Una vision antropologica del aborto
Julián Marías.
La espinosa cuestión del aborto voluntario, que en los últimos años ha adquirido una amplitud desconocida, hasta convertirse en una de las cuestiones más apremiantes en las sociedades occidentales, se puede plantear de maneras muy diversas. Entre los que consideran la inconveniencia o ilicitud del aborto, el planteamiento más frecuente es el religioso. Por supuesto, es una perspectiva justificada y aceptable, pero restringida. Se suele responder que, para los cristianos (a veces, de manera más estrecha, para los católicos), el aborto puede ser ilícito, pero que no se puede imponer a una sociedad entera una moral «particular» Es decir, los argumentos fundados en la fe religiosa …ver más…
«¿Quién es el hombre?», o, con mayor rigor y adecuación. «¿Quién soy yo?».
Por supuesto, «yo» o «tú» o «él» siempre que se entienda de manera inequívocamente personal. Es significativo que los pronombres de primera y segunda persona (yo, tú) tienen una sola forma, sin distinción de género, mientras que el de tercera persona admite esa distinción, e incluso con tres géneros (él, ella, ello). El que habla y a quien se habla son inmediatamente realidades personales, y su género es evidente en la acción misma, mientras que no lo es cuando se habla de alguien no presente (y, además, se puede hablar de algo).
Se preguntará qué tiene esto que ver con el aborto. Lo que aquí me interesa es ver qué es, en qué consiste, cuál es su realidad. El nacimiento de un niño es una radical innovación de realidad: la aparición de una realidad nueva. Se dirá tal vez que no propiamente nueva, ya que se deriva o viene de sus padres. Diré que es cierto, y mucho más, de los padres, de los abuelos, de todos los antepasados; y también del oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno, el carbono, el calcio, el fósforo y todos los demás elementos que intervienen en la composición de su organismo. El cuerpo, lo psíquico, hasta el carácter viene de ahí, y no es rigurosamente nuevo.
Diremos que lo que el hijo es se deriva de todo eso que he enumerado, es reductible a ello. Es una «cosa», ciertamente animada y no inerte, diferente de todas las demás, en muchos sentidos