una historia de amor con final de rio
Dicen que dicen… que por allá, en el territorio de los incas, hace muchísimos años hubo un chico y una chica perdidamente enamorados el uno del otro, pero con tanto… tantísimo… viento en contra que si en aquella época hubiese existido la TV, hubieran protagonizado una telenovela.
Él era un muchacho apuesto, buen mozo, fuerte, noble y como si esto fuese poco, también era el príncipe de aquella tribu.
Como pasa casi siempre en estos casos de amores perdidos, desde que Milac Navira (que así se llamaba nuestro héroe) conoció a Panaholma, quedó boquiabierto y con mirada de perro que perdió el sulqui. Ella era una chica de pueblo, bellísima como ninguna, pero pobre como las lauchas.
Demás estaría contar …ver más…
Casi con lo puesto los escondió la noche en su telón de romance y se fueron mientras la luna les guardaba el secreto. Pero una estrella envidiosa, no halló mejor manera de vengarse de los enamorados por no haberla elegido como madrina de bodas, que revelar la ruta seguida, nada más ni nada menos que a Quilcas, el enamorado dejado de plantón.
Quilcas, muerto de rabia y celos, los persiguió hasta el valle de Traslasierra, dónde los novios habían decidido construir su nueva vida.
Allí Milac Navira y Panaholma se casaron.
El altar fue una vertiente de agua fresca.
Los padrinos: el Sol y la Luna.
El celeste colchón del cielo los apañó en su juego de amor y ellos se besaron como nunca, como siempre, conteniendo la risa para no hacer papelones justo en el momento culminante de la boda.
Se abrazaron, bailaron, comieron perdices… pero no fueron del todo felices, porque apenas comenzaron a sacarle punta al lápiz de la alegría, el perverso de Quilcas comenzó a hacer de las suyas.
Obligó a un cóndor decir a Milac Navira que por las montañas encontraría el mejor regalo del mundo para su novia; y a un picaflor para que convenciera a Panaholma que por los llanos hallaría las cabras más gordas y lecheras para prepararle un sabroso quesillo a su enamorado.
Engañados así, ella por un lado y Milac Navira por otro, Quilcas logró separarlos y luego,