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Las relaciones entre Panamá y Estados Unidos



    1. CMA: reflexiones en torno a la
      soberanía y la guerra contra las
      drogas
    2. FPPS: Seguridad Nacional
      "made in the United States"
    3. Legado peligroso: la
      contaminación ambiental de los polígonos de
      tiro y las armas químicas en isla San
      José
    4. ¿Economía de
      guerra?: el acceso y la libre circulación de
      petróleo y gas natural en el contexto de la guerra
      contra el terrorismo de Estados Unidos
    5. TLC: prisioneros de la
      liberación comercial
    6. Reflexiones
      finales

    I.
    INTRODUCCIÓN

    La globalización no puede entenderse como un
    fenómeno nuevo, sino todo lo contrario. Lo que diferencia
    a la
    globalización de los 90 del resto de las anteriores es
    que la misma ha sido impulsada por la rápida evolución de la tecnología y de
    los medios de
    comunicación.

    El polémico debate en
    torno a la
    globalización parte del plano conceptual, ante el hecho de
    que no exista una definición precisa y ampliamente
    aceptada del término globalización.

    Podríamos definir la globalización como el
    fenómeno de carácter mundial que, apoyándose en
    la rápida innovación
    tecnológica, modifica nuestras vidas al desmantelar
    las fronteras de los Estados en los planos cultural, laboral,
    informativo, ecológico, político y
    económico.

    Las nuevas
    tecnologías, como Internet, no sólo han
    favorecido la disminución de los costos de
    comunicación para el ciudadano
    común.

    También han permitido que nuevos actores no
    gubernamentales reduzcan distancias y puedan llegar a tener una
    verdadera presencia y coordinación a nivel global, desde aquellos
    que se dedican a la defensa del medio ambiente
    y los derechos humanos
    hasta los vinculados al terrorismo y
    al tráfico de drogas.

    Dada la importancia de su posición
    geográfica, la cooperación que pueda brindar
    Panamá es determinante en la lucha que encabeza Estados
    Unidos contra los terroristas y narcotraficantes. Sin embargo,
    las políticas
    de cooperación de Washington contra el crimen
    organizado encubren un deseo de absorber el Istmo, al
    comprometer en demasía y de manera injustificada la
    soberanía panameña.

    Contrario a lo que generalmente se piensa, las causas de
    conflicto entre Panamá y Estados Unidos, en vez de
    reducirse al tema de la limpieza de los polígonos de tiro y la remoción de
    las armas
    químicas en isla San José, podrían aumentar
    a raíz de los compromisos asumidos por Panamá en el
    contexto de las guerras
    antiterrorismo y antidrogas que lleva adelante Estados
    Unidos.

    [Bibliografía de
    consulta]

    Títulos fundamentales sobre el fenómeno de
    la globalización son Giddens, Anthony. Un mundo
    desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras
    vidas.
    Grupo Santillana de Ediciones, S.A. Madrid. 2003.
    117 p. y Beck, Ulrich. ¿Qué es la
    globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la
    globalización.
    Ediciones Paidós Ibérica,
    S.A. Barcelona. 1998. 224 p.

    Títulos que puede consultar sobre la
    dimensión económica de la globalización son
    Estefanía, Joaquín. La Nueva Economía. La
    Globalización.
    Editorial Debate, S.A. Madrid. 1997.
    193 p.; Passet, René. La Ilusión Neoliberal.
    Editorial Debate, S.A. Madrid. 2001. 329 p.; Taibo, Carlos.
    Cien preguntas sobre el nuevo desorden. Una mirada
    lúcida sobre la globalización y sus
    consecuencias.
    Suma de Letras, S.L. Impreso por Mateu Cromo,
    S.A. Madrid. 2002. 348 p.; y Stiglitz, Joseph E. El Malestar
    en la Globalización.
    Santillana Ediciones Generales,
    S.L. Impreso por Mateu Cromo, S.A. Madrid. 2003. 471
    p.

    La globalización es analizada por Robert O.
    Keohane y Joseph S. Nye Jr. en Globalization: What`s New?
    What`s Not? (And So What?).
    Foreign Policy. Carnegie
    Endowment for International Peace. Washington. No. 118. Spring
    2000. p. 104-119 y por Moisés Naím en
    Globalization. Passing Fad or Permanent Revolution?
    Harvard International Review. Cambridge, MA. Spring 2004. Vol.
    XXVI (1). p. 83-84.

    Véase un interesante debate en torno al
    fenómeno de la globalización en George, Susan y
    Martin Wolf. La globalización liberal. A favor y en
    contra.
    Editorial Anagrama. Barcelona. 2002. 206 p.
    Véase también Micklethwait, John and Adrian
    Wooldridge. The Globalization Backlash. Foreign Policy.
    Carnegie Endowment for International Peace. Washington. No. 126.
    September-October 2001. p. 16-20.

    II. CMA: Reflexiones
    en torno a la soberanía y la guerra contra
    las
    drogas.

    El negocio de la droga es uno
    de los más lucrativos a nivel mundial. Según el
    Informe Mundial sobre Drogas 2005 de la Oficina de la
    ONU Contra las
    Drogas y el Crimen, el comercio
    mundial de drogas está generando unos 320 billones de
    dólares cada año.

    Ante estas ganancias, las políticas de los
    países de la región andina en materia de
    erradicación de los cultivos de coca palidecen. De hecho,
    las hectáreas cultivadas con coca durante la década
    pasada se incrementaron en Colombia,
    Perú y Bolivia de
    206,200 (1991) a 210,939 (2001). Esto trajo como consecuencia una
    reducción de hasta 40 dólares en el precio medio
    del gramo de cocaína.

    Ante el fenómeno de la globalización y la
    creciente interdependencia entre los países, se necesita
    de la cooperación internacional para resolver un problema
    transfronterizo como el de la droga. En ese sentido, reconozco
    que el tema de la soberanía nacional se debe manejar con
    mayor flexibilidad si realmente se quiere acabar con este
    flagelo, en vista de que las redes criminales dedicadas
    al tráfico de drogas son una amenaza para nuestra democracia.

    Pero ello no justifica que en el marco de la lucha
    antidrogas que lleva a cabo Estados Unidos se comprometa en
    exceso la soberanía panameña, tal como se
    pretendió con el fracasado Centro Multilateral Antidrogas
    (CMA).

    En el marco de la reunión del Grupo de
    Río, celebrada en la capital
    ecuatoriana a inicios del mes de septiembre de 1995, los
    presidentes de los países latinoamericanos acogieron con
    beneplácito la propuesta del ex presidente panameño
    Ernesto Pérez Balladares de crear un centro regional de
    lucha contra el narcotráfico.

    En esa dirección, los mandatarios latinoamericanos
    recomendaron que la labor del centro antinarcóticos que se
    instalaría en el Istmo debía enfocarse en una
    diversidad de temas como el lavado de
    dinero, las narcomafias, el trasiego de armas y el
    tráfico ilícito de precursores químicos,
    entre otros.

    La iniciativa comenzó a tomar forma cuando el
    entonces canciller Gabriel Lewis decide dejar a un lado las
    negociaciones para la permanencia de las bases militares de
    Estados Unidos, ante la renuencia del Pentágono a pagar
    por el alquiler de las mismas.

    Fue en ese momento, revela el Informe Hatheway,
    cuando Lewis introduce oficialmente el concepto de un
    centro multilateral contra el narcotráfico como
    fórmula para que las tropas de Estados Unidos
    permanecieran en el Istmo.

    Agrega el citado informe que Lewis
    dejó claramente establecido que haría todo lo que
    estuviera a su alcance para mantener la presencia militar
    estadounidense en Panamá y que tanto los funcionarios
    panameños como los estadounidenses comentaban que algunas
    veces Lewis parecía haber olvidado a cuál lado
    él representaba.

    Tras el fracaso de las negociaciones del CMA, algunos
    observadores estadounidenses llegaron a la conclusión de
    que la posibilidad de llegar a algún acuerdo sobre el CMA
    se desvaneció con la muerte de
    Lewis.

