Oratoria
Concepto
La oratoria es el arte de hablar elocuentemente, de persuadir y mover el ánimo mediante la palabra. Timón, un antiguo autor griego, dijo que la elocuencia es la habilidad de conmover y convencer. Aquí usamos el término oratoria en su acepción y uso más amplio, no meramente el de hablar ante grandes auditorios, sino estableciéndolo como sinónimo de expresión oral de una persona.
• Arte de hablar con elocuencia para informar, convencer, persuadir y/o deleitar a un auditorio.
• Disciplina del género literario que se aplica en todos los procesos comunicativos hablados, tales como conferencias, charlas, sermones, exposiciones, narraciones, etc.
En todos los procesos de oralidad se aplica la oratoria y por lo …ver más…
Las tres partes básicas de un discurso
Introducción o Presentación
Desarrollo del tema
Conclusión (parte en que se "remacha" el objetivo y se lo deja perfectamente fijado).
Dramatizar lo que se comunica
Dramatizar algo es darle acción. Y eso puede hacerse de distintos modos. Se puede dramatizar mediante el uso de un diálogo, imaginario o real (con el público o un interlocutor). También haciendo una cita de alguna figura muy famosa, o efectuando una narración, o dando un ejemplo personal, mostrando un objeto, formulando una pregunta impresionante, o realizando una afirmación sorprendente...
La dramatización, como otros recursos, está dirigida a despertar la curiosidad del público. Características de la voz
• El tono: suave, duro, dulce, seco, autoritario, etc.
• La altura: grado entre agudo y grave. El primero suele asociarse con un estado de agitación o alteración, el segundo con climas de mesura y afecto.
• El ritmo: la velocidad con la que nos expresamos.
• El volumen: con él demostramos si permanecemos tranquilos y controlados o hemos perdido la serenidad.
• Evitar la monotonía. La inflexión inadecuada al comenzar o terminar una frase.
El modo de hablar
El modo de hablar incluye el tono, la enunciación, la pronunciación, el volumen y la corrección de las palabras que se usan. También influyen el aplomo con el que hablamos, el control que tenemos de nuestros ademanes, y el contacto ocular que mantenemos con