Proceso constructivo de una pavimentacion
Cuentan que un turista japonés, tras ahorrar toda la vida para viajar a Roma, se pasó de estación al llegar a la ciudad eterna: no la había visto. O, más bien, por buscarle un punto perverso a esta anécdota apócrifa, lo único que vio fue el cielo azul en el óculo del Panteón. Les pasa a muchos: años y años soñando con acudir en peregrinación a Roma, y cuando llegan se dan cuenta de que el motivo real de su viaje no era otro que ver ese trozo recortado de firmamento. Como si la ciudad santa fuera en realidad un rosetón gigante de unos dos kilómetros alrededor de ese vacío que apenas tiene veinte metros de diámetro; como si el aire fuese lo único visible y la ciudad hubiera sido erigida con el único fin de celebrarlo. …ver más…
Si hay que saber ver, ayuda tener algún indicio sobre dónde al menos dirigir la mirada.
Y la palabra: Borromeo, Borromini, Bernini, Barroco, visible. La bilabial oclusiva sorda podría ser el símbolo fonético por excelencia del setecientos romano. Hay que saber ver, hay que decir b. B de bivalvo, por ejemplo, una de las muchas formas caprichosas que se podrían abstraer entre los repujados que cubren ad nauseam bóvedas y muros, un festival de abigarramiento morfológico que, claro, ya puso en práctica la naturaleza. La morfología trascendental, término atribuible a Goethe pero de uso antes y después de él, esa polivalencia de la naturaleza para que un número finito de formas dé de si una variedad casi infinita de maneras de manifestarse la vida, permitió que fueran elípticas tanto la hoja de aguacate, como la oreja de los búfalos, o la misma lágrima. Tanto el ojo como el mejillón: un espacio abisagrado que se abre muy poco para cerrarse inmediatamente y casi se diría que para siempre; un espacio bi-sagrado, doblemente sagrado. Bernini y Borromini, visible e invisible.
Dada la invisibilidad, el ver se acaba pareciendo mucho a una revelación, y sorprende el toparse con algo efectivamente visible. Tras el pecado original del Renacimiento —emitir juicios de valor sobre la realidad, pretender dominarla, atreverse a dudar de