- Función sexual = Sexo +
Sexualidad - No se nace, se
hace - Despertando el
deseo - El imperio de los
sentidos - El yin-yan de la
sensualidad - Sadomasoquismo: profunda
alteración psicosexual - Fetichismo
- Sexo
Técnicamente, el acto de que una mujer use su boca
o lengua sobre
el pene de un hombre se le
conoce como "felación". El hecho de que un hombre use su
boca o lengua sobre la vulva de una mujer se le conoce como
"cunnilingus"
Función
sexual = Sexo +
Sexualidad:
El sexo despierta, probablemente, más interés y,
al mismo tiempo,
más confusión que cualquier otro aspecto de la vida
humana.
Concepto de sexo: A nivel puramente biológico, el
sexo es un mecanismo mediante el cual los humanos, al igual que
cualquier otra especie animal y vegetal evolucionada, se
reproducen. El proceso
consiste en llevar una célula
reproductiva masculina (espermatozoide) hacia la célula
reproductora femenina (el óvulo) la cual es fecundada.
Durante 9 meses, el óvulo fecundado se desarrolla dentro
de la madre y se convierte en un nuevo individuo, en
una nueva vida.
Concepto de sexualidad: Es la capacidad de expresar
sentimientos y emociones
profundas como el amor que
enriquece el espíritu y condiciona muchos aspectos del
comportamiento
afectivo del individuo.
La función
sexual no es otra cosa que la integración armónica del sexo
(netamente biológico) con la sexualidad (que se manifiesta
mediante la actitud
psicológica frente al sexo e implica, al mismo tiempo, la
expresión de sentimientos).
Mientras la sexualidad se limita exclusivamente a los
órganos genitales, es una respuesta instintiva y tiende a
la repetición, la sensualidad abre una amplia gama de
posibilidades que "junto con el despertar de la
imaginación" logra innovadores efectos en quienes saben
cómo utilizarla.
Algunas personas suelen atribuirle la sensualidad a
la mujer y la
sexualidad al hombre. Pero, la verdad es que ambos tienen una
porción de cada una en su personalidad,
tal como los dos comparten lo masculino y lo femenino en su ser.
La combinación perfecta incluye sensualidad y sexualidad
por igual, un lado sensible y dulce con un aspecto
práctico y directo. De hecho, si la relación carece
del aspecto sensual, pronto se llega a la monotonía y al
consecuente aburrimiento.
Una mirada sugestiva, un suspirar al oído o una
caricia en el lugar adecuado pueden decir más que mil
palabras. Y, lo más importante, de esto es que conlleva la
magia de iniciar un juego
inagotable que invita a explorar las posibilidades de los cinco
sentidos, sin limitarse específicamente al acto
sexual.
La sensualidad, lejos de ser un instinto, es algo que se
aprende , la mayoría de las veces, por imitación.
Pero, para poder ser
sensual necesitas estar en armonía con tu interior, tener
confianza en ti misma y sentirte bien con tu forma de
ser.
La sensualidad es una postura ante la vida es una forma
de relacionarnos con los demás en todos los aspectos, no
necesariamente buscando un encuentro sexual. Lo interesante es
que cualquier persona puede ser
sensual si se lo propone, lo único que necesita es tener
su autoestima
alta y saber expresarse a través de los sentidos de
manera asertiva. Con estas dos herramientas
provocarás reacciones en las personas que te rodean. Y los
beneficios de ser notada son muchos: desde el gusto que puedan
sentir las personas cuando están a tu lado, hasta la
satisfacción de sentirte deseada por el simple hecho de
saber cómo mirar o tocar a tu pareja.
Una persona sensual es aquella que provoca
atracción o reacción en los sentidos de otra. Pero,
para cautivar a tu pareja no sólo es necesario que sepas
utilizar tus sentidos, también debes tener en cuenta otros
aspectos de tu persona que conforman el concepto de
sensualidad: tu forma de ser, de vestirte, hablar y
moverte.
1. Tu forma de ser denota quién eres
realmente y de dónde provienes. Es importante que aprendas
a conocerte y logres confianza en ti misma para llegar a ser una
persona sensual.
2. A través de tu vestimenta las personas
juzgan tus gustos y preferencias. Pueden definir rasgos de tu
persona y, en algunos casos, hasta tu profesión. Es
importante que poseas un estilo propio y no te esfuerces en
"producir" uno determinado para agradar: lo más seguro es que
termines por sentirte incómoda y los
demás lo noten.
