Pasos Y Fiuguras Del Currulao

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EL CURRULAO
Alberto Londoño " en Corridos y Coplas (Cali 1963, pág. 330), que currulao es una "especie de buho pregonero de espantos y brujas". A esto le agregamos que al sur de Turbo existe un municipio llamado Currulao, además de un río que desemboca en el Golfo de Urabá y que también lleva este nombre. Origen: Sobre el origen del currulao, todos los folclorólogos están de acuerdo en que este ritmo procede del continente africano, siendo además una de las supervivencias mas representativas del desarrollo cultural de las concentraciones negras ubicadas en el litoral pacífico colombiano. Octavio Marulanda piensa que es la danza que más sintetiza las herencias Guillermo Abadía, en la revista Colombia Ilustrada No. 8. toma la siguiente
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La coreografía se plantea a base de círculos pequeños y los que a su vez configuran un ocho, con enfrentamientos en cuadrillas, avances y retrocesos, giros y abaniqueos de pañuelo. Guillermo Abadía M., opina que el currulao ha perdido algo de su violencia primitiva para aparecer como una armoniosa danza, original de su planimetría de avances y retrocesos ágiles de los danzarines, saltos y enfrentamientos en cuadrillas que lo hacen inconfundible, de una estereométria muy rica en valores plásticos, los ademanes

(tambores puede ir en figuraciones ternarias, lo cual es aceptable en el compás de 6/8 (Harry Davidson, Diccionario folclórico de Colombia, tomo II).

Octavio Marulanda considera que este ritmo presenta un carácter primitivo inconfundible, el coro generalmente está a cargo de las mujeres y se desarrolla utilizando versos reiterados en estribillo y fonemas sujetándose al proceso rítmico y dejando que la melodía del canto se dibuje sin relieve vocal. Dice además que el instrumento más importante es la marimba (idiófono de percusión) a cargo de la cual se realiza el acompañamiento semi-melódico a base de notas altas y un bordoneo muy particular.

esbeltos de hombres y mujeres, la seriedad ritual de los rostros y la gracia de las actitudes ayudadas en el juego de los giros por los pañuelos, le dan una fuerza o vigor plástico rotundo, semejante al que se observa en la cumbia. Enrique Pérez Arbeláez, Revista Colombiana de Folclor No. 3, Bogotá, 1954. pág. 99 dice:

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