Suplemento a la “historia de una neurosis infantil” de Freud. Ruth Mack Brunswick.

4669 palabras 19 páginas
Suplemento a la “historia de una neurosis infantil” de Freud. Ruth Mack Brunswick.
El texto se divide en varios apartados, los primeros relatan el caso del hombre de los lobos después de su tratamiento con Freud y la aparición de la enfermedad que lo lleva de nuevo al diván.
1. Descripción de la enfermedad actual. 180-181 pp
El hombre de los lobos terminó su análisis con Freud en 1920, en 1926 se le presentan síntomas que lo hacen consultar a Freud, quien lo manda con Brunswick.
Llega al consultorio de esta con una idea fija hipocondríaca de haber sufrido un daño irreparable en la nariz debido a una electrolisis aplicada como tratamiento en unas glándulas sebáceas obstruidas. Los dermatólogos le dicen que no se puede hacer nada por
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Siempre se preocupó por su nariz.
Durante la guerra no pensó mucho en eso, incluso se sentía orgullosos según la analista por su contacto con judíos. Su mujer tenía una verruga en la nariz “¡Que terrible sería si el tuviera una verruga en la nariz!” (185)
Empezó a examinar su nariz y al encontrar poros nasales que sobresalían, pensó ir con X de nuevo pero no lo hizo. Su madre volvió de Rusia en mayo y entonces el paciente se encontró un grano en la punta de la nariz que no desaparecía.
Reapareció la constipación histérica que ya había tratado con Freud por 4 meses, fue al krankenkasse (o sea, al seguro) y tomó baños fortalecedores. Temía a los resfríos como su madre. En pentecostés se engripó. Siempre elegía los días festivos para síntomas y actos significativos, se masturbaba en las fiestas.
Pensó que por culpa del doctor su resfriado se convertiría en neumonía, no pasó y regresó con el doctor, ya que siempre regresaba con aquellos que lo decepcionaban (doctores, dentistas, sastres). Se sintió complacido al pensar que el doctor tenía una afección renal. Este placer merecía un castigo. Se rascó el grano y le quedó un agujero. Su preocupación era que se le curara el agujero y se miraba constantemente en el espejo, pero no se cerró del todo y sentía que todos lo miraban.
En verano consultó al profesor X (juro que así dice en el texto) por sus glándulas sebáceas agrandadas y no por su agujero. X le dijo que la nariz le quedaría roja. Le abrió algunas

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