3. Aquello de que "por la boca muere el pez"
suele ser bastante cierto. A través de tus palabras y tono
de voz indicas datos adicionales
que pueden ir desde tu estado de
ánimo hasta tu nivel cultural. Recuerda que ser educada,
culta y sofisticada son atributos de una persona sensual. Otra
cosa que debes tener en cuenta es la modulación
y dicción: por lo general, las personas que hablan muy
duro o rápido suelen provocar tensión en quienes
las rodean.
4. Saberse mover es todo un arte. Si tus
gestos son bruscos y secos, seguramente inspirarás
más apatía y torpeza que amor. No
olvides que tu imagen exterior
es lo primero que la gente ve y que no importa cuán
interesante sea tu manera de ser, lo que digas o tu forma de
vestir: si no combinas este conjunto de cosas con los gestos
adecuados, nunca despertarás la curiosidad en los
demás.
La sensualidad emana a través de los sentidos y
saber cómo explotar su potencial es importante para
revitalizar el deseo de tu pareja. Si quieres volverlo loco, es
importante que tengas en cuenta lo siguiente:
1. Olfato: el olor natural de una persona puede
desencadenar un vivo deseo en su pareja y además define la
esencia de cada persona, pero es importante tener en cuenta que
los olores fuertes no producen una respuesta positiva en la
mayoría de las personas.
2. Oído: hay muchos sonidos que tienen un
carácter extremadamente erótico: los
gemidos, jadeos e incluso el sonido que
produce un beso puede ser suficiente para excitar a tu
pareja.
3. Vista: a través de la mirada se pueden
expresar todas las emociones posibles y producirlas
también, por lo que saber qué efectos producen en
las personas es muy importante para la sensualidad.
4. Tacto: a través del tacto exploras el
cuerpo de tu pareja y encuentras zonas específicas en las
que una determinada caricia puede producir una respuesta
inmediata.
5. Gusto: besar es uno de los placeres más
grandes de la vida en pareja. El intercambio de afecto que
produce un beso es determinante para poner alerta a los otros
sentidos. También debes prestar especial atención a tu higiene bucal:
una boca mal cuidada o el mal aliento arruinan lo que los
demás sentidos logran.
Tanto mujeres como hombres pueden explotar su
sensualidad. Sin embargo, muchas personas tienden a asociar el
comportamiento con el género
femenino exclusivamente. Lo ideal es que el hombre sepa
que ser sensual no implica afeminamiento. Si bien la sensualidad
femenina es más delicada, evidente y aceptada socialmente,
el hombre posee su propia forma de expresarla: ser viril,
galante, caballeroso y educado son algunas de las
características que todo hombre sensual debe
poseer.
Además, la sensualidad masculina viene dada por
una confianza bastante grande en sí mismo que le permita
expresarse con soltura y sentirse bien con su forma de
ser.
Contra la monotonía
La sensualidad debe estar estrechamente ligada a la
sexualidad cuando de vida en pareja se trata. Algunas parejas
sienten que la cotidianidad del "matrimonio" mata
la magia de las relaciones
sexuales, pero los verdaderos culpables de dejar que la
chispa se extinga son las personas que llevan esa
relación. No cabe duda de que con el matrimonio cambia la
relación sexual. Es posible que se convierta en algo
monótono, pero precisamente por eso se debe prestar
especial atención a la estimulación de la
sensualidad para, a partir de ahí, recuperar la
sexualidad. La sensualidad tiende a la innovación, despierta la curiosidad y la
imaginación debido a que no es tan limitativa como la
sexualidad.
SADOMASOQUISMO: PROFUNDA
ALTERACIÓN PSICOSEXUAL
Erich Fromm cita un fenómeno sádico muy
esclarecedor: es el que encontramos en el síndrome de
violación y saqueo de los soldados de una ciudad
conquistada, con permiso expreso o tácito; no se escapa
nada al paso de su acción
agresiva, ya sean personas de cualquier edad y sexo, animales,
objetos, viviendas, etc. Cesa sólo por orden imperativa
del Mando Superior.
El sadomasoquismo, es una exploración
erótica del dolor o "sexo radical"; ha llegado a
institucionalizarse en la sociedad
moderna; no busca en su voluntad una finalidad
procreativa.
Otras desviaciones sexuales, según las
circunstancias, en la opinión de psicólogos,
médicos y sociólogos, pueden no ser enteramente
patológicas; pero las manifestaciones del sadismo y
masoquismo siempre están dentro de lo anormal, perverso,
con desórdenes psicológicos graves.