    Ninguna de las medidas planteadas en el Borrador del
    Acuerdo sobre el CMA
    estaba diseñada para combatir
    eficazmente el problema de la droga. El propio carácter
    multilateral del centro estaba en entredicho, ya que el Estado que
    deseara incorporarse al mismo sólo lo podía hacer
    mediante invitación por decisión unánime de
    las partes, entiéndase Estados Unidos y Panamá, y
    en virtud de los plazos y términos que estas
    establecieran.

    La duración del CMA, 12 años prorrogables
    por períodos fijos de 5 años, así como el
    necio argumento de que para poder
    retirarse del acuerdo tenían que haber transcurrido los
    primeros 12 años de vigencia del mismo planteaban serios
    inconvenientes para el país.

    Panamá debía renunciar a su derecho de
    apelar ante cualquier entidad o jurisdicción
    foránea por cualquier desacuerdo relacionado con la
    aplicación, ejecución o interpretación de este acuerdo o de
    cualquier otro relacionado con el mismo.

    Como si fuera poco, se comprometía a no expedir,
    adoptar o hacer cumplir ninguna ley, decreto,
    reglamento o convenio internacional, ni a tomar acción
    alguna que implicara reglamentar o interferir con el ejercicio,
    por cualquiera de las partes, de derecho alguno garantizado bajo
    este acuerdo o algún otro relacionado con el mismo, ni que
    fuera inconsistente con éstos.

    También ponía áreas revertidas
    vitales para el desarrollo
    socioeconómico del país a disposición del
    centro antinarcóticos, tales como la pista e instalaciones
    de Howard, centro de antenas de
    Galeta, complejo de comunicaciones
    de Corozal, instalaciones portuarias e inclusive aquellas
    instalaciones adicionales que fueran acordadas entre las
    partes.

    El texto
    también planteaba restricciones en áreas de gran
    potencial turístico, como playa Kobbe y Venado, e incluso
    facultaba a Estados Unidos a suministrar servicios
    comerciales al por menor, un servicio
    reservado exclusivamente para los panameños y
    panameñas en nuestra Constitución Política
    Nacional.

    También se establecía que si Estados
    Unidos asignaba personal civil y
    militar, recursos y
    equipos al CMA, entonces éstos se mantendrían en
    todo momento bajo la autoridad de
    aquel país y cualquier recomendación o
    decisión sobre el uso de los mismos requeriría de
    su aprobación. El documento comprometía la
    soberanía nacional a tales extremos, que planteaba que
    Panamá podía delegar la responsabilidad por la seguridad, el uso
    y el acceso de ciertas instalaciones exclusivamente a Estados
    Unidos.

    El CMA era una base militar disfrazada de centro
    antidrogas, así que las críticas al texto del
    Borrador del Acuerdo sobre el CMA no se hicieron esperar.
    Incluso el propio ex embajador de Estados Unidos en Panamá
    durante la dictadura del
    general Manuel Antonio Noriega, Everett Briggs, lanzó
    duras críticas contra el gobierno de su
    país al cuestionar la iniciativa estadounidense de
    involucrar a efectivos militares en la lucha antidrogas y buscar
    la permanencia de las bases militares más allá del
    año 2000.

    El CMA se vino abajo, porque el centro de atención de la política exterior
    estadounidense pasó a ser la región
    balcánica y porque el gobierno de Pérez Balladares
    mostró una actitud
    ambivalente e indecisa desde el comienzo hasta el final de las
    negociaciones- en un intento por no sacrificar su posible
    reelección, Pérez Balladares propone a Estados
    Unidos reducir la duración del CMA de 12 a 3 años y
    limitar las misiones a las antinarcóticos.

    Uno de los elementos que salió a relucir con el
    CMA fue la ambivalencia de la política exterior
    panameña. Prueba de ello es que el propio Pérez
    Balladares declara inicialmente que eran ganas de "fregar" decir
    que el CMA sería una base militar, para meses más
    tarde anunciar que el CMA se "hundía" porque lo que
    Estados Unidos quería era una base militar. También
    fue notoria la falta de transparencia, ya que el
    Borrador del Acuerdo sobre el CMA apareció por
    primera vez en el diario El Excelsior de México.

    Al CMA le siguió otro intento frustrado por
    mantener la presencia militar estadounidense, presentado por el
    republicano Benjamin Gilman y denominado Proyecto de
    Relaciones Panamá-Estados Unidos de 1998
    . Dicho
    proyecto
    establecía que Estados Unidos apoyaría el ingreso
    de Panamá al Tratado de Libre
    Comercio de América
    del Norte (NAFTA, por sus
    siglas en inglés)
    a cambio de que
    siguieran funcionando las bases militares de Howard, Kobee,
    Rodman y Sherman por un espacio de 15 años más.
    Esta iniciativa demuestra que Estados Unidos puede llegar a
    condicionar el otorgamiento de preferencias comerciales por
    concesiones en el plano militar.

    Estados Unidos no puede pretender que el problema de la
    droga se resolverá con bases y efectivos militares, con un
    enfoque netamente represivo tipo Plan Colombia y
    orientado principalmente hacia los países productores de
    coca, mientras desatiende el problema de demanda de
    droga que tiene a lo interno de su propia sociedad.

    Como bien ha señalado Raymond Kendall, ex
    secretario general de la INTERPOL, la demanda de drogas no se
    reducirá mientras no exista un balance entre los recursos
    que se destinan a la represión (80%) y los que guardan
    relación con el tratamiento y la educación
    (20%).

    Washington debería utilizar su política
    comercial para combatir el narcotráfico, eliminando la
    política de subsidios agrícolas para sus granjeros
    y otorgando importantes concesiones a los agricultores de la
    región andina en el Tratado de Libre Comercio
    (TLC), de tal
    manera que puedan encontrar suficientes incentivos para
    sustituir los cultivos de coca por otros que tengan pleno acceso
    al mercado
    estadounidense.

    [Bibliografía de
    consulta]

    Moisés Naím analiza la guerra contra las
    drogas en The Five Wars of Globalization. Foreign Policy.
    Carnegie Endowment for International Peace. Washington. No. 134.
    January-February 2003. p. 28-37.

    Para conocer el contenido de la Declaración de
    Quito
    véase Álvarez Cedeño, Manuel. Presidentes
    acuerdan reunión en Panamá contra el
    narcotráfico.
    La Prensa.
    Panamá. Septiembre 6, 1995. Portada.

    El Borrador del Acuerdo sobre el CMA fue
    reproducido en su totalidad en los Talleres del Grupo Editorial
    Universal, S.A. (El Universal de Panamá). Panamá.
    Febrero 1, 1998. 8 p.

    El Dr. Jorge Illueca analiza las amenazas que para
    nuestra soberanía nacional conllevaba el establecimiento
    del CMA en los artículos No debe establecerse el
    CMA
    y Howard: Patrimonio
    Inalienable
    de El Panamá América.
    Panamá. Marzo 20, 1998. Sección A, p.
    6-7.

    Para conocer las críticas del ex embajador
    Everett Briggs véase Barroso, Arnulfo. Briggs:
    Lógico pensar que el CMA encubre bases.
    El
    Panamá América. Panamá. Julio 17, 1998.
    Portada

    El ex presidente Ernesto Pérez Balladares revela
    detalles de la reunión con Bill Clinton en "Tal cual
    es".
    La Prensa. Panamá. Panamá. Abril 26, 2005.
    Sección A, p. 12.

    Para conocer las declaraciones y los hechos más
    relevantes sobre las negociaciones del CMA véase Redacción. Cronología sobre las
    bases y el CMA.
    El Panamá América.
    Panamá. Julio 19, 1998. Sección A, p. 2.

    Las causas del fracaso del CMA se exponen en Arias
    Calderón, Ricardo. Perdiendo a
    Panamá…
    El Panamá América.
    Panamá. Junio 6, 1999. Sección C, p. 4 y en
    Raymont, Henry. Crónica del fracasado CMA. El
    Panamá América. Panamá. Septiembre 27, 1998.
    Sección A, p. 2.

