EL HOMBRE QUE BARRÍA LA ESTACIÓN
“El Hombre que barría la estación” se trata de un pueblito llamado Tamboriles, donde vivía un nene que se llamaba Hugo, y tenía dos amigos, Luis y Valentín, con los que se juntaban casi todos los días a jugar, y a veces, a hacer los deberes.
Tamboriles era un pueblito de una sola calle donde se agrupaban el almacén Ramos Generales, la peluquería de Loco Prieto, la mercería de doña Faustina, el correo y las casas de los vecinos: unas treinta casas. No tenía vereda de enfrente, porque enfrente estaba la estación del tren, los Molinos Mujica y el Club social.
El papá de Hugo, Marcelo, era el dueño del único almacén del pueblo. Además era un aficionado a la alquimia, y hacía unos años había encontrado unos …ver más…

Hugo lo reconoció porque era el mismo que antes se había chocado en la calle. Uno de los peones dijo que lo habían encontrado espiando por una de las ventanas. El hombre miraba al piso y era imposible ver los rasgos de su cara, aunque se veía que tenía la nariz quebrada, el perfil de águila. Don Gadea le pidió que explique su presencia en el pueblo y su extraña actitud de espiarlos por la ventana, entonces el hombre dijo que no ocultaba nada y que se llamaba Folcanelli. El padre de Hugo dijo “el mago Focanelli, ¡el gran alquimista!”, entonces el hombre sonrió un segundo y dijo “soy el mago Focanelli y puedo hacer que todos ustedes se conviertan en plantas” y bramó “maldito sea este pueblo, ¡maldito sea el pueblo de Tamboriles, y sus familias y sus mascotas!. En eso se escuchó un trueno espantoso y se oyó el ruido de la lluvia sobre el techo de chapas. Algunos corrieron afuera, el viento cerró y abrió las puertas y ventanas, destruyó los nidos de los pájaros, voló chapas y quebró troncos y ramas de los árboles más viejos. Algunos corrieron a su casa a ciegas. Luego se cortó la luz y hubo un silencio sepulcral. Todo el pueblo estaba a oscuras, azotado por una tempestad brutal e imprevista. El mago desapareció de sus vistas misteriosamente, como devorado por las tinieblas, y nadie volvió a preocuparse por él. Gadea mandó a dos personas para ver lo que pasaba con los generadores de corriente eléctrica, y Hugo con su mamá y su papá se fueron a su casa.