“MARIA NUESTRA GRANDEZA” INTRODUCCION:
Nuestro pueblo tiene muy presente a la Virgen María, a la Madre de Dios, a la Inmaculada, a la Virgen bajo diversas advocaciones (Guadalupe, Carmen, Fátima …) a nuestra Madre, Sin pecado, Virgen pura, Reina, Señora…
Todo eso y más es la Virgen María. Esa es nuestra fe. Y hay que conservarlo.
Pero si nos quedamos sólo en esa Virgen María tenemos el peligro, y caemos en él:
De divinizar a María, hacer de ella "La cuarta persona de la Santísima Trinidad". La toman como diosa.
De convertirla en mediadora sí, pero sólo entre un Dios exigente y altivo, y el pueblo que sufre y espera el perdón. Cristo paga a un Dios "bravo" por nuestros pecados, y María nos protege e intercede ante ese Dios juez …ver más…

Por eso es que la veneramos; La veneración es debida siempre a la majestad de la virtud.
Honramos a nuestros padres, porque ostentan el rango de autoridad en el hogar; honramos a nuestros gobernantes, porque tienen el cetro del poder y honramos a los santos, porque llevan en su frente la aureola de la virtud heroica.
María lleva en su frente corona de grandeza y de poder, que constituyen toda dignidad real.
Pero mucho más sublime es la vocación de María: ella está llamada a ser la Madre de Dios, la Corredentora de la humanidad.

El Creador de todas las cosas hace participar a María de la eternidad divina. Es la Hija del Padre, la Madre del Verbo eterno y la Esposa del Espíritu Santo.

HUMILDAD DE MARIA:
Porque nos da a Jesucristo. Toda la grandeza de María se resume en aquella palabra del Evangelio.
En el maravilloso relato de la Anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen María nos muestra un rasgo importante de la humildad de María que tiene, además, consecuencias para nosotros.

Esa breve palabra contenida en la respuesta final de María al Arcángel. En la lectura espontánea del relato de san Lucas, se advierte esa humildad de María al aceptar sin reservas la mediación del Ángel. La Virgen no trata de eludir al enviado, ni pretende tener audiencia directamente con Dios lo cual hubiera sido orgullo y María es, por el contrario, la más humilde. Está contenta de hablar con un