    Detalles del Informe Hatheway se revelan en
    Gurdián Guerra, Reymundo, Las Bases Militares y el
    Informe Hatheway. El desarrollo nacional frente a los intereses
    norteamericanos en Panamá.
    Instituto del Canal de
    Panamá y Estudios Internacionales. Editorial Portobelo.
    Panamá. 1997. 44 p.

    Para conocer la labor que desarrolló la sede del
    centro de operaciones
    antidrogas en la base aérea de Howard véase
    Redacción. EU cierra operaciones antidrogas en
    Panamá.
    El Panamá América.
    Panamá. Mayo 6, 1999. Portada. Véase también
    Brannan Jaén, Betty. De lo que nos salvamos al caerse
    el CMA.
    La Prensa. Panamá. Julio 24, 2005.
    Sección A, p. 13.

    La labor que lleva adelante la INTERPOL contra el crimen
    organizado se detalla en The FP Interview. Meet the
    World’s Top Cop.
    Foreign Policy. Carnegie Endowment for
    International Peace. Washington. No. 122. January-February 2001.
    p. 31-40.

    III. FPPS:
    Seguridad NACIONAL "made in the United States".

    A diferencia del gobierno de Ernesto Pérez
    Balladares, la
    administración de Mireya Moscoso no titubeó a
    la hora de promover el interés
    nacional de Estados Unidos en Panamá. Prueba de ello es la
    gran amistad que
    existe entre el mandatario estadounidense George W. Bush y la ex
    presidenta.

    Moscoso supo moverse hábilmente en el contexto de
    una política de nacionalismo aparente, distrayendo
    al auditorio nacional con el rechazo al Acuerdo sobre Fuerzas
    Visitantes
    y la controversia suscitada por la contaminación ambiental provocada por los
    pertrechos militares no detonados en los polígonos de tiro
    que utilizó el Comando Sur y el hallazgo de armas
    químicas abandonadas en isla San José.

    Moscoso promulgó, con el aval de los entonces
    opositores Partido Revolucionario Democrático (PRD) y
    Partido Demócrata Cristiano (ahora Partido Popular), los
    Fundamentos para la Política Panameña de
    Seguridad
    (FPPS).

    Desde el momento en que la ex presidenta firmó la
    Resolución de Gabinete No. 34 de 21 de junio de 2000 "Por
    la cual se promulgan los Fundamentos de la Política
    Panameña de Seguridad", los partidos
    políticos pasaron a ejercer pleno control sobre la
    toma de
    decisiones en materia de soberanía nacional en el
    contexto de las relaciones con Estados Unidos. La
    Declaración Conjunta sobre los FPPS lleva la firma de
    Martín Torrijos (Partido Revolucionario
    Democrático), José M. Terán (Partido
    Arnulfista), Rubén Arosemena (Partido Demócrata
    Cristiano), Jesús Rosas (Partido
    Molirena), Rogelio Baruco (Cambio Democrático), Carlos
    Clement (Solidaridad) y
    Viola Icaza de García (Partido Liberal
    Nacional).

    Sobre los FPPS, Martín Torrijos comentó:
    "Dentro de este proceso se ha
    trabajado con miras al interés nacional. Este es un
    documento elaborado por panameños donde asumimos la
    responsabilidad con nuestros conciudadanos y con el mundo, de
    mantener un país seguro, donde no
    se da la posibilidad de tropas extranjeras dentro del territorio
    nacional".

    Por su parte, el dirigente demócrata cristiano
    Rubén Arosemena expresó: "Que no quede ninguna duda
    que Panamá va hacia el futuro a ser el país que va
    a determinar la suerte de su seguridad sin injerencia de tropas
    extranjeras". Sin embargo, el contenido nacionalista de las
    declaraciones del presidente y vicepresidente de la
    República se desvaneció luego del acuerdo al que
    llegaron años después el Servicio Marítimo
    de Panamá, la Marina de Estados Unidos y la Armada de
    Chile, que dio origen a los ejercicios militares PANAMAX para la
    defensa del Canal de Panamá de un posible atentado
    terrorista.

    Los FPPS son la piedra angular sobre la cual se
    edificaron una serie de acuerdos que lesionan la soberanía
    panameña. El primero de ellos es el Tratado
    Alemán Healy-Becker
    (Nota No. 1547 de 19 de diciembre
    de 2001 y Nota No. 0631 de 26 de diciembre de 2001), por medio
    del cual se establece que las 16 agencias federales del gobierno
    de Estados Unidos que participan en el Equipo Nacional de
    Respuesta (NRT, por sus siglas en inglés), entre las que
    sobresalen el Departamento de Defensa, el Departamento de
    Estado y el
    Servicio de Guardacostas, prestarán ayuda a Panamá
    en caso de incidentes de contaminación ambiental y accidentes en
    el Canal.

    Pero lo inconcebible de este Tratado es que en el mismo
    Panamá, a través del ex canciller José
    Miguel Alemán, aceptó renunciar al ejercicio
    exclusivo de la jurisdicción penal y eximir a Estados
    Unidos de toda responsabilidad
    civil, quedando a discreción de Estados Unidos pagar a
    terceros una indemnización conforme a las leyes
    estadounidenses.

    Panamá también renuncia, junto con Estados
    Unidos, a todas las demandas- que no sean contractuales- entre
    sí por lesiones personales o la muerte de su
    personal militar o civil, o por daños, pérdidas o
    destrucción de los bienes del
    otro que resulten de las actividades amparadas por estos
    acuerdos.

    Los objetivos del
    Tratado Alemán Healy-Becker fueron reafirmados
    mediante el Convenio Alemán Zubieta-Becker de 1 de
    abril de 2002, un convenio al que llegaron la Autoridad del Canal
    de Panamá y el Departamento de Estado de Estados Unidos
    para hacerle frente a las amenazas terroristas y a los incidentes
    de contaminación en lo que concierne al canal
    interoceánico.

    Con relación a este último, el Dr. Jorge
    Illueca hizo hincapié en la falta de personería del
    ingeniero Alberto Alemán Zubieta para concertar un acuerdo
    evidentemente internacional, así como la falta de
    autoridad y competencia del
    administrador
    reelecto para otorgar privilegios e inmunidades a funcionarios de
    Estados Unidos y renunciar a ir ante tribunales internacionales
    por cualquier controversia que surja por la interpretación
    e implementación de este Convenio.

    Illueca también criticó el hecho de que,
    al momento de su firma, el texto del Convenio Alemán
    Zubieta-Becker
    estuviera únicamente en idioma
    inglés y previó la posibilidad de ejercicios
    organizados a manera de maniobras conjuntas, que en base a este
    Convenio podrían llevarse a cabo en el área del
    Canal o en cualquier otro lugar que se estime conveniente y
    necesario.

    Mediante el Arreglo Complementario Salas-Becker
    de 5 de febrero de 2002 se le confirió a las autoridades
    marítimas de Estados Unidos el derecho a patrullar las
    aguas panameñas para combatir el narcotráfico. A
    juicio del Dr. Jorge Illueca, este acuerdo viola preceptos
    normativos, en el sentido de que el ministro de Gobierno y
    Justicia no
    puede suscribir un acuerdo de tal envergadura, a diferencia del
    presidente o el canciller de la República.

    Finalmente, el Acuerdo Escalona-Bolton de 12 de
    mayo de 2004 le confiere a Estados Unidos la potestad de abordar
    barcos con bandera panameña, a fin de determinar si las
    mismas llevan en su interior armas de destrucción
    masiva.

    Como pudieron apreciar, muchos de los privilegios e
    inmunidades que se otorgaron al personal civil y militar de
    Estados Unidos con el Tratado Alemán Healy-Becker,
    el Convenio Alemán Zubieta-Becker, el Arreglo
    Complementario Salas-Becker
    y el Acuerdo
    Escalona-Bolton
    , son similares a los contemplados en el
    Borrador del Acuerdo sobre el CMA.

