Reconciliarse Con La Propia Sombra, Libro De Jean Monbourquette

5351 palabras 22 páginas
A. ¿Qué es exactamente proyectar la sombra sobre el prójimo?
Una historia de proyección
He aquí una historia real que permitirá comprender mejor el fenómeno de la proyección de la sombra sobre el prójimo. Por razones de discreción, los nombres de las personas de esta historia han sido modificados.
Adrián, profesor de universidad, no deja escapar ocasión de denunciar la incompetencia de su colega Jorge, tanto en materia de enseñanza como de investigación. Está al acecho de todos los cotilleos sobre este tema. Se complace en contar las relaciones penosas de Jorge con sus estudiantes. Escruta con lupa sus escritos para encontrar errores, aunque no sean más que simples faltas de ortografía. De hecho, el propio Adrián se sorprende del
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Proyecciones de la sombra en el amor pasional
El amor pasional ofrece un terreno fértil en proyecciones. La persona amada que sirve de «soporte simbólico» de la proyección se encuentra investida de un aspecto fascinante. Si el amor es recíproco, hay proyección mutua. En efecto, el amor pasional se nutre de la proyección mutua de la sombra blanca de los cónyuges.

En la fase de atracción, el enamorado ve en su amada la encarnación de cualidades que él desearía poseer, pero cuya adquisición ha sido arrojada a la sombra. Por eso, uniéndose…
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…a ella, siente que recupera por su propia cuenta las cualidades deseadas que él mismo ha ocultado. Alguien escribió con humor que es más fácil casarse con una persona provista de las cualidades que se desea poseer que afanarse por adquirirlas. El amante tranquilo, afectuoso, ahorrador y bohemio tenderá, por lo tanto, a enamorarse de una mujer dinámica, distante, generosa y perseverante. En el amor pasional, los contrarios se atraen.

Pero, una vez que se enfría la pasión, sobreviene un cambio brusco de la situación. Porque en el amor pasional la fascinación es versátil. Con el desgaste cotidiano, la atracción llega incluso a transformarse insensiblemente en repulsión. No es la personalidad del amante lo que ha cambiado, sino la fascinación primera, que se transformó en espanto. En efecto, con la disminución de la atracción sexual, los viejos miedos, alimentados por la sombra, vuelven a la superficie. Se

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