El arte en el siglo XIX y principios del siglo XX
Los inicios de la pintura
venezolana se registran hacia finales del período
colonial. La nota característica de esta producción pictórica va a ser la
conformación de un género
plástico
adecuado a rasgos eminentemente nacionales resaltando que,
según "… la Filosofía de Hipólito Taine,
encontramos en la forma más clara y amena, la más
notable explicación de cómo la tradición
artística de los pueblos es influida por las condiciones
geográficas, políticas,
climáticas, costumbres y modo de pensar, religión y
tradición histórica. En una palabra, según
el ambiente que
la rodea." Esta tradición partirá desde finales del
siglo XVIII con la conformación de la Escuela
Caraqueña hasta las creaciones de pinturas populares o
anónimas con un sello marcadamente religioso en la
concepción de su temática. Este tipo de pintura
realizada durante la época de la colonia se establece como
una de las más interesantes herencias dentro de la
plástica venezolana y consecuencia de una alta
sensibilidad de los pintores por la producción de estas obras.
Hay que destacar que el movimiento
pictórico en el país y en la región zuliana
se inicia con la importación de obras artísticas
provenientes principalmente de México,
Quito, Perú y España
-atribuyéndose la realización de las obras de este
país, a los alumnos de Zurbarán y Murillo-. Sin
embargo las realizadas en Venezuela no
adquirieron un valor
estético-plástico
relevante debido al hecho de que como colonia española no
alcanzó la relevancia que tuvieron los virreinatos de
México,
Perú y Quito, en materia de
producción de objetos artísticos y
litúrgicos.
La producción artística llegada de esos
países era destinada básicamente para ser exhibida
en las iglesias y en los oratorios privados de personas
adineradas del país, pero con el tiempo, esta
situación se transformará debido a los altos
precios y
riesgos que
conllevaba el traslado de dichas producciones desde otros
países hasta Venezuela. Es
por ello, que los misioneros establecidos en el país
crearon talleres para la formación de los primeros
artistas criollos; el objetivo de
estas agrupaciones era suplir la demanda de la
iglesia en el
campo de la liturgia por este tipo de manifestaciones. " La
doctrina religiosa y el arte europeo
llegaron a América
para someter a los pueblos indígenas y liquidar sus
culturas. Después de la violencia
sangrienta de la conquista colonial, no era posible perpetuar la
dominación con el solo apoyo de las armas de guerra.
Había que recurrir a otro tipo de armas más
sutiles, para dominar a la gente "por dentro" –
acuérdese que estas producciones eran utilizadas como
instrumentos de catequización, alfabetización e
ideologización ya que la gran mayoría de la
población de la época era
analfabeta, recurriéndose entonces, a las imágenes
de las pinturas para ilustrar de una mejor manera los dogmas
católicos como: La Santísima Trinidad, la
virginidad de María, y temas relacionados con la vida de
los santos, la pasión y la crucifixión de
Jesucristo, hechos históricos del Antiguo y Nuevo
Testamento, etc-. " Su imagen reafirma
el dogma para garantizar la fe, como una prueba que entra por los
ojos y que la figura pintada o tallada resalta hasta el extremo
en que se hace posible el milagro o el castigo." De allí
que esta sea la función de
la cultura
artística durante la época colonial.
La pintura de temática religiosa llegó a
constituir con el tiempo, la
primera manifestación plástica desarrollada
paralelamente por la masa popular. Sin embargo, no sólo en
las capas sociales cultas sino también en las populares,
se generó una pintura académica religiosa
proveniente principalmente de España con
marcada tradición barroca convirtiéndose
posteriormente, en el estilo nacional hasta llegar a
institucionalizarse en el siglo XVIII con el nombre de
Escuela Caraqueña.
Hay que notar que la pintura religiosa culta
quedó destinada a los templos y a las mansiones de las
familias poderosas mientras que la pintura popular se
preservó menos. Paralelamente a la temática
religiosa se difunde el retrato en sus formas seglar y
laica englobados dentro de un enfoque jerárquico
relacionado con la
organización socio-política del mundo
colonial. Los retratos pontificales eran una vía de
consagración con la cual se aspiraba a la santidad de sus
personajes gracias a sus atributos y actitud
elocuente. El retrato mundano permitía a los
sujetos aparecer como sobrenaturales ya que expresaban el lujo y
la vanidad que éstos poseían en comparación
con las clases más humildes. La pintura
retratística trajo como consecuencia una mayor
distinción y pugna entre las clases
sociales conformadas por los "Pardos Libres" (artistas) y los
"Mantuanos"; ya que fue un género
pictórico que permitió la incorporación de
valores
políticos, morales y afectivos con el objeto de alcanzar
un fin determinado. De allí que se encamine a la
glorificación del poder de los
personajes que representaba.
