Obra De Teatro Nadie Puede Saberlo
NADIE
PUEDE SABERLO
PERSONAJES: domínguez (Periodista) gonzález (cristÓbal colon) gutiérrez (Doctor) señora gallinato rodríguez martínez
Una salita de recibo con muebles de mimbre y adornada con sobriedad. Al fondo: puerta a la izquierda, ventana a la derecha, ambas sobre una galería, con vista a un jardín.
Al levantarse el telón aparece Domínguez de pie, sombrero en mano, actitud de visitante. Es un hombrecito pequeño y feble, cuya inseguridad y timidez resaltan a simple vista. A poco entra Gutiérrez, muy culto, y cambian ambos una venia. gutiérrez. - ¿El señor Domínguez? domínguez. — Servidor de usted (se dan la mano). gutiérrez. - Soy el doctor Gutiérrez. ¿Ha esperado usted mucho? domínguez. — ¡Oh! …ver más…
gutiérrez. — Una señora. Si fuera gallina, no tendría gracia. (Pau-sa). domínguez (Confuso). — Doctor, no comprendo esto. gutiérrez. — Pues yo, como médico, tampoco acierto a explicárme-lo. Sólo hay una evidencia hasta ahora: la señora pone huevos. domínguez. — Esos huevos los sacará ella del gallinero, ¿no es cier-to? gutiérrez. — No, señor. Aquí no hay gallinero. domínguez. — Los huevos salen, entonces... gutiérrez. — ¡...! de adentro de la señora. (Silencio). domínguez. — Doctor, ¿usted lo cree? ¿Lo cree firmemente? gutiérrez. —Mientras no se pruebe que los huevos proceden de otra parte, la ciencia, en principio, debe admitir la posibilidad de que sea la señora quien los evacúa. domínguez. — Pero, permítame; no se ha examinado a la señora en el momento de... gutiérrez. - No, no ha sido posible. Es una señora muy digna, y por nada aceptaría que la sorprendiéramos en un trance como éste... No en balde se ha trastornado: su enfermedad invade el campo de la Biología, de la Patología y de la Avicultura. Si me lo permite, voy a hacérselo conocer en sus pormenores. domínguez. - ¡Desde luego, doctor! gutiérrez (Se pone de pie).-Empezaré por enseñarle el "Diario Intimo" de la señora, documento que le permitirá apreciar su ex-traña personalidad (confidencialmente). Este diario íntimo cayó en mis manos por una circunstancia fortuita, y lo conservo en mi archi.... Con su permiso. (Sale, dejando a Domínguez atontado). domínguez. — Una señora que pone