para adecuarla a la demanda, que en esa época llegaba a su
más bajo nivel por falta de capacidad adquisitiva de los
consumidores (creación de las diversas juntas reguladoras
de la producción).
La intervención que se le asignaba al Estado sería
siempre transitoria, y únicamente para suavizar los
efectos más apremiantes de la crisis. El propio Estado,
por su parte, fomentaba las inversiones extranjeras,
acordándoles preferencias inusitadas en la incapacidad de
las propias exigencias de un país independiente.
El descreimiento de las masas populares con respecto al sistema
político que se agudiza en el período considerado,
será en buena medida un resultado de esa política
económica destinada a favorecer a los sectores
privilegiados de la sociedad.
5. Consecuencias
indirectas de la crisis: comienzo del avance
industrial
Ciertos factores externos, como quizás la Primera
Guerra Mundial
y sin duda la crisis económica-financiera de 1929,
serán en buena medida responsables del crecimiento
industrial de nuestro país, que ya es apreciable a
mediados de la década de 1930.
Las causas principales de la industrialización que toma
cuerpo en esta época son:
a) La disminución de las exportaciones argentinas, en
valor y tonelaje, que hace que se carezca del número
necesario de divisas para continuar importando gran cantidad de
mercaderías que empiezan, progresivamente, a elaborarse en
el país (sustitución de importaciones).
b) La desvalorización del signo monetario,
complementariamente con el inciso anterior.
c) El aumento de los derechos aduaneros a partir
de 1931.
d) La regulación gubernativa de las importaciones, para
ajustarlas al nivel de ventas
argentinas.
e) La existencia de un mercado consumidor
relativamente importante en lo que a la iniciación de
ciertas actividades atañe, por ejemplo en el campo de la
industria liviana.
f) La existencia de una mano de obra abundante, barata y
competente.
g) La presencia de industrias auxiliares desarrolladas (algunas
materias primas, construcción de equipos industriales,
etcétera).
h) El desmantelamiento de industrias en los países
más adelantados (ejemplo Estados Unidos),
que dejaba inactivos valiosos planteles cuya utilización
había que procurar.
i) La existencia en aquellos países, de capitales y
técnicos en condiciones de ser exportados y que
habían quedado disponibles por la crisis en los negocios y la
desocupación.
j) La mayor ganancia que prometía la actividad industrial
en un país no suficientemente desarrollado
económicamente, que
permitiría el empleo de
menor proporción de capital fijo.
k) La necesidad de ajustar la producción a los gustos del
consumidor y brindarle una oportuna flexibilidad.
La industrialización abarcó sólo
determinadas áreas geográficas de nuestro
país (Buenos Aires,
Gran Buenos Aires y el litoral). En 1935, la industria textil
abarcó cerca del 17% del personal obrero
argentino; el 92% de los obreros textiles se encontraban en un
radio de
veinte kilómetros de la plaza del Congreso,
fabricándose en la Capital Federal y alrededores el 87% de
la producción textil nacional. Para 1938, Buenos Aires
concentraba el 62% de establecimientos manufactureros, el 72% del
total de obreros y empleados, el 64% de la fuerza motriz y el 74%
del total de la producción.
La industrialización fue paralela también al
fenómeno de las migraciones internas rural-urbanas. El
lapso de 1930 a 1943, la industria en crecimiento debe buscar su
mano de obra dentro del país.
En el resto del país, las provincias que enviaban a la
población a los centros urbanos y se descapitalizaban, la
época contempla la culminación del proceso inverso,
la del retroceso industrial.
El Estado
practicó respecto a ese aspecto un "proteccionismo al
revés" en lugar de apoyar decididamente el proceso.
Antes de la Primera Guerra
Mundial, Argentina se ajustaba cómodamente al molde de los
tradicionales principios de la división internacional del
trabajo en el marco geográfico: el comercio
consistía en la exportación de productos
agrícola-ganaderos a cambio de combustibles y ciertos
bienes manufacturados, con respecto a su cliente principal
(Inglaterra). Pero
las consecuencias del conflicto
bélico, más la crisis de 1929, dislocaron esa
aparente estructura que quería corresponder al concepto de la
mano invisible de Adam Smith que
vigilaba los mercados y las leyes de la
oferta y la
demanda. Debieron intentarse algunos remedios: primero, una
reorganización de la política impositiva, que
teóricamente debía vender a una mejor
distribución del ingreso nacional; por otro lado el
fortalecimiento de los ingresos de los grandes ganaderos y
agricultores, que fue la preocupación dominante de los
gobiernos conservadores que sucedieron a Yrigoyen. La tercera
vía era el desarrollo de las fuerzas productivas
nacionales mediante la industrialización, con el
consiguiente incremento del mercado interno de consumo.