Ante la insatisfacción que le ocasionaba a los
artistas, -en su mayoría pardos- la realización de
retratos por encargo para las clases pudientes de la
época, se ven en la necesidad de recurrir al
género del paisaje como la vía de escape
para la realización de temas que partan de una
inspiración personal y por lo
tanto, de libre selección
con el objeto de evitar complacer los intereses de terceros y
como una forma de lograr " la satisfacción íntima y
la afirmación de la individualidad del pintor" . De esta
manera, pretendían llenar la gran insatisfacción
que les producía ejecutar retratos por encargo que no se
correspondían para nada con su sentir y apreciación
estética.
… Aparentemente el artista estaba plegado al
servicio de
los poderosos, pero en el fondo sentía que su mundo era
diferente y que no compartía por completo las posiciones
ideológicas y culturales de quienes lo dominaban. En
tiempos anteriores unos y otros quedaban, en cierto modo,
nivelados frente a las imágenes
del arte religioso, cuya significación cultural
parecía estar por encima de las desigualdades
sociales.
El predominio del arte religioso en la plástica
nacional tendrá una duración aproximada de tres
siglos para dar paso posteriormente, a una producción
artística de alto espíritu republicano, La
pintura de género histórico. Esta se
convertirá con el tiempo, en la segunda nivelación
cultural que hubo entre los "Pardos Libres", los Mantuanos y
Blancos Criollos, ya que "… surgieron otros temas mucho
más acordes con la situación de la época:
los temas históricos y heroicos, con los cuales si se
podía restablecer la vieja unificación y
nivelación cultural por encima de los antagonismos
sociales, como había existido frente a las imágenes
del arte religioso" . Este cambio de
mentalidad dependió de muchas causas que fueron
transformando la vida del país; entre ellas la Guerra de la
Independencia,
la caída del poder español
que imperaba en el país resquebrajó las bases que
lo soportaban; entre ellas, el de la Iglesia
Católica como poder espiritual dirigido desde
España para mantener el dominio colonial.
A nivel de las masas populares hubo luchas y tensiones internas
que se fueron configurando desde el siglo pasado debido a la
injusticia social y opresión a la cual estaban sometidas.
Otro de los aspectos que favorecieron el desarrollo
intelectual del pueblo venezolano, especialmente el de los Pardos
Libres y el de los Blancos Criollos fue la aceptación y
difusión de las ideas políticas
y filosóficas traídas de Francia y
Norteamérica.
… Por otra parte, todo el mundo coincide
también en señalar la existencia de ciertos
cambios de temas en la pintura: de la hegemonía
exclusiva de los temas religiosos se pasaba entonces al retrato
y enseguida a los temas de historia […], esa
transformación temática respondía a un
cambio en la
actitud del
artista frente al arte y frente al mundo. Lo que ocurrió
no fue solamente una variación de la pintura, sino toda
una transformación de la cultura. No
sólo cambiaron los temas de la pintura, sino la función
de la imagen
artística y el tipo de relaciones que se
establecían ahora entre la obra de arte y la sociedad.
Destaca el hecho de que el grupo de los
Pardos Libres sea uno de los elementos claves en la
configuración de todo lo relativo a las manifestaciones
culturales, políticas y artísticas del país
debido a las posiciones que ocuparon en cada uno de esos
sectores. Hacia finales del siglo XVIII, según apunta
Alfredo Boulton, se da " la consolidación del estado social
de los pardos libres, como una consecuencia directa de la
vitalidad y la pujanza de aquel grupo
demostrada a través de varias actividades de tipo
mecánico, gremial, artesanal y
artístico."
Toda esta renovación y liberación social
se verá fortalecida por el ambiente de
emancipación nacional que respira el país y que se
reflejará directamente en las artes plásticas,
sobre todo, en el campo de la pintura la cual se va a dirigir
hacia la inmortalización de los acontecimientos
históricos y heroicos acaecidos durante la Guerra de
Independencia;
es por ello, que la pintura de historia se enfocaba como
la vía para exaltar el patriotismo de los venezolanos
haciendo referencia a los personajes ilustres del pasado
inmediato.
Cabe destacar que la función de este
género de pintura comprende dos aspectos: difundir y
eternizar en la memoria de
la colectividad, las hazañas de los próceres de la
independencia y perpetuar también de una forma más
velada, la organización social establecida.