El placer sexual se deriva del dolor provocado
activamente por el sádico o sufrido pasivamente por el
masoquista: apaleados, flagelados, encadenados, esposados,
destratados, insultados, vejados, semiahorcados, etc.,
según el concepto ortodoxo. Habitualmente, se dan juntas
ambas aberraciones en una misma persona. En el sadomasoquismo,
las formas graves pueden derivar en severas injurias
físicas y culminar con la muerte,
algunas veces, por acción traumática directa;
otras, en forma refinada, indirecta, inducida por
actividad psicológica.
Krafft Ebing considera: que el impulso patológico
del sadomasoquismo es el deseo de dominar y humillar a la otra
persona y esclavizarla física o
psíquicamente, haciéndola dependiente.
Freud lo
conceptúa: como una neurosis severa y
considera que el masoquismo nace del sadismo vuelto contra la
propia persona, bajo la influencia del sentimiento de culpa
oculto en el inconsciente. Freud nos habla del sadomasoquismo
moral y
menciono con énfasis el más sutil, subliminar y
tenue: el intelectual, psicológico, incorporal,
pero tan agraviante o más que el físico, pues hace
estragos en los sentimientos nobles y en la moral, que
son agredidos.
H. Tudicus nos refiere: una señora que
desde muy joven padecía de un tenue sadomasoquismo
incorporal con sus familiares y relaciones amorosas,
paulatinamente se hizo una neurosis severa sadomasoquista
integral con algunos rasgos de refinamiento intelectual, que le
servía para causar ingeniosos enredos y enemistades entre
compañeros, esposo, familiares y personas de bien. Por
otro lado nos relata otro caso: un novio, cuando faltaban dos
días para su casamiento con una distinguida
señorita, pasa en su coche por la puerta de su prometida
con una mujer de vida airosa, provocando una agresión que
rebotó en su propia persona.
El nombre sadismo deriva del Marqués de Sade
(1774-1814), escritor francés que trató ampliamente
la crueldad como medio de obtener gratificación sexual. El
masoquismo es un estado en que la persona experimenta placer
sexual cuando se la humilla o causa daño.
Recibe el nombre del novelista austríaco Von Sacher-Masoch
(1836-1905), pero los antecedentes primarios de ambos vienen de
la prehistoria.
Esta perturbación sadomasoquista se da en todas
las escalas sociales: es común en directivos, empresarios,
ejecutivos, personas de mando, políticos, magistrados,
banqueros, etc. (de ambos sexos), como una manera de descargar
sus tensiones y su estrés.
En los actos sádicos, el actor busca reforzar su
autoestima, muchas veces venida a menos por su propio
carácter disconforme e interiormente
conflictivo.
Para Alex Confort, el sadomasoquismo se expresa
muchas veces en su forma atenuada físicamente: por
fantasías, como juego amoroso simbólico, gentil y
aparentemente cariñoso, explicativo y justificativo; pero
siempre, infringiendo dolor, sufrimiento, impotencia y
dominio de
manera sublimar, que el receptor percibe en forma subconsciente y
a veces con fascinación y alegría; pero siempre,
contrario al amor y al respeto. Hay una
inhibición de la capacidad de amar y existe
intención de destrucción de la persona.
Erick Fromm afirma: Es el afán del poder total,
de dominio absoluto sobre todo ser, aún ocasionalmente,
con cierto grado de benevolencia y comprensión,
revelándose el sadomasoquismo atenuado como una actitud
socialmente aceptable y de fácil justificación;
aunque siempre es falso, mentiroso y no desea en forma
inconsciente la descendencia.
L. Newes relata casos que se dan habitualmente;
por ejemplo, mujer soltera, culta, que durante años
manifestó siempre su más íntimo y sublime
deseo como "desiderátum vital" de tener descendencia con
su "amada pareja", una vez embarazada, con la alegría de
su novio, hace en forma unilateral la eliminación del
fruto de la concepción.
Al sadomasoquismo se lo entiende comúnmente como
un impulso parcial, esencialmente de carácter sexual; pero
es algo mucho más profundo y amplio.
Es una forma de ser y actuar, una manera
diferente de vivir y proceder con los demás, como lo cita
Newes: dama madura, ejecutiva, con muchas facetas de inteligencia ,
compartía parte de su trabajo con su
esposo, pero se recreaba con los compañeros, creando
expectativas; aquel, menoscabado, se retiró y
abandonó esa actividad. También recibía de
visita en su hogar a un "amigo" en común al que le hizo
una escena amorosa, frente a la mirada de su marido, persona de
nobleza, honor , saber y repleto de magnanimidad.