La industrialización como tal no fue prohibida por el
gobierno, pero sí se la dificultó mediante el uso
de los derechos de aduana y del
control de cambios desde 1932.
Bajo el sistema entonces predominante, las autoridades
favorecían la importación de artículos terminados
por los cual, en ocasiones, resultaba más conveniente el
traslado in toto de fábricas extranjeras a nuestro
país, que la solicitud de divisas de los industriales
locales para comprar maquinarias. En muchos casos, los
dueños de las maquinarias extranjeras recibían, en
vez de efectivo, acciones de la
nueva compañía.
Los derechos de aduana fueron utilizados de tres modos: primero,
los derechos sobre las materias primas, que eran superiores a los
de los artículos terminados o semielaborados. En segundo
lugar, funcionaba una discriminación oculta en relación a
las tarifas aduaneras, ya que se fija un mayor valor por el
kilogramo de materia prima
que el kilogramo de producto
terminado o semiterminado. Finalmente, no consideró la
pérdida de materia prima en el proceso de la manufactura.
Otras desventajas que encontraba la industria nacional, fueron la
falta de capitales locales, dispuestos a intervenir en ella y la
renuncia de los bancos a conceder
créditos a mediano plazo. El Banco de
Crédito Industrial sería creado más tarde
por el gobierno militar surgido del movimiento del
4 de junio de 1943.
La industria argentina ha crecido a saltos desde 1935. El
país, impedido a continuar su desarrollo mediante las
exportaciones, comenzó a crecer desordenada y
dispersamente hacia dentro.
Si bien hacia 1943, la base de las actividades económicas
argentinas todavía reposaba en el campo, las industrias de
transformación ya se había desarrollado con firmeza
y variedad. Estas industrias utilizaron productos nacionales y
algunas materias primas importadas, librando al país de la
tradicional importación de manufacturas provenientes del
exterior.
Con posterioridad a 1939, Argentina era autosuficiente en algunos
ramos, especialmente aquellos pertenecientes a la industria
liviana.
Durante el lapso entre 1935 y 1943, el país vivió
un importante desarrollo industrial al que faltó
totalmente la protección estatal, brindada en cambio a los
productores y comerciantes en carne y granos.
El tema tomado para proceder a la redacción del presente trabajo
monográfico, ha sido particionado en tres secciones.
En la primera sección, se interrumpe el sostenido
crecimiento de las exportaciones mundiales a causa de la
depresión económica-financiera de 1929. Hubo un
decaimiento de las exportaciones y por consiguiente, una
caída en el volumen de las importaciones, que no
sólo afectó al comercio sino que además
disminuyó el movimiento de inversiones. En cuanto a las
repercusiones que esta transformación causó en
nuestro país, es necesario aclarar que profundizó
la crisis del modelo agroexportador, y no pudo difundir
respuestas positivas a los nuevos problemas, debido a su
incapacidad.
En la siguiente sección, la segunda, se produce un cambio
en las condiciones de desarrollo, en donde el factor
"exportación" deja de ser el elemento dinámico de
la demanda global y es cambiado por otros componentes,
especialmente la inversión. Este último componente,
a través de la sustitución de las importaciones,
conduce a la expansión dela demanda global, al aumento de
la producción local y a la acumulación de
capitales. Este proceso de sustitución de importaciones
hace que nuevas empresas o industrias, especialmente de
carácter liviano, comiencen a producir los bienes
importados anteriormente. Pero simultáneamente, este
proceso debería ser acompañado por una
política económica que oriente a la industria. Al
demorarse esta política económica, se
profundizó el estancamiento del sistema, culminando en
enfrentamientos políticos y sociales. Argentina es un
claro ejemplo.
La tercera y última sección de este trabajo la
conforma la política económica orientada hacia la
industrialización. Aquí aparece la influencia de
Keynes, que en su teoría,
exigía el ensanchamiento de las funciones del gobierno. En
dicha política, se adoptaron soluciones como el abandono
legal de la convertibilidad y la regulación de la
producción, adecuándola a la demanda. Pero, aunque
se hayan tomado medidas al respecto, entre 1935 y 1943, el
país vivió un importante desarrollo industrial, al
que le faltó una protección estatal.
Dichos factores, tanto externos como internos, sumados a la
depresión de 1929, son los responsables del crecimiento
industrial de nuestro país, que comenzó a mediados
de la década de 1930.
7. Bibliografía Consultada
- La Economía Argentina de Aldo Ferrer, en su
octava reimpresión, Fondo de Cultura
Económica. Impreso en Argentina 1976. - La República Constitucional y su crisis de
Gallo Cortez Conde. - Naciones Unidas, International Capital Movements
During the Interwar Period. - Introducción al Pensamiento
Económico de Humberto Zambón, Facultad de
Economía y Administración, U.N.C., Edición
1998.
Autor:
Mauro Di Lucente