    Pero volvamos a los FPPS, de los cuales merecen especial
    atención los Fundamentos No. 14 y No. 15. Cabe anotar que
    ambos guardan relación con la opinión esbozada por
    algunos analistas estadounidenses que califican a la selva del
    Darién como escondite de las Fuerzas Armadas
    Revolucionarias de Colombia (FARC) y que
    cuestionan la capacidad del Estado panameño de proteger su
    frontera sin
    ejército.

    Así, el Fundamento No. 14 deja abierta la
    posibilidad de que las tropas militares de Estados Unidos vuelvan
    a estacionarse en territorio panameño para la defensa del
    Canal, mientras el Fundamento No. 15 delimita la política
    nacional de seguridad con relación al conflicto armado
    colombiano. Con el Plan Colombia en mente, los Fundamentos No. 14
    y No. 15 podrían llegar a comprometer la neutralidad del
    Canal y de la República de Panamá que pretende
    promover la política exterior panameña a
    través del Fundamento No. 4, relativo a los Objetivos de
    Seguridad Integral, a fin de que el Istmo no sea objeto de
    represalias en ningún conflicto bélico entre otras
    naciones del mundo ni se vea involucrado en confrontaciones
    violentas entre Estados y dentro de los Estados.

    [Bibliografía de
    consulta]

    Conozca las causas del rechazo al Acuerdo sobre Fuerzas
    Visitantes en Barrios Villar, Rodolfo. Panamá rechaza
    acuerdo de las fuerzas visitantes.
    Crítica. Panamá. Agosto 1, 2000. p.
    2 y Jordan V., Gionela. Panamá rechaza propuesta de EU
    sobre "fuerzas visitantes".
    La Prensa. Panamá. Agosto
    1, 2000. Portada.

    Para conocer el texto completo de los FPPS véase
    Ministerio de Gobierno y Justicia. Fundamentos de la
    Política Panameña de Seguridad.
    Panamá.
    Impreso en los Talleres de Corporación Universal de
    Información (El Siglo). Panamá.
    Junio de 2000. 15 p.

    Detalles sobre el origen y los países que
    participan en la operación PANAMAX se encuentran en
    Benítez, Katherine. Inicia operación
    PANAMAX.
    Espacio Marítimo. Impreso en los Talleres de
    El Panamá América. Panamá. Año 12.
    Agosto 8, 2005. p. 4-5.

    Marcel Salamín hace una defensa del Arreglo
    Complementario Salas-Becker en Acuerdo Complementario entre
    Panamá y Estados Unidos. Soberanía o
    Narcotráfico.
    Avances del Ministerio de Gobierno y
    Justicia. Panamá. Julio, 2002. Año 2 (2). p. 4-5.
    Para conocer las críticas al Arreglo Complementario
    Salas-Becker véase Yao, Julio. El Tratado
    Salas-Becker.
    El Panamá América. Panamá.
    Abril 17, 2002. Sección C, p. 10.

    Las críticas del Dr. Jorge Illueca al Convenio
    Alemán Zubieta-Becker aparecen en Vargas, Carlos.
    Privilegios e inmunidad para EU en acuerdo con ACP. El
    Panamá América. Panamá. Abril 19, 2002.
    Portada. Véase también Illueca, Jorge E. El
    Convenio Alemán Zubieta-Becker.
    El Panamá
    América. Panamá. Abril 15, 2002. Sección C,
    p. 10 e Illueca, Jorge E. El Tratado Alemán
    Healy-Becker.
    El Panamá América. Panamá.
    Mayo 13, 2002. Sección C, p. 10.

    Para conocer la opinión que tienen algunos
    analistas estadounidenses con relación a la
    situación fronteriza en Darién véase Sweig,
    Julia E. ¿Qué tipo de guerra necesita
    Colombia?
    Foreign Affairs En Español.
    Instituto Tecnológico Autónomo de México.
    México. Vol. 2 (3). Otoño-Invierno 2002. p.
    232.

    IV. legado
    peligroso: LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL DE LOS
    polígonos de tiro y LAS armas químicas en isla san
    josé.

    Al salir de Panamá, el Comando Sur de Estados
    Unidos dejó miles de hectáreas contaminadas con
    pertrechos militares no detonados en los polígonos de tiro
    de Balboa Oeste, Nuevo Emperador y Piña. La lectura del
    Anexo A del Borrador del Acuerdo sobre el CMA, relativo a
    las áreas designadas para entrenamientos y
    polígonos, me hace suponer que el Departamento de Defensa
    de Estados Unidos no saneó todas las áreas
    contaminadas, porque pretendía utilizarlas en el marco de
    las labores del CMA.

    Los pertrechos militares no detonados constituyen una
    seria amenaza para la salud y seguridad de la
    población panameña- de hecho,
    más de 20 personas han fallecido por estar expuestas a
    estos artefactos. No sólo ejercen la misma función
    que una mina antipersonal, también liberan toda clase de
    sustancias químicas que pueden causar cáncer y
    degradan el medio ambiente.

    Pienso que este conflicto no tendrá una salida
    negociada. En primer lugar, los asesores legales del
    Pentágono temen que una respuesta favorable para
    Panamá provoque peticiones similares en países que
    albergaron bases militares de Estados Unidos- como Filipinas por
    ejemplo- y una serie de procesos
    legales por comunidades que puedan sentirse afectadas.

    Es por esta razón que tanto el secretario de
    defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, como la ex embajadora
    Linda Watt declararon que el caso de los polígonos de tiro
    estaba cerrado.

    En segundo lugar, el proceso tendiente a que los
    militares en Estados Unidos entiendan que el armamento que
    utilizan en los combates y ejercicios de entrenamiento
    degrada el medio ambiente no ha sido una tarea fácil. Fue
    sólo en atención al descontento de la sociedad civil,
    manifestado a través de una serie de movilizaciones de
    protesta que se llevaron a cabo en diversos sitios de
    entrenamiento militar en California (Fort Ord), Colorado (Buckley
    Field), Michigan (Camp Greyling) y Washington (Camp Bonneville),
    que las autoridades ambientales estadounidenses comenzaron a
    ponerle un alto a la
    contaminación ambiental provocada por los pertrechos
    militares no detonados. Como resultado de estas acciones, hace
    5 años la Agencia de Protección Ambiental de
    Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés)
    ordenó por primera vez a las agencias de la Guardia
    Nacional la descontaminación de los polígonos de
    tiro de Camp Edwards, en Massachussetts, por razones ambientales
    y no de seguridad.

    Washington también utilizó su
    músculo diplomático para eludir la responsabilidad
    que tiene con Panamá, luego del hallazgo de 4 bombas
    químicas y otras 100 municiones sin detonar. No
    sólo incumplió el plazo para atender la denuncia
    panameña, también presionó para lograr la
    destitución del director de la
    Organización para la Prohibición de las Armas
    Químicas (OPAQ). La OPAQ es la entidad encargada de velar
    por la implementación de la Convención de Armas
    Químicas de 1997, de la cual Panamá y Estados
    Unidos son Estados partes.

    El estudio del pacifista estadounidense John
    Lindsay-Poland, titulado La República de Probeta:
    Pruebas de
    Armas Químicas en Panamá y la Responsabilidad de
    los Estados Unidos
    , ya nos había advertido a los
    panameños y panameñas sobre la utilización
    de isla San José como teatro de guerra
    química
    entre 1944 y 1947.

    El estudio de Lindsay-Poland también dio a
    conocer que toneladas de agentes químicos fueron
    almacenadas e incluso pudieron haber sido abandonadas no
    sólo en isla San José, sino también en
    Curundú, Cerro Tigre, Chivo Chivo, Fuerte Clayton, Fuerte
    Sherman, Fuerte Gulick, base de Howard, base de Corozal, base de
    Albrook, Río Hato, France Field y campos de tiro de Balboa
    Oeste y Nuevo Emperador.