Para concluir este breve esbozo de lo que ha sido la
historia de la
pintura nacional, cabe señalar que " Los temas
históricos y heroicos constituyeron los temas mayores de
la gran pintura para el siglo XIX. Su importancia no
admitía comparaciones con la de retratos y menos
aún con la de paisajes, que permanecieron por ello
relegados a una condición de inferioridad no sólo
para el criterio oficial, sino también para los propios
artistas."
Adentrándonos a la evolución y características de la pintura zuliana, se
partirá del contexto cultural en que esta fue generada,
haciendo la salvedad, de la gran deficiencia de fuentes
documentales que sobre el particular se han publicado. Unos de
los rasgos más notorios del Estado Zulia,
especialmente en Maracaibo, fue el activo movimiento
cultural que tuvo sus manifestaciones en el campo de las letras,
la música
y las artes, conjuntamente con el desarrollo
científico y los adelantos tecnológicos como fueron
el tranvía, el sistema de
alumbrado eléctrico, el acueducto, etc.
El interés
del presente artículo estará enfocado
particularmente al desarrollo de las manifestaciones culturales
en el campo de las artes, contextualizándolas con
acontecimientos culturales surgidos paralelamente en otros
ámbitos.
En el campo de la pintura, uno de los primeros
exponentes fue Carlos Miyares -hijo del gobernador Fernando
Miyares quien gobernaba a Maracaibo a principios del
siglo XIX- quien según datos que aportan
Sergio Antillano y Hugo Figueroa Brett en su obra "Artistas
del Zulia" fue el primero que a la edad de 14 años
estaba inscrito en la Academia de Artes de San Fernando en
Madrid. Pero no es hasta finales de la guerra independentista
cuando la ciudad va a experimentar una evolución intelectual en todo sentido; en
1821 la región posee su primera imprenta, logrando con
ello un fortalecimiento de las letras a través de la
expresión de las ideas de los zulianos a través de
la prensa.
Así se imprimen tres periódicos, dos republicanos
que son "El Correo Nacional" y "Concordia del Zulia" y el
último republicano titulado "El Posta Español". Sin embargo, los
periódicos literarios saldrán a la luz por primera
vez a partir de 1839 con uno titulado "La Mariposa", a
pesar de haber habido intentos anteriores con otras publicaciones
como fue el caso del "Suliano", "La Cosiata", "El
Telégrafo del Zulia", etc.
A nivel teatral, se inicia la construcción de la sede del futuro Teatro Baralt y
las actividades presentadas en éste, quedan registradas en
varios periódicos de la localidad titulados "Sonrisas y
Flores", "Perlas y Flores", "El Ojo de la Llave" y el
encartado del periódico
"El Laurel" llamado "El Pentagrama".
Es de obligatoriedad señalar también, la
salida de importantes impresos como fueron: "Diario de
Maracaibo", "Ecos del Zulia", "El Fonógrafo", "El Zulia
Ilustrado" que luego daría paso al "Cojo
Ilustrado". Este ambiente hacía de Maracaibo una
región donde había gran motivación
por la cultura. Otro hecho fundamental, lo constituye en el
ámbito educativo, la creación del Colegio
Nacional en el año 1839, remoto origen de lo que
será en un futuro la Universidad del Zulia creada
por decreto legislativo el 29 de Mayo de 1891,
instalándose solemnemente el 11 de Septiembre del mismo
año. De esta forma, empieza en la región el cultivo
sistemático por la enseñanza de las artes, las letras y las
ciencias con
programas
establecidos por el sistema educativo
nacional. Cabe destacar que el General Venancio Pulgar
será un gran impulsador de la educación en la
ciudad, "… fundó entonces escuelas de ingenieros y de
náuticos y escuelas primarias, dotándolas de
edificios propios, mostrando al mismo tiempo su interés
por el Colegio Nacional."
Paralelamente, en esta época aparecen en la
ciudad los primeros artistas viajeros que dejarán su
huella en la plástica zuliana, ellos fueron: Anton
Goering, Agustín Codazzi y Arístides Rojas. A
Agustín Codazzi -quien realizara expediciones por la
Sierra de Perijá, zonas selváticas del sur del
Lago, Maracaibo y lugares aledaños- lo acompañaba
en esa oportunidad el artista Carmelo Fernández,
yaracuyano nacido en Guama, sobrino del General José
Antonio Páez. En la plástica se lo conoce como "…
excelente dibujante y pintor testimonial; muy particularmente
dotado, se distinguía por su prolijidad y precisión
en el dibujo, bueno
para distinguir detalles que generalmente escapan al ojo humano,
con paciencia y habilidad de un maestro miniaturista."
