Mundo de sofia
Sofía Amundsen, joven de 15 años. Un día, tras llegar del instituto, recoge el correo y ve una carta dirigida a ella. En la carta solamente venía una pregunta: “¿Quién eres?”.
Más tarde, aparece otra carta igual en la que ponía: “¿De dónde viene el mundo?”.
Sofía no hace más que darle vueltas a la cabeza intentado buscar una respuesta para las preguntas, sin conseguir una solución.
Vuelve al buzón y ve una postal de cumpleaños que lleva sus señas, pero no va dirigida a ella, sino a una chica llamada Hilde Moller Knag.
¡Qué cosas tan extrañas le ocurren a Sofía!
EL SOMBRERO DE COPA
A la llegada del instituto, Sofía vuelve a casa y se dirige al buzón, esta vez encuentra, entre otras cartas, una para ella. En esta …ver más…
Sólo había que rechazar la idea de que hay un solo elemento del cual surgen todas las cosas. Empédocles decía que lo que une a las cosas es el amor y lo que las separa es el odio. Anaxágoras opinaba que las cosas estaban formadas por piececitas muy pequeñas, que ni siquiera podíamos ver. Con esto terminamos la carta.
Sofía se dio cuenta de que le gustaba la Filosofía porque no tenía que estudiarlo, sino pensarlo.
DEMÓCRITO
En la siguiente carta, el hombre le plantea otra pregunta y ella, como buena alumna, comenzó a pensar en la respuesta.
Al día siguiente descubrió otra carta, ésta comenzaba a hablarle de Demócrito. Quien decía que todas las cosas están formadas por unas piezas pequeñas a las que llamó “átomos”. Esos átomos no son todos iguales, tienen formas distintas para poder combinarse y formar infinitas cosas. Cuando los átomos se separan porque esa cosa ha muerto, se dispersan y vuelven a juntarse con otros para formar lago distinto.
En estos tiempos, la ciencia ha llegado a que los átomos están divididos en unas subpartículas más pequeñas denominadas protones, electrones y neutrones.
Sofía iba entendiendo lo que quería decir Demócrito y pensó que este había actuado de forma muy astuta (él sólo contaba con su inteligencia). Sofía también llegó a la conclusión de que Heráclito tenía razón cuando dijo que todo “fluye” porque los humanos, animales y plantas mueren; incluso una montaña se desintegra.
EL DESTINO
Sofía vio otra carta en la