    Pienso que el gobierno debería orientar todo su
    esfuerzo en lograr la descontaminación de los
    polígonos de tiro y de la isla San José por cuenta
    propia. La idea de otorgar parte de estas áreas en
    concesión, con la condición de que las empresas que se
    vayan a instalar realicen una labor de descontaminación,
    resulta interesante. Pero también se puede obtener un
    saldo positivo de las áreas contaminadas,
    utilizándolas como laboratorios para el empleo de
    nuevas tecnologías, la realización de estudios
    científicos y el entrenamiento del personal de la
    OPAQ.

    [Bibliografía de
    consulta]

    Para ampliar sobre el tema de la contaminación
    ambiental de los polígonos de tiro véase Illueca,
    Jorge E. La Responsabilidad de los Estados Unidos por la
    Contaminación Ambiental de Panamá.
    Bufete
    Illueca. Panamá. 2000. 20 p y Arellano Lennox, Carlos.
    Contaminación residual en la ex-Zona del Canal. En Las
    bases militares y el desarrollo nacional (Volumen 2).

    Instituto del Canal de Panamá y Estudios Internacionales
    de la Universidad de
    Panamá. Imprenta
    Universitaria. Panamá. 1995. p. 103-123.

    En Brannan Jaén, Betty. EU pide paciencia en
    el tema de los polígonos.
    La Prensa. Panamá.
    Noviembre 16, 2001. Plana 2, podrá conocer la
    posición de Colin Powell, el único funcionario que
    durante el primer mandato del presidente George W. Bush se
    mostró dispuesto a cooperar con Panamá en el tema
    de los polígonos de tiro.

    La política de la administración de Mireya Moscoso con
    relación al tema de los polígonos de tiro puede ser
    consultada en Brannan Jaén, Betty. Denuncia de
    Panamá ante la ONU "disgusta" a EU.
    La Prensa.
    Panamá. Septiembre 22, 2000. Portada y en Alemán,
    José Miguel. La limpieza de los polígonos.
    La Estrella de Panamá. Panamá. Julio 11, 2001.
    Sección A, p. 3. Véase también
    Martínez, Oscar y Yuriela Sagel. Moscoso y embajadora
    discrepan sobre polígonos.
    El Panamá
    América. Panamá. Abril 9, 2003. Sección A,
    p. 2.

    El tema de la contaminación ambiental de los
    pertrechos militares no detonados en Estados Unidos es atendido
    en Williams, Wendy. Toxins on the Firing Range. Scientific
    American. New York. June 2000. p. 10-11.

    Sobre el hallazgo de las armas químicas en isla
    san José véase Raymont, Henry. Panamá
    presenta pruebas sobre uso de armas químicas.
    El
    Panamá América. Panamá. Septiembre 6, 2001.
    Portada y Raymont, Henry. Cuarentena en San José por
    uso de armas químicas.
    El Panamá
    América. Panamá. Septiembre 7, 2001.
    Portada.

    El tema de las armas químicas en Panamá es
    cubierto por el suplemento Este País. Armas
    Químicas en Panamá.
    Centro de Estudios y
    Acción Social Panameño. Impreso en los Talleres del
    Grupo Editorial Universal, S.A. Panamá. Año XII
    (44). Noviembre de 1998. 20 p.

    La investigación completa de John
    Lindsay-Poland puede ser consultada en su libro
    Emperors in the jungle. The Hidden History of the U.S. in
    Panama.
    Duke University Press. March 2003. 265 p.

    V.
    ¿ECONOMÍA DE GUERRA?: EL ACCESO Y LA LIBRE
    CIRCULACIÓN DE PETRÓLEO Y GAS NATURAL EN EL
    CONTEXTO DE LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO DE ESTADOS
    UNIDOS.

    En su recordado libro Fundamentos de Ciencia
    Política
    , el Dr. César Quintero subrayó
    que las pugnas bélicas casi siempre se han debido a
    fuerzas o necesidades económicas.

    Este planteamiento cobra plena vigencia tras el fin de
    la Guerra
    Fría, cuando el tema del acceso a materias primas
    (petróleo, gas natural,
    agua, gemas,
    minerales y
    maderas) vuelve a ocupar un papel preponderante en el planeamiento de
    la seguridad de las grandes potencias, especialmente de Estados
    Unidos.

    Aunado a ello, no se puede pasar por alto el hecho de
    que a lo largo de estos últimos 15 años el proceso
    de globalización económica que se ha
    venido desarrollando no ha podido sacar a muchas zonas de
    la pobreza,
    provocando la erupción entre la población afectada
    de un marcado sentimiento antiglobalización y, hasta
    cierto punto, antiestadounidense.

    Ahora bien, ustedes se preguntaran qué tiene que
    ver el tema del acceso a materias primas y la pobreza de
    ciertas áreas en el contexto de la seguridad de Estados
    Unidos. Pues que el problema para la seguridad estadounidense
    radica en el hecho de que un gran porcentaje de estas
    áreas son- aunque suene paradójico- ricas en
    recursos
    naturales y esta riqueza está generando conflictos
    internos y externos, que guardan más relación con
    la pugna de ciertos grupos
    (económicos, políticos, armados y terroristas) por
    el control de estos recursos que con el nacionalismo o
    la religión.

    Pienso que además de ser un conflicto de
    carácter cultural y religioso, el llamado "choque de
    civilizaciones" es un conflicto eminentemente económico.
    El propio Osama bin Laden ha declarado que desea que el barril de
    petróleo
    cueste unos 144 dólares y se ha propuesto frenar el flujo
    de petróleo del Medio Oriente hacia Occidente por medio de
    ataques terroristas contra la industria
    petrolera.

    En el contexto del "choque de civilizaciones", la
    religión viene a ser el medio que utilizan las mentes
    dominantes, tanto de Occidente como del Medio Oriente, para
    atizar el conflicto cultural y congregar nuevos reclutas para sus
    respectivas causas.

    Así, el movimiento
    evangélico en Estados Unidos no tiene mayor reparo en
    hacerle el juego a bin
    Laden, mucho menos ahora que están enquistados en el
    círculo del poder en Washington. Predicadores como Pat
    Robertson, Jerry Falwell y Franklin Graham han llegado a ponerle
    toda clase de calificativos a Mahoma, desde "ladrón y
    bandolero" hasta "terrorista", y le han dado connotaciones
    diabólicas al Islam. En lugar
    de propiciar el diálogo
    interreligioso, estos fundamentalistas se han dedicado a promover
    el odio y el rencor.

    El propio enfoque de la guerra de Estados Unidos contra
    el terrorismo islámico no atiende las verdaderas causas
    del mismo. Thomas Friedman, el célebre columnista del New
    York Times, resume la guerra de esta manera: "Predique el
    libre comercio, mas no lo cumpla, para que así los
    agricultores paquistaníes caigan incluso más en la
    pobreza. Después solicite al Congreso que autorice un
    recorte fiscal para
    cualquier ciudadano estadounidense que desee comprar un Humvee,
    que consume gasolina de modo excesivo, para ir a trabajar a la
    oficina y también pida al Congreso que se resista a
    cualquier nuevo esfuerzo con miras a hacer que Detroit incremente
    el rendimiento de combustible de automóviles nuevos. Todo
    lo anterior equivale a más importaciones
    estadounidenses de petróleo saudita.

    De manera que los sauditas tendrán más
    dólares para dar a sus fundamentalistas del evangelio
    wahabita, quienes lo invierten en la construcción de escuelas religiosas en
    Paquistán. Entonces, el agricultor paquistaní, al
    que sacamos del negocio con nuestros subsidios agrícolas,
    envía a sus hijos a la escuela
    wahabí porque es gratuita y ofrece un almuerzo
    caliente.

    Sus hijos crecen recibiendo una educación
    exclusivamente coránica, de forma que carecen de la
    preparación para enfrentar la modernidad, pero
    les enseñan una cosa: que Estados Unidos es la fuente de
    todos sus problemas. Uno
    de los hijos del agricultor se une a la red Al Qaeda y es muerto en
    Afganistán por las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, y
    nosotros creemos que estamos ganando el combate al
    terrorismo".