Según uno de sus biógrafos, J.
Nucete Sardi, Carmelo Fernández fue profesor de Dibujo
e Idiomas en el Colegio de Varones de Maracaibo.
Dentro de los proyectos que
este artista realizara en la ciudad bajo instrucciones del Gral.
Venancio Pulgar, está el reacondicionamiento de la Plaza
de la Concordia o Bolívar, el altozano del Templo de San
Francisco, La Biblioteca
Pública, la reconstrucción del Lazareto y el Nuevo
Mercado del
Puerto del Piojo.
Antes de Carmelo Fernández, los nombres de
artistas dedicados al oficio de la pintura a inicios de la
República en Maracaibo fueron Don Rafael Bastidas
(1850), al cual se le atribuyen las obras: La Natividad y
San Ramón
que por lo que respecta a ellas, poseen calidad en el
dibujo,
perspectiva y color. Otra
figura importante fue Don Rafael Pino (1860) del cual se
conserva en la Catedral de la ciudad una pintura titulada Las
Animas. Paralelamente, arriba a la región, un artista
colombiano de nombre Luis García Evia, hijo de Luis
Beltrán, el cual cultiva el género del retrato
realizando su primer encargo a Don Miguel Gerónimo
González y Balbina Peña de González y
difundiéndolo además en la ciudad a través
de sus discípulos, entre los que se encontraba el hijo de
la pareja citada, Simón González Peña, gran
defensor de la historia artística del Zulia llamado por
Roberto Jiménez Maggiolo "El Vassari
Regional"
Otro acontecimiento significativo en el desarrollo
intelectual de los ciudadanos de Maracaibo, lo constituyó
la creación en Abril de 1882 de la Escuela de Dibujo
y Pintura del Estado, la cual inicia una etapa de progreso
artístico en el Zulia, regentándola para esa
oportunidad el italiano Luis Bicinetti en compañía
de Luis Fontana y Manuel Soto -este último, arquitecto y
primer artista regional en hacer estudios en Nueva York (Estados
Unido)s de pintura, paralelo a la realizbción de estudios
en el procedimiento de
la fonte-forámines y pozos artesianos-. Entre ellos se
dedicaron a la ejecución de proyectos
relacionados con las artes como fueron: la decoración del
Salón de Recepciones de la Casa de Gobierno
inaugurada durante las fiestas del Centenario del Libertador y la
del antiguo teatro Baralt
donde también participa el artista John de Pool, al
cual se atribuye además, la ejecución de la obra
"Jesús ante Pilatos" que se conserva en el Templo
de Santa Bárbara. Cabe destacar que la trayectoria de
Manuel Soto como arquitecto le valió la realización
de los proyectos de las sedes de la Escuela de Artes
y Oficios inaugurada para la Conmemoración del Centenario
de Rafael Urdaneta, el Mercado Municipal
y del Teatro Baralt.
Luis Bicinetti es suplantado al poco tiempo por Manuel
Soto en la Dirección de la Escuela, según
Roberto J. Maggiolo, "… Bicinetti y Fontana, percibieron del
Estado por la obra realizada en la Casa de Gobierno, la
cantidad de 2.500 bolívares. Posiblemente ambos artistas
no residieron por mucho tiempo en la ciudad, puesto que
desaparecen del panorama histórico y ni siquiera el
apellido vuelve a aparecer en ninguna otra actividad."
De esta escuela saldrán a la luz dos
importantes pintores como lo fueron Julio Arraga y Manuel Puchi
Fonseca, quienes participarán en diferentes exposiciones
en las cuales van a recibir varias distinciones con merecidos
premios; entre ellas, destaca la Exposición
de Productos
Regionales del Estado Zulia en 1895. De esta institución
se tiene conocimiento
que fue clausurada al poco tiempo (año 1896, estando
dirigida por Julio Arraga).
Arraga por su parte, presentó unos dibujos en la
Exposición Nacional realizada en Caracas
con motivo del Centenario del Natalicio del Libertador, donde el
Zulia participó con un stand que fue muy famoso y
comentado por los medios
impresos de la ciudad, debido a la variedad de artículos
presentados y al montaje del mismo. " Así pues, entre
velas, jabones, licores y tabacos, los bustos y creyones de los
alumnos de Soto, entre ellos, Julio Arraga de doce años
-iban a ser exhibidos por primera vez en Caracas- sin que los
cronistas estuvieran en capacidad de comprender entonces la
importancia del acontecimiento."
