María Julia y el arbol gallinero
Todavía duraban las vacaciones de verano y era una delicia levantarse temprano y sentir el aire frio de la mañana. Todos los días María Julia alimentaba a su mascota preferida la gallina negra, que vivía en un corral, en la parte de atrás de la casa, junto al cerro. La gallina por cierto se llamaba gallina por un problema de falta de imaginación.
Mientras gallinas picoteaba los granos de maíz, María Julia regaba sus lechugas con agua pura. Lo bueno era que creían rápido y eran fáciles de cuidar.
Hasta que un día gallina decidió empollar sus huevos, insistía en quedarse día y noche sentados sobre ellos. Pero María Julia sabía que jamás saldría pollitos de ahí, pues se necesitaba un gallo para que así …ver más…
Y Crick Crick crack reventó el segundo huevo y era un lindo plumi rojo. Pero quedaba uno que ni se movía, Gallina lo mira con impaciencia, cuando nacerá mi 3er hijo, se preguntaba. Hasta que a la mañana siguiente se levantó con tremendo CRACK! Era el pollito amarillo y era tan gordo que reventó el huevo por todos lados. Gallina quedo muy sorprendida que sus pollitos eran todos de diferente colores y estaba orgullosa de por fin ser madre.
Hasta que un día la mamá gallina, llevo a sus pollitos al techo de la casa, María Julia veía todo desde abajo y se preguntaba ¿Qué quiere hacer esta gallina loca? Pues le iba a dar una lección de vuelo a sus pollitos.
Primero lanzo al negrito, felizmente abrió las alas y aterrizó suavemente, luego lanzo al plumi rojo, del miedo se infló como bolita, felizmente aterrizó sin problemas. Pero el amarillo rechoncho se reusaba a ser aventado por Gallina, sin embargo fue aventado de un picotazo, de milagro no le paso nada. María Julia pensé que sin duda Gallina sabía lo que hacía. Y así pasaron los días el pollito volador y el plumi rojo aprendieron a volar, pero el amarillo rechoncho aun no. Hasta que un día el amarillo se aventó solito y Gallina y María Julia estaban orgullosas, pues los pollitos sabían volar.
Los pollitos crecían sanos y contentos con el maíz que María Julia se daba, pero un día cuando fue al corral, no los encontró, pues habían desaparecido. Los busco por todas