    En el caso de Estados Unidos, existe una simbiosis entre
    el acceso a los recursos energéticos y la guerra contra el
    terrorismo, dos temas de seguridad nacional que han servido para
    avanzar los intereses de una industria energética que supo
    colocar a sus mejores hombres y mujeres en el aparato
    gubernamental estadounidense- George W. Bush estuvo vinculado
    laboralmente a Harken Oil & Gas, Dick Cheney a Halliburton,
    Condoleezza Rice a Chevron, Don Evans a Tom Brown, Inc., Kathleen
    Cooper a Exxon Mobil Corp., y Thomas White a Enron Corp., entre
    otros.

    Un ejemplo de cómo la guerra antidrogas de Bush
    beneficia a las empresas estadounidenses mientras garantiza la
    libre circulación de los recursos energéticos hacia
    su país lo encontramos en nuestra vecina Colombia. Como
    parte del Plan Colombia, Washington otorgó 98
    millones de dólares para que Fuerzas Especiales de Estados
    Unidos entrenaran a una brigada del ejército colombiano
    para proteger el oleoducto Caño
    Limón-Coveñas.

    Este oleoducto, propiedad de
    las empresas Ecopetrol de Colombia y Occidental Petroleum de
    Estados Unidos, fue atacado 152 veces en el año 2000 por
    las guerrillas izquierdistas colombianas, que ven estas
    instalaciones como un blanco de Estados Unidos.

    Fue así como el denominado Plan Escudo se
    convirtió en un precedente sumamente peligroso, porque
    allana el camino para que tropas militares de Estados Unidos
    protejan empresas petroleras estadounidenses en zonas de
    conflicto.

    Que quede claro una vez más, no se trata de
    ideologías, sino de recursos. Y es que al igual que la
    droga, el
    petróleo se ha convertido en una importante fuente de
    financiamiento
    para los grupos irregulares colombianos. Hace algunos
    años, la revista
    colombiana Semana reveló que las guerrillas de las FARC y
    del Ejército de Liberación Nacional (ELN) apostaban
    a la extorsión de los ingresos
    petroleros en el departamento de Arauca y que los grupos
    paramilitares de extrema derecha (Autodefensas Unidas de
    Colombia) habían establecido un sistema de robo
    de gasolina, perforando poliductos, para financiar su
    lucha.

    Ante el binomio del acceso a los recursos
    energéticos, manifestado en Panamá a través
    de los intereses de exploración petrolera que tiene en
    Darién una empresa muy
    cercana a la Casa Blanca, Harken Oil & Gas, y la guerra
    contra el "narcoterrorismo" en Colombia, la decisión del
    gobierno de Martín Torrijos de incorporar a Panamá
    en el Grupo de los Tres (G-3) me pareció sumamente
    peligrosa.

    ¿Pero qué es el G-3? El G-3 nace a finales
    de los 80 con un noble propósito: México, Venezuela y
    Colombia abastecerían de petróleo a América
    Central como parte del esfuerzo encaminado a resolver los
    conflictos de la región. Revive gracias al esfuerzo
    diplomático del presidente mexicano Vicente Fox y en la
    actualidad se ha propuesto ayudar a resolver los conflictos de la
    región andina.

    Vicente Fox y George W. Bush comparten no sólo
    una gran amistad, sino también un gran interés por
    el tema energético. La razón: el destino del 90% de
    las exportaciones
    mexicanas es Estados Unidos, cuya economía se está
    viendo afectada por los altos precios del
    petróleo. Ante este escenario, Alan Greenspan, presidente
    saliente de la Reserva Federal de Estados Unidos, ha vaticinado
    que la clave de la recuperación económica
    estadounidense será el gas natural.

    Por esta razón, Washington está cada vez
    más pendiente de lo que sucede en la Venezuela de Hugo
    Chávez, país con las mayores reservas de gas
    natural del Hemisferio y con un gobierno abiertamente
    antiestadounidense.

    Chávez ha llegado a plantear la necesidad de
    integrar a las petroleras estatales latinoamericanas, excluyendo
    así a las empresas estadounidenses. Pero el reto
    más atrevido que el presidente venezolano le ha lanzado a
    la administración Bush con relación a
    Panamá es utilizar la posición estratégica
    del Istmo- mediante la construcción de un oleoducto- para
    venderle crudo a la República Popular China.

    La pugna de ciertos grupos en el contexto del conflicto
    armado colombiano, las constantes políticas y
    retóricas antiestadounidenses del gobierno venezolano,
    así como la injerencia estadounidense por tratar de
    controlar el acceso y garantizar la libre circulación de
    los recursos energéticos, amenaza con desestabilizar a la
    región.

    Si nuestras autoridades saben que las FARC tienden a
    atacar infraestructuras económicas vitales para el Estado
    colombiano, ¿son realmente conscientes del peligro que
    conlleva construir un gasoducto, una red de
    interconexión eléctrica y una carretera entre
    Panamá y Colombia?

    Como ya expresé anteriormente, el Fundamento No.
    14 de los FPPS deja abierta la posibilidad de que tropas
    militares de Estados Unidos vuelvan al Istmo para la defensa del
    Canal y el Fundamento No. 15 de los FPPS delimita la
    política nacional de seguridad con relación al
    conflicto armado colombiano.

    Por todo lo anterior, considero que el despliegue
    armamentístico que efectuó la Policía
    Nacional durante los desfiles patrios y la visita de Donald
    Rumsfeld en noviembre de 2004, las declaraciones del jefe del
    Comando Sur, general Bantz Craddock, en el sentido de que el
    Darién es un santuario para las FARC y la reciente visita
    del presidente George W. Bush para discutir asuntos de seguridad
    parecen presagiar un retorno al militarismo en Panamá con
    el fin de satisfacer los intereses de seguridad nacional de
    Estados Unidos.

    [Bibliografía de
    consulta]

    Michael T. Klare analiza el tema de los posibles
    conflictos por el control de las materias primas en La nueva
    geografía
    de los conflictos internacionales.
    Foreign Affairs En
    Español. Instituto Tecnológico Autónomo de
    México. México. Vol. 80 (3). Verano 2001. p.
    151-165.

    La posibilidad de que en un futuro surjan conflictos en
    más de 50 países en 5 continentes por el agua es
    analizada en Postel, Sandra L. and Aaron T. Wolf. Dehydrating
    Conflict.
    Carnegie Endowment for International Peace. Foreign
    Policy. Washington. No. 126. September-October 2001. p.
    60-67.

    El choque de civilizaciones como fuente de conflicto
    mundial es analizado en Huntington, Samuel P. ¿Choque
    de civilizaciones?
    Foreign Affairs En Español.
    Instituto Tecnológico Autónomo de México.
    México. Vol. 80 (3). Verano 2001. p. 225-245.

    El fundamentalismo religioso estadounidense en el
    contexto de la guerra contra el terrorismo es descrito en
    Zakaria, Fareed. Es hora de enfrentar a los predicadores del
    odio.
    Newsweek En Español. Florida. Octubre 23, 2002.
    p. 11.

    El tema de las escuelas religiosas en Pakistán es
    cubierto en Haqqani, Husain. Islam’s Medieval
    Outposts.
    Foreign Policy. Carnegie Endowment for
    International Peace. Washington. No. 133. November-December 2002.
    p. 58-64.

    Thomas Friedman analiza la guerra contra el terrorismo
    en Connect the Dots. The New York Times. September 25,
    2003. Section A, p. 27.

    Ulrich Beck, director del Instituto de Sociología de la Universidad de Munich, nos
    expone las oportunidades que brinda la sociedad del riesgo mundial
    para lidiar con el terrorismo internacional en Sobre el
    terrorismo y la guerra.
    Ediciones Paidós
    Ibérica, S.A. Barcelona. 2003. 61 p.

    Los nexos entre el aparato gubernamental y la industria
    energética en Estados Unidos son revelados en Fineman,
    Howard and Michael Isikoff. Big Energy at the Table.
    Newsweek. Florida. May 14, 2001. p. 10-12.

