Desperté, abrí los ojos y lo primero en que pensé fue: ¿que sucederá hoy? Reaccione y detuve la alarma de aquel viejo despertador que mi padre me había obsequiado antes de partir. Me levante y no me pude dejar de agarrar la cabeza, una jaqueca me atormentaba.

Camine hacia la cocina a preparar el desayuno, saque de ese gabinete rojo aquel cereal que tanto me gusta y del refrigerador la leche. Rentado en el banco preparaba mi plato, comiendo me percate de que en la mesa había una mancha blanca, trate de quitarla, no se podía, de pronto mi atención solo se centro en esa pequeña mancha, ¿que será?, preguntándome continuamente. Que era esa mancha, no lo sabre, rectificándome a mi mismo.
Seguí desayunando sin quitarle la esa mirada fija. …ver más…

Esa era la misma mancha, no, no puede ser.
Salí casi huyendo del edificio, subí a mi auto con desesperación, casi rompiendo la llave. Escape aun lugar en el cual sintiera un poco de alivio.

Entre ami casa, solo me desplome en mi cama; el llanto era incesable y no sabia qe hacer, mi mundo estaba de cabeza.
Quede mirando mirando de lado; en mi buró aun estaba la fotografía de mi ex novia, la que por motivos crueles perdí, creía que era la mujer de mi vida. Causas que por ambición nos separaran, ella tenía su trabajo como una exitosa chef y yo trabajaba para una revista que se especializa en la música. Ella se tuvo que ir, le habían ofrecido un gran empleo quizás el trabajo de su vida, la invitación vino desde París, ella no lo dudo ni un poco. Ella solo me beso y soltó mi mano conforme se fue alejando. Todos esos recuerdos me destrozaron.

Al día siguiente todos me observaban fijamente así como si fuera una cosa rara, murmullos se escuchaban a mi alrededor; de pronto recibí una gran noticia (mi sarcasmo era lo habitual), el jefe me llamaba a su oficina. Al llegar a su oficina, no podía contener los nervios, solo pensaba en que pude haber hecho mal ahora. Mis pensamientos fueron interrumpidos con su entrada a la oficina. El se sentó y comenzó a hablarme con una paciencia y simpatía; yo no puse atención a lo que el me decía, solo observaba como sus labios se movían. El se percato de mi falta de atención, con un chasquido