la campesina disfrazada
En una de las provincias que baña el volga, cerca del Cáucaso, vivía Iván Petrovich Berestov, hombre honesto y trabajador, que repartía su tiempo entre el cuidado de su hacienda, y la administración de una fábrica de tejidos que le rendía excelentes beneficios. Todos sus vecinos lo apreciaban menos el que vivía cerca de él: Gregorio Ivanovich muronsky.
Era Muronsky el prototipo de barón ruso que no sabe administrar bienes. Viudo y con una hija pequeña, se vino a radicar en el ultimo trozo de tierra que ele quedo después de haber derrochado su fortuna en moscú.
Obsesionado por todo lo inglés gasto sus últimos recursos en el diseño y realización de un jardín, estilo británico.
Hombres tan distintos en su manera …ver más…
¡Está bien! Usted, puede hacer lo que quiera, pero yo no aceptare por nada del mundo.
Gregorio Ivanovich, sin querer discutir con su hija, se marchó a descansar al interior de su casa.
_¿que pensara Alejo cuando me reconozca, comprobando que yo no soy Aculina? _ pensaba la sobresaltada muchacha.
De repente una idea cruzo por su imaginación.
Corrió a exponérselo a Nastia y ambas quedaron entusiasmadas.
A la mañana siguiente, Gregorio Ivanovich pregunto a su hija si persistía en su decisión de no dejarse ver por los Berestov.
_Papa _ respondió Lisa _ los recibiré; pero con una condición: cualquiera que sea mi comportamiento en presencia de los huéspedes prométeme que no has de extrañarte ni dirás nada.
_sin duda proyectas alguna diablura de las tuyas _ replicó sonriéndole a su padre_. Haz lo que te parezca. A las dos en punto de la tarde el viejo Berestov y el joven alejo, subieron la gran escalera de la casa, a cuyo pie ya los esperaba Gregorio Ivanovich, juntos pasaron a una sala donde se sirvieron algunas copas de licor en prueba de cortesía.
Al cabo de un rato la puerta se abrió e hizo su entrada Lisa, el viejo ivanovich apenas pudo reprimir su asombro. Lisa, su morena Lisa, se había blanqueado la amberina piel, se había pintado exageradamente las cejas y se había dibujado con carmín una boca que no era la suya. Con los cabellos había hecho el mismo disparate. En lugar de llevarlos peinados del modo sencillo