    Para conocer la pugna por el control de los recursos
    energéticos y los beneficios económicos que se
    derivan de éstos en Colombia véase AFP.
    Paramilitares y guerrilla apuntan a financiarse con
    petróleo.
    El Panamá América.
    Panamá. Septiembre 24, 2002. Sección A, p. 11; AP.
    Oleoducto colombiano paralizado por rebeldes.
    Crítica. Panamá. Febrero 10, 2003. p. 82; y Barry,
    John. Pipeline Brigade. Newsweek. Florida. April 8-15,
    2002. p. 35.

    Los planes de la empresa Enron
    Corp., para construir un gasoducto submarino entre Panamá
    y Colombia son revelados en Alexander`s Gas and Oil Connections.
    Natural gas pipeline to be built between Panama and
    Colombia.
    News and Trends: Latin America. Vol. 5 (8). May 5,
    2000. http://www.gasandoil.com/goc/news/ntl01961.htm

    Para ampliar sobre la protección que brinda el
    Servicio de Guarda Costas de Estados Unidos a los buques
    metaneros que podrían ser blanco de atentados terroristas
    véase Testa, Karen. Are natural gas chips "boat bombs"
    for terror?
    The Associated Press. February 16, 2004. http://msnbc.msn.com/id/4276348/

    La visita de Donald Rumsfeld a Panamá es cubierta
    en Pérez G., Rafael. Proponen endurecer las sanciones
    contra el terrorismo.
    La Prensa. Panamá. Noviembre 15,
    2004. Portada.

    Una posible remilitarización del país es
    analizada en Pérez Jaramillo, Rafael.
    Remilitarización: alerta, pendiente. La Prensa.
    Panamá. Noviembre 19, 2004. Sección A, p. 12;
    Paredes, Rubén
    Darío. Es organizar una fuerza
    pública militarizada, ¡sin ejército!
    La
    Prensa. Panamá. Noviembre 19, 2004. Sección A, p.
    12; y Eisenmann, I. Roberto. Yes, Sir! La Prensa.
    Panamá. Noviembre 21, 2004. Sección A, p.
    12.

    VI. TLC:
    PRISIONEROS DE LA LIBERACIÓN COMERCIAL.

    Básicamente, un Tratado de Libre Comercio (TLC)
    es un acuerdo comercial preferencial entre dos o más
    países. Estos acuerdos se originaron en Europa, a
    raíz de la relación comercial preferencial que a
    través de los años han mantenido Inglaterra y
    Francia con
    sus antiguas colonias de África, el Caribe y el
    Pacífico.

    Estados Unidos es el principal promotor de estos
    acuerdos en la actualidad, seguido muy de cerca por los
    países asiáticos. Dicho esto, ¿cuáles
    serían las ventajas de un TLC con Estados
    Unidos?

    Con el TLC, los productos
    panameños entrarían al mercado estadounidense con
    acceso preferencial, o sea, libre de impuestos. En la
    búsqueda de ese objetivo, el
    equipo negociador panameño debe proponerse consolidar y
    ampliar los beneficios otorgados por Estados Unidos a
    Panamá mediante la Iniciativa de la Cuenca del Caribe
    (ICC) y el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP).

    La ICC y el SGP son acuerdos comerciales "unilaterales"
    entre Estados Unidos y ciertos países en desarrollo, que a
    diferencia del TLC tienen una fecha de expiración. La
    llegada de nuevas inversiones
    estadounidenses, que generen nuevos puestos de trabajo,
    sería otra de las ventajas de un TLC con Estados
    Unidos.

    ¿Y cuáles podrían ser las
    desventajas? Seguramente el mercado panameño se
    inundaría de productos agrícolas estadounidenses
    como resultado de una mala negociación en materia agrícola- en
    contraste con un país pequeño como Panamá,
    en Estados Unidos existe un fuerte apoyo gubernamental a los
    granjeros.

    Se perderían miles de empleos directos e
    indirectos, se trasladaría gran parte del campesinado a la
    ciudad y se agravarían los problemas
    sociales.

    La utilización de barreras comerciales no
    arancelarias por parte de Estados Unidos podría ser otra
    de las desventajas. Veamos el caso de las normas laborales
    y ambientales en el TLC. Supongamos que a la hora de su
    implementación el gobierno nacional no ha desarrollado una
    estrategia de
    erradicación del trabajo
    infantil en los cafetales y de supervisión para que todos los barcos
    camaroneros cuenten con un Dispositivo Expulsor de Tortugas
    (DET).

    Estados Unidos podría paralizar las exportaciones
    de café y
    del camarón, debido a que en el marco del TLC
    Panamá se compromete a realizar avances en el campo
    laboral y ambiental.

    Desde una óptica
    mucho más crítica, hay que tomar en cuenta que los
    TLC que hasta el momento ha negociado Estados Unidos han sido
    criticados por tres razones fundamentales: avanzan las agendas de
    los lobbies domésticos en Estados Unidos,
    menoscaban la disposición de la nación
    más favorecida de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y debilitan
    el poder de los países pobres en las negociaciones
    comerciales multilaterales.

    Según el connotado economista y profesor de la
    Columbia University, Jagdish Bhagwati, la estrategia que emplea
    Estados Unidos al negociar un TLC se basa en "incitar" y
    "castigar". Incita al ofrecer acceso preferencial a su
    multimillonario mercado y castiga cuando condiciona ese acceso a
    la aceptación de ciertos temas que, más que guardar
    relación con el libre comercio, tienen que ver con la
    satisfacción de los intereses de ciertos grupos
    domésticos (lobbies).

    El canciller panameño Samuel Lewis ha negado que
    existan condiciones para que se apruebe el TLC con Estados
    Unidos. No obstante, las declaraciones del canciller
    panameño contrastan con la realidad vivida por
    México, Jordania, Chile, Singapur y Centroamérica
    durante las negociaciones para concretar un TLC con Estados
    Unidos. Tomaré el caso de México durante las
    negociaciones del NAFTA, por ser el más antiguo y
    aleccionador.

    Estados Unidos le hizo saber a los mexicanos que
    tenían que abandonar sus objeciones con relación a
    los derechos de
    propiedad
    intelectual- un tema impulsado por las
    compañías de software y
    farmacéuticas estadounidenses- para ser admitido en el
    NAFTA. Los mexicanos también tuvieron que ceder ante las
    presiones de los sindicatos y
    las organizaciones
    ambientalistas estadounidenses- grupos vinculados al Partido
    Demócrata- y aceptar una serie de disposiciones laborales
    y ambientales que ahora son parte medular de los TLC que negocia
    Estados Unidos.

    En base a esta negociación, ¿cuál
    podría ser la condición o el precio del TLC para
    Panamá? Algunos políticos conservadores del Partido
    Republicano, como Virgil Goode, se muestran a favor de reinsertar
    la presencia militar estadounidense ante el temor de que la
    República Popular China se apodere del Canal de
    Panamá, por lo que habría que evaluar con detalle
    los límites o
    el alcance de la carta de
    comercio "seguro" que se anexará al TLC.

    El TLC con Estados Unidos no sólo guarda
    relación con el tema de la ampliación del Canal,
    sino también con una redefinición de las relaciones
    bilaterales que se enfoque en las preocupaciones de seguridad de
    Washington con relación al conflicto armado colombiano,
    las políticas antiestadounidenses del presidente
    venezolano Hugo Chávez y la creciente influencia de la
    República Popular China en Panamá y América
    Latina.

    Dependerá del gobierno actual que el TLC se
    convierta en una herramienta fundamental para el desarrollo
    nacional sin que tenga que comprometer nuestra soberanía
    en función del interés nacional de Estados Unidos.
    Primero con una buena estrategia de negociación y
    después con la puesta en marcha de una adecuada respuesta
    institucional a la implementación del acuerdo, que bien
    podría traducirse en proporcionar los fondos
    públicos para el reajuste, fortalecer el imperio de la ley
    y preparar al recurso humano con la mira puesta en aquellas
    actividades económicas en las que haya un potencial de
    crecimiento.

