Organismos que habitan en el cuerpo humano
Pocas personas tienen plena y permanente conciencia de que vivimos inmersos en un mar de microorganismos. Parásitos, bacterias, hongos y virus cohabitan en el planeta con todos los animales y plantas. Incluso nuestros cuerpos están poblados por dentro y por fuera de una variedad casi increíble de formas de vida microscópicas. Esta última característica es quizás lo que, salvo los microbiólogos o profesionales que tienen que ver con ellos diariamente, hace que a menudo olvidemos su existencia. Desde las primeras horas de la vida, el hombre y todos los animales son colonizados por microorganismos, y algunos de ellos vivirán en simbiosis permanente con su huésped en la piel, el tracto digestivo, las vías respiratorias …ver más…
Por otro lado, la energía en un sustrato orgánico se libera por oxidación y si el aceptor final del hidrógeno es el oxígeno, se trata entonces de un proceso de respiración y el microorganismo es aerobio, esto es, requiere del aire; cuando el aceptor de hidrógeno es otra sustancia, orgánica o inorgánica, los microorganismos son anaerobios y se produce una fermentación. Además, si los microorganismos precisan de factores de crecimiento, se llaman heterótrofos, y si pueden sintetizar tales factores se denominan autótrofos. Puede haber más clasificaciones en circunstancias más específicas, como es el caso de los capnéicos, que utilizan al dióxido de carbono (CO2) como fuente principal de energía. Lo importante es observar que hay tal diversidad de microorganismos que son muy pocos los lugares, medios y ecosistemas donde no puedan vivir y desarrollarse, por lo que están casi en todos lados.
Durante el crecimiento de las poblaciones microbianas suceden por lo general cuatro fases: la de latencia, que depende del estado fisiológico de los microorganismos; la exponencial, en la que la tasa de crecimiento es máxima; la estacionaria, donde el crecimiento disminuye, lo que se atribuye al agotamiento de nutrientes y a la posible producción de sustancias tóxicas, y, por último, la fase de declinación,