Debido a su interesante actuación como pintores,
fueron beneficiados por el Gobernador de turno, el Dr.
Jesús Muñoz Tébar con unas becas para
estudiar en Italia. Al
regresar de ese país, se dedicaron a la docencia, fundando
sus talleres y rodeándose de alumnos; ambiente que al cabo
de unos años, conformó con un sinnúmero de
ellos la agrupación que se conoció como el
Círculo Artístico del Zulia.
Hay que destacar como rasgos importantes dentro del
quehacer cultural, la fundación del Colegio
Pestaloziano de Educación Primaria en
1903, a cargo del Br. Hermágoras Chávez,
en el cual se dictaba la cátedra de Dibujo por un
joven pintor llamado Rafael González que
impartía la misma clase en el antiguo Seminario de la
ciudad ubicado en la calle Carabobo. Como alumno destacado
resalta la figura del pintor Pedro Villasmil quien fuera
un artista muy premiado para ese entonces. Así tenemos
también, la fundación de la Escuela de Labores
el 02 de Noviembre de 1903 que poseía al igual que la
anterior, cátedras de dibujo impartidas por dos
mujeres: Juanita Duplat y Margarita Aranguren.
Otro importante artista de la ciudad y un visionario
para la época que le tocó vivir fue Antonio
Angulo, alumno de Julio Arraga y Manuel Puchi Fonseca, el
cual decidió crear un estilo particular influenciado por
el Art Dec . Fue encargado por el presidente Vicencio
Pérez Soto para pintar el techo y diseñar la
lámpara del nuevo teatro Baralt, "… Visto 34 años
más tarde debe preguntarse que motivó a Angulo para
realizar un mural abstracto, que se anticipa en casi veinte
años al movimiento de pintura geométrica (en
Venezuela)."
Adentrándonos a la actividad desempeñada
por el Círculo Artístico del Zulia creado un 29
de Junio de 1916, ese destaca que tuvo como primer presidente
a Julio Arraga. El singular hecho reviste para el arte zuliano
una nueva etapa, ya que su objetivo en
pro de la cultura citadina fue de vital trascendencia. Este
constaba de las secciones de pintura y literatura siendo sus
principales cátedras: la pintura, dibujo, escultura y
poesía.
Sus integrantes más importantes fueron: Julio Arraga,
Adolfo Colina, Pbro. Olegario Villalobos, Erasmo Solarte, Felipe
Garbiras hijo, Edmundo Urdaneta, Hermes Romero, Neptalí
Rincón, José Castillo Romero, Ramiro Ramírez,
Pedro Villasmil, etc. Con el transcurrir del tiempo, el
Círculo amplió sus actividades hacia el teatro y la
literatura; en
1925 la agrupación crea la cátedra de música y se
continúan realizando las exposiciones anuales. Dentro de
esta institución se establece el grupo de Boy Scouts del
Zulia. En 1936 se crean la Asociación Venezolana de
Artes y la Asociación de Estudiantes de Dibujo y
Pintura ; es sede a su vez, de los ensayos de la
Compañía Teatral Kampaña de Arte Nativo
Amerikano, se crea la revista
"Aparición" y un Concurso Mensual de Dibujo y
Pintura para Aficionados, certámenes literarios y se
inician los programas
culturales radiales a través de la Voz de la Fe
fundada por el Pbro. Olegario Villalobos, antiguo miembro
fundador del Círculo. Este tuvo además, actividades
de extensión en la costa Oriental del Lago, en el Centro
Cultural Recreativo Santa Rita.
Como podrá observarse, fueron múltiples
las actividades que desarrolló el Círculo en la
ciudad a favor del arte y de la cultura del pueblo zuliano. Para
finalizar, se puede expresar que las manifestaciones
artísticas en el Zulia durante el siglo XIX, tuvieron un
carácter integral porque reunió el
desarrollo de géneros como el teatro, la literatura, la
pintura, la escultura (a menor escala). En el
campo de la pintura -objeto central del artículo- se
aprecia una evolución que parte de la temática
religiosa (crucifixión, vida de la virgen, vida de los
santos, corte celestial, etc), pasando por el género
retratístico (destinado a los grandes dignatarios de la
iglesia y a los señores más poderosos de la
sociedad) y el
paisajístico hasta culminar en los
histórico-heroicos que se constituyeron en la
temática de mayor importancia de la gran pintura del siglo
XIX en la región; de allí, el carácter
heterogéneo de la misma debido a la diversidad de
planteamientos formales realizados por los pintores de este
tiempo.
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Por:
Lucrecia ArbeláezG.
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