El fin de todo empeño sadomasoquista es el
dominio absoluto, la omnipotencia sobre todos; es la
mutilación de las funciones
esenciales del cuerpo y del espíritu. Es una
aberración psicológica y pérdida de la
autoestima, solamente reversible con una fuerte
autocrítica y una psicoterapia
profunda, ayudada por una poderosa voluntad en acción.
Siguiendo el principio de Freud: Lo que era "ello" debe hacerse
"yo".
Por Luis Sifuentes
En su sentido estricto la palabra fetichismo viene de la
antropología. A fines del siglo XIX era
usada por los académicos para referirse a los
pequeños dioses individuales que protegían a
algunas etnias africanas, los cuales los acompañaban toda
la vida.
Esta idea de tener un objeto idealizado fue llevada a la psicología y la
sexología para designar un tipo de parafilia referida a la
desviación de los deseos y las fantasías sexuales
hacia objetos. Es decir el fetichista es alguien que enfoca su
sexualidad en objetos más que en personas.
Una parafilia eminentemente masculina
"Un fetichista", dice el psicoanalista Moisés
Lemlij, "es alguien que tiene intensas fantasías y deseos
a partir del uso de objetos que son el centro de toda su
atención, hasta el punto de que solo responde sexualmente
si tiene el objeto deseado. A veces el objeto es más
importante que la persona misma", dice el psicoterapeuta. "Entre
Julia Roberts y un zapato de tacones altos, el fetichista elige
el zapato", agrega el especialista. Otra característica
del fetichismo es que es un parafilia eminentemente
masculina.
La obsesión por un zapato
"El fetichismo se refiere a necesidades sexuales y
fantasías con objetos exclusivas en hombres, pues
raramente se da en mujeres. Entre los objetos típicos de
un fetichista están las ropas de mujer, generalmente las
prendas íntimas diminutas, y los zapatos taco aguja", dice
Lemlij.
Si bien todos podemos tener un toque fetichista en nuestras
relaciones (guardar cartas o atesorar
algún objeto dado por el ser amado, por ejemplo), la
diferencia es que un fetichista clínico es alguien que
siente la necesidad excluyente y conminatoria por poseer los
objetos de su adoración.
Diferencia física y de conducta que
distingue a los organismos individuales, según las
funciones que realizan en los procesos de
reproducción. A través de esta
diferencia, por la que existen machos y hembras, una especie
puede combinar de forma constante su información genética y
dar lugar a descendientes con genes distintos. Algunos de estos
descendientes llegan a adaptarse mejor a las posibles variaciones
del entorno.
El sexo está presente en todos los niveles de
organización biológica, excepto en
los virus. Ya en los
niveles más simples, las bacterias
intercambian un cromosoma sencillo y largo que pasa desde el
macho (por analogía), o célula donante, a la
hembra, o célula receptora. En grupos más
avanzados, los seres multicelulares tienen órganos
especializados (gónadas), que producen células
sexuales (gametos). En el momento de la fecundación, la información
genética se transfiere desde unos espermatozoides
pequeños y móviles (gametos masculinos), a unos
óvulos más grandes (gametos femeninos). Muchos
organismos, entre los que se incluye a la mayoría de las
plantas, muchos
protozoos e
invertebrados y algunos peces, poseen
tanto gónadas masculinas como femeninas y se denominan
hermafroditas (véase Hermafroditismo). Sin embargo, en los
organismos hermafroditas es rara la autofecundación. Los
órganos reproductores masculinos y femeninos suelen
madurar en distintos momentos, que coincidan con la
maduración de otros individuos, lo que hace posible una
fecundación cruzada. Es frecuente en el mundo de los peces
la sucesión de sexos en el mismo individuo pero de modo
completo, es decir, el pez es totalmente macho o totalmente
hembra según el momento de su vida.
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Conjunto de fenómenos emocionales y de conducta
relacionados con el sexo, que marcan de forma decisiva al ser
humano en todas las fases de su desarrollo.
El concepto de sexualidad comprende tanto el impulso
sexual, dirigido al goce inmediato y a la reproducción,
como los diferentes aspectos de la relación
psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o
ambos a la vez) y de las expectativas de rol social. En la vida
cotidiana, la sexualidad cumple un papel muy destacado ya que,
desde el punto de vista emotivo y de la relación entre las
personas, va mucho más allá de la finalidad
reproductiva y de las normas o
sanciones que estipula la sociedad.