    [Bibliografía de
    consulta]

    Aunque data de 1990, uno de los estudios más
    didácticos con relación al tema del TLC con Estados
    Unidos sigue siendo el de Lorenzo, Alejandro. Panamá y
    el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.

    Panamá. Agosto de 1990. 100 p. Biblioteca del
    Ministerio de Economía y Finanzas.

    Para ampliar sobre el caso de México durante las
    negociaciones del NAFTA véase Bhagwati, Jagdish. In
    Defense of Globalization.
    Oxford University Press. New York.
    2004. 308 p.

    Jagdish Bhagwati y Arvand Panagariya critican los TLC
    que negocia Estados Unidos en Bilateral Trade Treaties Are a
    Sham.
    Financial Times. July 13, 2003. Global Policy
    Forum.

    Las declaraciones del canciller Samuel Lewis, en el
    sentido de que no existen condiciones para que se apruebe un TLC
    con Estados Unidos, aparecen en González Batista,
    José. No hay nexo entre TLC y bases.
    Crítica. Panamá. Abril 16, 2005. p. 4.

    Sobre la carta de comercio
    seguro que se anexará al TLC véase Brannan
    Jaén, Betty. EU logra incluir componente de seguridad
    en el TLC.
    La Prensa. Panamá. Diciembre 9, 2004.
    Portada.

    VII.
    REFLEXIONES FINALES

    En la era de la globalización, los aspectos
    militares y de seguridad han pasado a dominar la agenda de las
    relaciones entre Panamá y Estados Unidos. Al igual que en
    el pasado, una relación bilateral fundamentada en estos
    dos aspectos podría generar problemas internos-
    ¿una vuelta al militarismo en el Istmo?- y nuevas causas
    de conflicto entre ambos países- ¿el
    establecimiento de bases militares estadounidenses en
    Panamá bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo y
    el narcotráfico?

    En lo personal, pienso que la desaparición
    física de
    tres ciudadanos panameños durante las maniobras
    antiterroristas PANAMAX 2005, además de ser una
    pérdida irreparable para sus familiares y la Patria, es
    también una señal de alerta sobre el rumbo
    equivocado que está tomando nuestro país por tratar
    de satisfacer los intereses militares y de seguridad de
    Washington.

    Si el Canal de Panamá realmente es un objetivo de
    los grupos terroristas que aborrecen a Estados Unidos es
    precisamente porque las administraciones de Mireya Moscoso y
    Martín Torrijos (¿Pacto MAMI?) han aceptado una
    alianza militar estratégica con el gobierno de George W.
    Bush- que se manifiesta con la puesta en marcha de los
    Fundamentos para la Política Panameña de
    Seguridad
    , el Tratado Alemán Healy-Becker, el
    Convenio Alemán Zubieta-Becker, el Arreglo
    Complementario Salas-Becker
    y el Acuerdo
    Escalona-Bolton
    . Por cierto, poco antes de su visita a
    Panamá, en noviembre pasado, Bush comentó que una
    de las razones que motivaba la misma era agradecer que el
    gobierno y el pueblo panameño han sido inteligentes sobre
    asuntos de seguridad.

    Entiéndase bien, la forma más efectiva de
    garantizar la seguridad de nuestro Canal y del país en su
    conjunto es a través de la promoción y el ejercicio de una
    política exterior coherente y neutral. Como aporte a este
    argumento, hay que destacar que algunos de los pensadores
    más respetados en Estados Unidos reconocen que la dosis
    militar que le está imprimiendo la administración
    Bush a flagelos transnacionales como el terrorismo es
    sencillamente insuficiente y puede llegar en ocasiones a ser
    hasta contraproducente.

    Joseph S. Nye, decano de la Kennedy School of Government
    en Harvard y autor de The Paradox of American Power: Why The
    World’s Only Superpower Can’t Go It Alone
    , trata
    de explicar este último punto cuando compara la agenda de
    la política mundial con un juego de ajedrez
    tridimensional. Nye argumenta que en el tablero superior, el de
    los temas militares, seguirá prevaleciendo Estados Unidos
    como potencia
    hegemónica durante los próximos años, pero
    en el tablero intermedio, el que abarca los asuntos
    económicos entre Estados, la distribución del poder ya es
    multipolar.

    Del mismo modo, reconoce que en el tablero inferior, el
    de los asuntos transnacionales, el poder ya está
    ampliamente distribuido entre actores estatales y no
    estatales.

    Nye concluye que la actual visión washingtoniana
    de este juego de ajedrez tridimensional es errada, porque juega
    de manera unidimensional, es decir, Estados Unidos se está
    apoyando únicamente en su poderío militar para
    resolver asuntos como el terrorismo y el narcotráfico, un
    enfoque que representa una garantía de derrota a largo
    plazo.

    Estados Unidos requiere más que nunca de la
    cooperación internacional para solucionar aquellos
    problemas transfronterizos que atentan contra sus intereses y
    Panamá puede contribuir significativamente en esta tarea,
    ya que no se puede desconocer que tanto el pueblo panameño
    como el estadounidense abrigan los mismos valores
    (libertad,
    democracia y derechos humanos, entre otros). Pero cuando la
    administración Bush le impone a Panamá sus
    políticas militares y de seguridad, Estados Unidos pierde
    lo que Nye ha denominado poder blando (soft power,
    en inglés), definido como aquel poder que surge de los
    atractivos que resulten los ideales políticos, la cultura y las
    políticas de un país. Así, cuando Estados
    Unidos pretende establecer una base militar disfrazada de centro
    antinarcóticos en Panamá o se niega a sanear los
    polígonos de Piña, Balboa Oeste y Nuevo Emperador y
    a remover las armas químicas que dejó en isla San
    José pierde legitimidad ante los ojos del pueblo
    panameño, o sea, pierde una cuota considerable de su
    poder blando. Y como si se tratase de un círculo
    vicioso de nunca acabar, vuelven a emerger nuevas causas de
    conflicto entre ambas naciones.

    [Bibliografía de
    consulta]

    Algunos datos sobre el
    desempeño institucional de los tres
    ciudadanos panameños que murieron trágicamente
    durante los ejercicios PANAMAX 2005 se revelan en López
    Dubois, Roberto y Jean Marcel Chéry. Marinos cumplieron
    hasta la muerte.
    La Prensa. Panamá. Agosto 17, 2005.
    Sección A, p. 4. Véase también Chéry,
    Jean Marcel y Roberto López Dubois. Víctimas de
    la negligencia.
    La Prensa. Panamá. Agosto 16, 2005.
    Portada.

    Los reportes que cubren la entrevista
    que le realizara la corresponsal en Washington del diario La
    Prensa, Betty Brannan Jaén, al presidente George W. Bush
    pocos días antes de su visita a Panamá son EU no
    tiene interés de abrir bases militares en
    Panamá.
    La Prensa. Panamá. Noviembre 2, 2005.
    Portada y George W. Bush y sus planes. La Prensa.
    Panamá. Noviembre 2, 2005. Sección A, p.
    3.

    La reforma militar en Estados Unidos es analizada en
    Rumsfeld, Donald H. Transforming the Military. Foreign
    Affairs. New York. Vol. 81 (3). May-June 2002. p. 20-32 y en The
    FP Interview. Reinventing War. Foreign Policy. Carnegie
    Endowment for International Peace. Washington. No. 127.
    November-December 2001. p. 31-47.

    El análisis de Joseph S. Nye se encuentra en
    Poder y estrategia de Estados Unidos después de
    Irak.

    Foreign Affairs En Español. Instituto Tecnológico
    Autónomo de México. México. Vol. 3 (3).
    Julio-Septiembre 2003. p. 2-12.

     

    POR:

    JOSÉ H. SANTOS AGUILERA

    LICENCIADO EN DERECHO Y CIENCIAS
    POLÍTICAS DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ Y
    MAGÍSTER EN NEGOCIACIÓN, MEDIACIÓN Y
    ARBITRAJE EN
    EL COMERCIO
    INTERNACIONAL DE LA UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA DE COMERCIO
    EXTERIOR

    DICIEMBRE 2005

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