Además de la unión sexual y emocional
entre personas de diferente sexo (véase Heterosexualidad),
existen relaciones entre personas del mismo sexo (véase
Homosexualidad) que, aunque tengan una larga
tradición (ya existían en la antigua Grecia y en
muchas otras culturas), han sido hasta ahora condenadas y
discriminadas socialmente por influencias morales o
religiosas.
Durante siglos se consideró que la sexualidad en
los animales y en los hombres era básicamente de tipo
instintivo (véase Instinto). En esta creencia se basaron
las teorías
para fijar las formas no naturales de la sexualidad, entre las
que se incluían todas aquellas prácticas no
dirigidas a la procreación. Hoy, sin embargo, sabemos que
también algunos mamíferos muy desarrollados presentan un
comportamiento sexual diferenciado, que incluye, además de
formas de aparente homosexualidad, variantes de la
masturbación y de la violación. La psicología
moderna deduce, por tanto, que la sexualidad puede o debe ser
aprendida. Los tabúes sociales o religiosos —aunque
a veces han tenido su razón de ser en algunas culturas o
periodos históricos, como en el caso del incesto—
pueden condicionar considerablemente el desarrollo de una
sexualidad sana desde el punto de vista
psicológico.
El neurólogo Sigmund Freud
postuló la primera teoría
sobre el desarrollo sexual progresivo en el niño, con la
que pretendía explicar también la construcción de una personalidad normal o
anormal en el mismo. Según Freud, el desarrollo sexual se
inicia con la fase oral, caracterizada porque el niño
obtiene una máxima satisfacción al mamar, y
continúa en la fase anal, en la que predominan los
impulsos agresivos y sádicos. Después de una fase
latente o de reposo, se inicia la tercera fase del desarrollo, la
genital, con el interés centrado en los órganos
sexuales (véase Aparato
reproductor). La alteración de una de estas tres fases
conduce, según la teoría de Freud, a la
aparición de trastornos específicos sexuales o de
la
personalidad. Con el paso del tiempo, algunas de las tesis
postuladas en su teoría del psicoanálisis han sido rechazadas, en
especial sus teorías sobre la envidia del pene y sobre la
vida sexual de la mujer.
A partir de la década de 1930, comenzó a
realizarse la investigación sistemática de los
fenómenos sexuales. Posteriormente, la sexología,
rama interdisciplinar de la psicología, relacionada con la
biología y
la sociología, tuvo un gran auge al obtener,
en algunos casos, el respaldo de la propia sociedad,
principalmente durante los movimientos de liberación
sexual de finales de la década de 1960 y principios de la
de 1970. Los primeros estudios científicos sobre el
comportamiento sexual se deben a Alfred Charles Kinsey y a sus
colaboradores. En ellos pudo observarse que existen grandes
diferencias entre el comportamiento deseable exigido socialmente
y el comportamiento real. Asimismo, se observó que no
existe una clara separación entre el comportamiento
heterosexual y el homosexual ya que, según encuestas de
esa época, el 10% de las mujeres y el 28% de los hombres
admitían tener comportamientos homosexuales y un 37% de
los hombres estar interesados en la homosexualidad. En la
década de 1960, William H. Masters y Virginia E. Johnson
investigaron por primera vez en un laboratorio
los procesos biológicos de la sexualidad, elaborando el
famoso "Informe de
Masters y Johnson".
Actualmente, en el límite de las formas
ampliamente aceptadas de comportamiento sexual se encuentran las
llamadas perversiones. La evolución en los usos y costumbres y el
ensanchamiento del margen de tolerancia ha
hecho que conductas consideradas tradicionalmente perversas se
admitan como válidas en el marco de los derechos a una
sexualidad libre. Sólo en los casos de malestar o de
conflicto del
propio individuo con sus tendencias, o en aquellos en los que se
pone en riesgo la
integridad física y moral de terceros, se impone la
necesidad de tratamiento psicoterapéutico. La sexualidad,
en definitiva, no debe apartarse de dos principios fundamentales:
el mutuo consentimiento y la superación de la autocensura,
para que cada individuo se acepte a sí mismo, aunque ello
exija a veces lograr el difícil equilibrio
entre las inclinaciones individuales y ciertos prejuicios y
atavismos sociales.
El sado masoquismo
Se define como fantasías sexuales recurrentes y
altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que
implican el hecho (real, no simulado) de ser humillado, pegado,
atado o cualquier otra forma de sufrimiento.
José Thomas Milano
Hernández